Vino a los suyos

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El vino a los suyos,
él a quien los sabios de oriente alabaron
él a quien los pastores glorificaron.

Él vino a los suyos,
él, que había nacido Judío,
él, que fue circuncidado como judío.

Él vino a los suyos,
al mismo lugar donde había jugado,
al mismo lugar donde había aprendido,
al mismo lugar donde había tabajado.
Él, él vino a los suyos,
pero los suyos no quisieron recibirlo.
De el, sí, de el volvieron sus ojos.

Fue así que se volvió de los suyos
y se dirigió a los que nadie quería.
Se acercó a leprosos y poseídos,
se acercó a desposeídos,
y tambien a los que sufrían
burlas y escarnios.

El, sí él los vio y ellos los vieron.
Porque, ¿quién más se acercaría tanto
al pecado como amor en sus ojos?

Sólo Dios.
Solo Dios.

El, él se acarcó a los ciegos que nada veían,
se acercó a los quebrados que solo el polvo veían,
y se acercó a los que nadie perdonaba y sólo veían
lo que los demás no los dejan olvidar.

Y a todos los ojos abrió,
y todos vieron lo que nunca imaginaron:
Dios, sí a Dios sonriendo.

Y él vendrá otra vez, este Jesús,
a la gente que nunca lo espera.
Y no lo reconocerán aquellos
que lo quieren hacer a su propia imágen.

Sí, él vendrá otra vez a aquellos dispuestos
a ser sorprendidos por su Salvador.


Título original: He came to his own, Iona Community, Escocia
Trad: Roberto Jordan, Argentina

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