Venid, caminemos en la luz
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Usualmente, cuando celebramos el cumpleaños de uno de nuestros hijos o hijas, lo hacemos colocando sobre un bonito pastel velitas en cantidad suficiente a los años que cumple el homenajeado. Eso mismo hicimos el domingo, 22 de Septiembre, 2002, para poner fin a la celebración del 27mo. Aniversario de la Iglesia del Nazareno de Aguas Buenas, Puerto Rico, en el cual nos congregamos para alabar y glorificar a Jesucristo, Señor y Salvador nuestro.
Las velitas sobre el pastel fueron encendidas y pedimos al Señor Jesús que Su luz fuese trasladada al corazón de todos los que nos visitan, para que redarguya en ellos el deseo de aceptarle, a los que no le conocen aún, y de continuar como el Señor de las vidas de los que ya estamos en El.
Ustedes, los que visitan este bendecido portal cibernético, también pueden “caminar en la luz de Cristo” desde este mismo momento, porque por alguna razón el Señor Jesucristo les ha traído a leer esta predicación que hice en aquel momento de celebración.
Créanme que les agradezco infinitamente su presencia. Confío en que nos gozaremos, ustedes y nosotros, con lo que Cristo ha puesto en nuestro corazón y que transmitimos a ustedes por medio de este mensaje.
¡Agradecemos a Cristo el haberle traído hasta aquí!
Palabra: Isaías 2:1-5
El profeta Isaías, cuyo nombre significa “Jehová es salvación” y según la tradición judía era noble, de sangre real, fue llamado a profetizar cuando era de solo 20 años de edad y profetizó por 60 años, durante los reinados de Uzías, Jotám, Acaz, Ezequías y, con toda probabilidad, Manasés. Era casado y a su esposa se le consideraba también como profetisa. Se menciona que tenía dos hijos, que llevaban nombres simbólicos: Sear-jasub (“Un remanente volverá”), y Maher-salal-hasbaz (“El despojo se apresura, la presa se precipita”).
Según la tradición judía, el profeta Isaías murió mártir. Se dice que fue perseguido por haber osado decir que había visto a Dios y comparado a Jerusalén con Sodoma y Gomorra, y huyendo se refugió dentro del tronco hueco de un cedro, y el rey Manasés ordenó aserrar el árbol y fue partido en dos.
Isaías era del reino de Judá, y profetiza en un periodo crítico de la historia de su país, denunciando también las infidelidades de su pueblo. Ve en estas infidelidades la causa básica de las desventuras que cayeron sobre el reino del norte de Israel. El profeta reprocha a su pueblo su superstición, su formalismo, su idolatría, su crueldad, su inmoralidad y su codicia.
Su mensaje, como habrán podido notar, se hace realidad actual, como reproche a las actitudes de una gran porción de los pueblos de hoy que aún viven alejados de Jesucristo.
Pero el mensaje de Isaías no es todo de reproches también tiene una nota de esperanza y anuncia el retorno del pueblo de Israel del cautiverio, así como la liberación y restauración por medio del “Siervo de Jehová”. Este vendría no solo para socorrer a Israel, sino para dar a todos los pueblos de la Tierra su Espíritu de Paz, de Justicia y de Salvación.
Si estas convencido de que ese Siervo de Jehová, Jesucristo, vino y aún vive, ¡alábale!”
El mensaje de reproche contenido en el libro del profeta Isaías se hace realidad y podemos aplicarlo a lo que se vive en el mundo de hoy. Pero, ¡alabe a Cristo¡, porque también está vigente hoy el mensaje de esperanza que nos lega el profeta sobre la salvación, perdón y justicia de Dios para los que sufren y viven alejados de El si se humillaren y acepten a su Hijo Jesucristo como Señor de sus vidas.
v2 - “Acontecerá en lo postrero de los tiempos...”
1 - Este es el tiempo...
El Espíritu Santo es quien te ha guiado hasta esta “casa de Jehová”, donde podrás encontrar tu paz, tu justicia y tu salvación. No desperdicies esta oportunidad. Sube al tren de la salvación que Jesús hace pasar delante de ti.
v3 - Subiste al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob.
2 - Este es el tiempo...
Te digo que has llegado hasta aqí, porque el Señor quiere mostrarte Su Reino, donde habita la piedra angular de tu salvación, que es Jesucristo. Esta es también “la casa del Dios del Jacob”, que Jesús desea que también sea tu casa. Por eso has subido hasta aquí.
v3b –El te enseñará sus caminos, y a caminar por sus sendas.
3 - Este es el tiempo...
El Señor te dice que estas en el lugar apropiado y en el camino correcto. Desde este monte, donde ubica la casa del Dios de Jacob, de Abraham, de Elías, de Pedro, de Esteban, de Pablo, el “Siervo de Jehová” que el profeta dijo que salvaría Israel, el pueblo escogido de Dios, está salvando al Israel de hoy, a su Iglesia, que componen los que han reconocido el señorío de Jesucristo en sus vidas.
Permite que El te enseñe sus caminos. Apréstate a caminar por sus sendas. Son caminos frescos, son sendas seguras, sin piedras de tropiezo porque El se asegurará de que no tropieces. Y si por alguna razón tropezaras y cayeras, El estará ahí para levantarte, con sus únicas y poderosas manos.
v4 – El juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos.
4 – Este es el tiempo...
Aprovecha para humillarte delante de Jesús, arrepentido de tu pecado, de tus iniquidades, de haber caminado de espaldas a El. Cambia de rumbo, camina hacia El y permite que guíe hacia ese Dios de Jacob, nuestro bueno y misericordioso Padre, quien te justificará, redimirá y adoptará. Serás regenerado... serás una nueva criatura.
Te encaminará hacia la santificación y entrada del Espíritu Santo a tu corazón.
¡Serás una nueva criatura en Cristo!
v4b – Y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 – Este es el tiempo...
El texto dice que sus espadas se convertirán en arado, yo te digo que dejarás esa arma por una espada mejor y más efectiva, la Biblia y la hoz, que corta, por algo aun más contante, la Palabra de Dios.
Se acabarán tus guerras internas, aunque no necesariamente tus problemas. Podrás hacer la guerra a las angustias y dificultades, porque por causa de la presencia de Jesucristo, y por oir y vivir su Palabra, habrá paz en tu corazón.
Ya no aborrecerás a nadie, ni siquiera a tu enemigo. El cambio se hará notorio, para gloria y testimonio de aquel que hizo esa obra en ti: Jesucristo, nuestro Señor.
¡Sigue alabándole, porque El Vive!
v5 – Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
6 – Este es el tiempo...
Job dijo que Jehová le guardaba: “Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lampara, a cuya luz yo caminaba en la obscuridad” (Job 29:3).
Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida nadie viene al Padre, sino por mi” (Juan 14:6).
También dijo: “Yo soy la luz del mundo el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Conclusión
Dios le trajo a usted a este lugar con un propósito: estudiar y escuchar Su Palabra. Su mensaje es claro.
Aquella Palabra del profeta Isaías al pueblo de Israel se hace realidad en tu vida y mi vida de hoy. Esa Palabra no ha pasado de moda y está vigente. Solamente falta que la hagas parte de tu vida.
El ha levantado Su Casa en muchos montes, para que se proclame Su Palabra. El te dice que camines a la luz de Jehová, que es Jesucristo.
Yo te pregunto en este momento: ¿Estás dispuesto a aceptar a Jesucristo como tu único Señor y Salvador?
Amigo, no hay razón para seguir caminando en la obscuridad ven a la luz brillante de Jehová, que es su Hijo Jesucristo. Levántate y reconócele como el Señor de tu vida. Permíte que te alumbre el camino con su luz admirable. Podrás ver las piedras y esquivarlas, podrás ver lo que hay más adelante en ese camino y enfrentar el porvenir con las armas que El te proporciona: La Biblia y Su Palabra evangelizadora.
Las velitas sobre el pastel fueron encendidas y pedimos al Señor Jesús que Su luz fuese trasladada al corazón de todos los que nos visitan, para que redarguya en ellos el deseo de aceptarle, a los que no le conocen aún, y de continuar como el Señor de las vidas de los que ya estamos en El.
Ustedes, los que visitan este bendecido portal cibernético, también pueden “caminar en la luz de Cristo” desde este mismo momento, porque por alguna razón el Señor Jesucristo les ha traído a leer esta predicación que hice en aquel momento de celebración.
Créanme que les agradezco infinitamente su presencia. Confío en que nos gozaremos, ustedes y nosotros, con lo que Cristo ha puesto en nuestro corazón y que transmitimos a ustedes por medio de este mensaje.
¡Agradecemos a Cristo el haberle traído hasta aquí!
Palabra: Isaías 2:1-5
El profeta Isaías, cuyo nombre significa “Jehová es salvación” y según la tradición judía era noble, de sangre real, fue llamado a profetizar cuando era de solo 20 años de edad y profetizó por 60 años, durante los reinados de Uzías, Jotám, Acaz, Ezequías y, con toda probabilidad, Manasés. Era casado y a su esposa se le consideraba también como profetisa. Se menciona que tenía dos hijos, que llevaban nombres simbólicos: Sear-jasub (“Un remanente volverá”), y Maher-salal-hasbaz (“El despojo se apresura, la presa se precipita”).
Según la tradición judía, el profeta Isaías murió mártir. Se dice que fue perseguido por haber osado decir que había visto a Dios y comparado a Jerusalén con Sodoma y Gomorra, y huyendo se refugió dentro del tronco hueco de un cedro, y el rey Manasés ordenó aserrar el árbol y fue partido en dos.
Isaías era del reino de Judá, y profetiza en un periodo crítico de la historia de su país, denunciando también las infidelidades de su pueblo. Ve en estas infidelidades la causa básica de las desventuras que cayeron sobre el reino del norte de Israel. El profeta reprocha a su pueblo su superstición, su formalismo, su idolatría, su crueldad, su inmoralidad y su codicia.
Su mensaje, como habrán podido notar, se hace realidad actual, como reproche a las actitudes de una gran porción de los pueblos de hoy que aún viven alejados de Jesucristo.
Pero el mensaje de Isaías no es todo de reproches también tiene una nota de esperanza y anuncia el retorno del pueblo de Israel del cautiverio, así como la liberación y restauración por medio del “Siervo de Jehová”. Este vendría no solo para socorrer a Israel, sino para dar a todos los pueblos de la Tierra su Espíritu de Paz, de Justicia y de Salvación.
Si estas convencido de que ese Siervo de Jehová, Jesucristo, vino y aún vive, ¡alábale!”
El mensaje de reproche contenido en el libro del profeta Isaías se hace realidad y podemos aplicarlo a lo que se vive en el mundo de hoy. Pero, ¡alabe a Cristo¡, porque también está vigente hoy el mensaje de esperanza que nos lega el profeta sobre la salvación, perdón y justicia de Dios para los que sufren y viven alejados de El si se humillaren y acepten a su Hijo Jesucristo como Señor de sus vidas.
v2 - “Acontecerá en lo postrero de los tiempos...”
1 - Este es el tiempo...
El Espíritu Santo es quien te ha guiado hasta esta “casa de Jehová”, donde podrás encontrar tu paz, tu justicia y tu salvación. No desperdicies esta oportunidad. Sube al tren de la salvación que Jesús hace pasar delante de ti.
v3 - Subiste al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob.
2 - Este es el tiempo...
Te digo que has llegado hasta aqí, porque el Señor quiere mostrarte Su Reino, donde habita la piedra angular de tu salvación, que es Jesucristo. Esta es también “la casa del Dios del Jacob”, que Jesús desea que también sea tu casa. Por eso has subido hasta aquí.
v3b –El te enseñará sus caminos, y a caminar por sus sendas.
3 - Este es el tiempo...
El Señor te dice que estas en el lugar apropiado y en el camino correcto. Desde este monte, donde ubica la casa del Dios de Jacob, de Abraham, de Elías, de Pedro, de Esteban, de Pablo, el “Siervo de Jehová” que el profeta dijo que salvaría Israel, el pueblo escogido de Dios, está salvando al Israel de hoy, a su Iglesia, que componen los que han reconocido el señorío de Jesucristo en sus vidas.
Permite que El te enseñe sus caminos. Apréstate a caminar por sus sendas. Son caminos frescos, son sendas seguras, sin piedras de tropiezo porque El se asegurará de que no tropieces. Y si por alguna razón tropezaras y cayeras, El estará ahí para levantarte, con sus únicas y poderosas manos.
v4 – El juzgará entre las naciones y reprenderá a muchos pueblos.
4 – Este es el tiempo...
Aprovecha para humillarte delante de Jesús, arrepentido de tu pecado, de tus iniquidades, de haber caminado de espaldas a El. Cambia de rumbo, camina hacia El y permite que guíe hacia ese Dios de Jacob, nuestro bueno y misericordioso Padre, quien te justificará, redimirá y adoptará. Serás regenerado... serás una nueva criatura.
Te encaminará hacia la santificación y entrada del Espíritu Santo a tu corazón.
¡Serás una nueva criatura en Cristo!
v4b – Y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.
5 – Este es el tiempo...
El texto dice que sus espadas se convertirán en arado, yo te digo que dejarás esa arma por una espada mejor y más efectiva, la Biblia y la hoz, que corta, por algo aun más contante, la Palabra de Dios.
Se acabarán tus guerras internas, aunque no necesariamente tus problemas. Podrás hacer la guerra a las angustias y dificultades, porque por causa de la presencia de Jesucristo, y por oir y vivir su Palabra, habrá paz en tu corazón.
Ya no aborrecerás a nadie, ni siquiera a tu enemigo. El cambio se hará notorio, para gloria y testimonio de aquel que hizo esa obra en ti: Jesucristo, nuestro Señor.
¡Sigue alabándole, porque El Vive!
v5 – Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
6 – Este es el tiempo...
Job dijo que Jehová le guardaba: “Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lampara, a cuya luz yo caminaba en la obscuridad” (Job 29:3).
Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad y la vida nadie viene al Padre, sino por mi” (Juan 14:6).
También dijo: “Yo soy la luz del mundo el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
Conclusión
Dios le trajo a usted a este lugar con un propósito: estudiar y escuchar Su Palabra. Su mensaje es claro.
Aquella Palabra del profeta Isaías al pueblo de Israel se hace realidad en tu vida y mi vida de hoy. Esa Palabra no ha pasado de moda y está vigente. Solamente falta que la hagas parte de tu vida.
El ha levantado Su Casa en muchos montes, para que se proclame Su Palabra. El te dice que camines a la luz de Jehová, que es Jesucristo.
Yo te pregunto en este momento: ¿Estás dispuesto a aceptar a Jesucristo como tu único Señor y Salvador?
Amigo, no hay razón para seguir caminando en la obscuridad ven a la luz brillante de Jehová, que es su Hijo Jesucristo. Levántate y reconócele como el Señor de tu vida. Permíte que te alumbre el camino con su luz admirable. Podrás ver las piedras y esquivarlas, podrás ver lo que hay más adelante en ese camino y enfrentar el porvenir con las armas que El te proporciona: La Biblia y Su Palabra evangelizadora.