Ven, Espíritu de Dios

0
Ven, Espíritu de Dios,
con tu mirada de fuego
o la frescura de tu aliento suave.
Ven en el viento o en la brisa,
tráenos el más puro perfume,
el precioso aroma de tu presencia.
Ven, Espíritu de Dios,
vestida de libertad,
de la mano de la justicia,
acompañando a la vida,
a recrear la fe de los que esperan,
de los que sueñan, de los que luchan.
Ven, Espíritu de Dios,
regálanos tu cálida compañía,
para que la soledad y el miedo
no nos angustien,
y para que las noches
no sean tan largas.
Ven, y condúcenosa la verdad que nace
del encuentro, del diálogo,
del respeto, de la tolerancia,
del perdón dado y recibido,
de un mismo compromiso
con la vida plena de Jesús.
Ven, Espíritu de Dios,
y sopla, nunca dejes de soplar,
renovándolo todo a tu paso,
marcando rumbos,
señalando horizontes,
anunciando nuevos tiempos,
siempre mirando adelante,
con la fuerza de tu eterna memoria.
Ven, Espíritu de Dios,
enséñanos a hablar las lenguas
que nos acerquen a los que necesitan,
a los que buscan, a los que sufren.
Y danos gestos solidarios
que confirmen los dichos de nuestra boca.
Ven y quédate con nosotros,
cada día, por siempre,
hasta que hagamos de esta tierra
el cielo que Dios quiere,
hasta que los ancianos anuncien
que se acabaron las lágrimas
y los pobres nos digan
que el pan ya es cotidiano
y los niños nos cuenten
que murió la muerte
y todos bailemos
con la música del Reino.
Ven, Espíritu de Dios,
con tu alma de mujer *,
con tu cariño de madre,
con tu pasión de esposa,
ruah, pneuma, paloma,
caricia de paz.
Ven, Espíritu de Dios,
y dínos que el Padre nos ama
y que quieres vivir en nosotros.
Ven, Espíritu de Dios,
tráenos el más puro perfume,
el precioso aroma de tu presencia.

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.