Vaso de Barro

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A veces, Señor, soy tan de tierra,
que desearía que esta carne mía
se deshiciera,
para dejar salir limpio del alma
este Amor inmenso
que aquí se encierra
y hasta ti elevarlo,
cual si fuese esencia
del lirio más blanco.

A veces, Señor, me da hasta vergüenza
saberme tan fango
que sólo quisiera romperme en pedazos
para al fin brindarte
desgarrada en llanto
este Amor que brota
igual que un torrente.

A veces, Señor, mi alma se siente
ansiosa de amarte,
vertiendo en tus plantas este llanto dulce,
cual bálsamo oliente a rosas y nardos,
y entonces saberme
transformada en frasco de puro perfume,
y dárteme entera,
rompiendo esta cárcel
de carne y de barro
que enturbia la esencia
de este Amor tan santo.

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