Una visión eclesiológica del misterio pascual (1 Corintios 5: 6-8)
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INTRODUCCION
El concepto de limpieza del apóstol en el versículo 7, y sus razones alusivas a Cristo como cordero pascual y la forma en que ha de ser celebrado este magno acontecimiento; en contraste con la jactancia y justicia propia que tenía a su juicio la Iglesia en Corinto, establecen el punto central del argumento y razones para el cambio de actitud que el apóstol pretende conseguir con su discurso en la Iglesia de Corinto; contenido que en los capítulos anteriores hace relación en general como clave de interpretación, a los conceptos falsos del Ministerio, cap. 1:12-17; 3:4-7 y 21-22; 4:6-7.
Esta exhortación del apóstol se centra, luego de haber tratado anteriormente con la Iglesia sobre la necesidad de purificarse de las divisiones parciales, del culto a los hombres, y de glorificarse en la sabiduría mundana (cap. 1:10-31); de aclararles respecto a su ministerio que no intentaba mostrar ninguna sabiduría humana, sino simplemente declarar la sabiduría de Dios en un mensaje que le fue revelado por el Espíritu Santo (cap. 2:1-16); de aclararles que la lucha entre los líderes es característica de inmadurez y carnalidad (cap. 3:1-8); de establecer la forma en que deben ser vistos los ministros (cap. 3 - 4:21); de las exhortaciones a deshacer la inmoralidad y los pleitos, recordándoles que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que por lo tanto deben purificarse de toda sensualidad (cap. 5:1 – 6:20).
Posteriormente a estos versículos centrales, el apóstol habla sobre la santidad del matrimonio (cap. 7:1-40); de la necesidad de sacrificar ciertos derechos y privilegios por el bien de los demás (cap. 8:1-13) y de la forma en que él haciendo lo anterior ha ganado almas para Cristo (cap. 9:1-27); del hecho histórico de la infidelidad de Israel como ejemplo a la Iglesia (cap.10:1-15); del concepto de separación de lo mundano que implica la comunión en la cena del Señor (cap. 10:16-21); del cuidado respecto a las comidas y bebidas, de la forma de vestir y de los desórdenes acerca de la cena del Señor y su observancia (cap. 10:23 – 11:34).
Desde esta perspectiva de la realidad de la Iglesia de Corinto y de la preocupación pastoral del Apóstol, trataré de justificar el título de esta predicación, para lo cual antes de mi discurso, se hace necesario considerar el contexto histórico de la carta.
CONTEXTO HISTORICO
La iglesia de Corinto fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero. Esta se había contaminado con los males que la rodeaban convirtiéndose en una ciudad licenciosa.
Corinto era una ciudad y puerto comercial, capital de la provincia romana de Acaya (Grecia) distinguida por una clase dominante (burguesía, comerciantes) y por una clase dominada que eran las gentes pobres e incultas, trabajadores del puerto, talleres de cerámica, servicio doméstico etc.
Como ciudad portuaria, era sitio de confluencia de muchas culturas y costumbres, a donde llega Pablo como un obrero judío en busca de trabajo, y lo encuentra en el taller de Aquila y Prisca (Hch.18:1 S); esto para poder sostenerse y llevar a cabo su obra evangelística, a la cual puede dedicarse más de lleno luego de la ayuda de los de Macedonia predicando más asiduamente en la sinagoga (Hch. 18:7).
Los griegos, orgullosos de su cultura de su conocimiento y filosofía, eran amantes de la oratoria, pero al mismo tiempo eran muy inmorales. Algunos Judíos cultos influenciados por el Helenismo, igual que algunos cristianos griegos, profesaron a Apolos gran admiración por su cultura, oratoria y persuasión. Este hecho llevó a hacer comparaciones entre él y otros lideres religiosos especialmente al descrédito de Pablo, cuya apariencia física parece no haber sido impresionante (2 Cor 10:10); ya que la cultura Helénica rendía culto a la belleza.
La mayoría de los hermanos provenían de una situación de marginación y depresión económica; siendo el nivel cultural y moral en algunos muy bajo. Esto junto a lo anterior es la clave de las divisiones en la Iglesia (1 Cor. 11:13). El deseo de Pablo era el de purificar a la Iglesia de fracciones espirituales e inmoralidad, lo cual fundamenta la escritura de la Carta.
MENSAJE
Para Pablo que era un Judío de la diáspora helenística, cuya vida como fariseo estaba profundamente marcada por la Torá, toda vez que siempre fue su anhelo vivirla y anunciarla preparando así el cosmos circundante para la llegada del Mesías; el encuentro con Jesús de Nazareth, constituyó un cambio y compromiso personal que lo hacían deudor del mundo en cuanto a su misión evangelizadora.
Su formación y dedicación junto con su carácter, determinaron su accionar apostólico, y su visión pastoral, desde el marco de una vida de oración y meditación ajustada a la ética y presupuestos del mensaje del evangelio de Jesús. Esto con toda razón nos permite afirmar que para él el concepto de la pascua contenida en la forma de comida y el carácter redentor de la sangre; podrían no solamente expresarse como la fiesta que celebra el paso del Señor a través de las casas señaladas allá en Egipto, sino también como un golpe definitivo al yugo del opresor: la muerte de sus primogénitos (Ex. 12:29-32). La fuerza redentora de la Sangre del Cordero garantiza el futuro de Israel al redimir a sus primogénitos. Es un rito de VIDA – RESURRECCION. El Cordero Pascual es typos – imagen de Cristo (Cf. 1 Cor 5:7). “Su sangre nos ha redimido”.
Precisamente ese significado de la pascua ha podido contribuir ha que se haya fundido esa fiesta con la de los ácimos (Cf. Ex. 15:20) que en calendarios más antiguos aparece como independiente (Cf. Ex. 23:15; 34:18). Sin duda que en el contexto de Exodo la prisa justifica LA AUSENCIA DE LEVADURA, pero sobre todo al unir la fiesta de la pascua con la de los ácimos, “Israel profundiza su significado: hay que enterrar lo caduco y esclavizador, y renacer como hijos del Dios de la libertad”.
Los oprimidos celebran la fiesta de la pascua poniendo en manos de Dios su existencia. Así indican que la libertad no es solo una conquista, sino un don de GRACIA que debe recibirse en forma gratuita. Por eso, reunidos en casa celebran ya la libertad, mientras perecen los primogénitos de Egipto. Así por el culto, o en términos modernos por la liturgia, Israel va fraguando su identidad como pueblo.
Parece ser que este pensamiento motiva al apóstol a considerar que la Iglesia de Corinto debía reflexionar sobre su situación de pérdida de identidad y de su esclavitud al pecado de la jactancia cuando les recuerda que un poco de levadura descompone toda la masa. Y los invita a purificarse de la vieja levadura para ser (como en los ácimos) “nueva masa”, porque “nuestra pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”; y a celebrar esa fiesta no con levadura de malicia y de maldad sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Y es que de verdad en la visión pastoral del apóstol se hacía necesario hacer esta invitación, toda vez que el triunfo de Cristo en la Cruz, producía en ellos cierta jactancia que se expresaba en un sobredimensionado concepto de la “nueva creación” del capítulo 1º versículos 26-31; Debido al humanismo helénico potenciado por la influencia judía en la doctrina Cristiana, expresada por los hermanos de pensamiento griego. Aquí, la miseria de los pobres se convierte en el elemento a partir del cuál se crea el ser de la justicia y de la liberación.
Lejos del concepto de liberación del pecado que enseña el Apóstol, aquí se alude a la sabiduría de la carne. Sabiduría que aprovecha la libertad para vivir para sí y para lo suyo; creando caos y perversión en el ejercicio del poder político y una mala concepción acerca de la posición social o de nobleza y de buena familia que se posea. Todo esto a partir de la perversión de la doctrina Cristiana, y de una mala y deforme concepción y uso de los dones del Espíritu Santo. De allí todas las dificultades que presenta esta Iglesia.
El texto del capítulo 1 del 26-31 implica a los educados, los influyentes y los nobles, como contraposición a los hermanos del proletariado, esclavos y jornaleros, que no tienen cultura, ni poder, ni puesto en la sociedad. En todo caso la diferencia rico-pobre está en la base de la diferencia libre-esclavo. Y la comunidad se haya compuesta sobre todo de estos últimos.
La manifestación más palpable de las dificultades en la fraternidad de Corinto es la creación de grupos que amenazan la “unidad”. “ ...hay entre vosotros discordias” (1 Cor 1:11-ss); “divisiones” (1 Cor 11:18-ss). Las tensiones tienen al parecer caracteres diferentes. En este caso se trata de las tensiones entre los que tienen más y los esclavos más pobres... “ ¿ O menospreciáis la Iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ( ver 22)” ... Las barreras sociales no se habían roto en torno a la mesa, o dicho en nuestros términos en torno al altar, que hoy igual que ayer simboliza el sacrificio pascual.
Pero además tal vez implicadas con estas, hay otras tensiones que nacen de la vinculación de los hermanos a un determinado líder, en este caso apóstol: los de Pedro son partidarios de acentuar la vinculación a Israel; otros, los de Pablo son partidarios de su predicación de Jesucristo a los pobres; y los de Apolo subrayan los rasgos de la sabiduría Helenística. Frente a lo cual el apóstol no emprende un diálogo con cada grupo, sino que establece una reflexión para la comunidad entera. La situación empeora con la tensión producida por las posiciones judaizantes con la llegada de nuevos “misioneros” (2 Cor 3:1; 10:12-18).
En síntesis, pronto se produce una simbiosis, que no es ni más ni menos que el mensaje judío y cristiano asumido instrumentalmente por el humanismo helenístico, donde lo que importa es la realización autónoma del hombre. Este concepto de liberación no edifica la unidad de la Koinonía en Cristo, más bien significa una reducción inmanente a la plenitud humana de la fuerza de nueva creación contenida en el Evangelio. Pablo se ve ahora obligado a dialogar con esta Iglesia en un proceso difícil de conmoción y de rebeldía.
Frente a este panorama, no resulta difícil establecer la importancia de la propuesta del Apóstol en cuanto a considerar a Cristo Jesús nuestra pascua, como elemento liberador de la pérdida de identidad Cristiana, del pecado de jactancia en el corazón del hombre, y de toda pretensión de hacer de la religión una excusa para sus propósitos particulares.
Tampoco se dificulta determinar que la experiencia de la Iglesia de Corinto se constituye para nosotros en fiel retrato del estado de cosas en nuestras Iglesias de hoy, que en el afán de libertad propuesto por la reforma han desechado las tradiciones litúrgicas y por ende lo que estas representan para la fe y la espiritualidad Cristiana; a diferencia de los inicios de Israel que encontró en la celebración del culto de la pascua el inicio de su identidad como pueblo.
Sería bueno establecer dentro del modelo tan informal de la actividad cúltica de varias Iglesias si el concepto apostólico de la gracia a través del cordero pascual, se establece de tal manera que se constituye en materia determinante de reflexión frente a la progresiva pérdida de valores éticos y de identidad Cristiana de nuestras comunidades; y, si los líderes actuales al igual que Pablo proponen esta reflexión como punto de partida para una nueva vivencia de nuestro cristianismo, que nos invite a purificarnos y limpiarnos del pecado y celebrar a Cristo nuestra pascua en la libertad de nos otorga la obra de la Cruz.
APLICACIÓN
Luego de la experiencia de la pascua, Israel inicia su Exodo a través del desierto. Experiencia que se lleva a cabo en el contexto de liberación en que esta se llevó a cabo, y que hoy debe ser reflexionado por nosotros en nuestra vivencia eclesial y comunitaria.
Hagámoslo ahora delante de Dios.
Oremos:
Padre: todo el planeta en transe de globalización sale del siglo XX y entra al nuevo siglo en un éxodo de cambios acelerados y profundos que llevan a la humanidad a un destino desconocido, sin un liderazgo visible; sin un Moisés al frente... en definitiva, ¿no vivimos todos los humanos, de una u otra forma, un éxodo interior o exterior (personal, social, psicológico, religioso o cristiano) buscando liberación? Ayúdanos a comprender en el lugar donde vivimos, los procesos de cambio en la sociedad, y que situaciones reales de éxodo humano se pueden percibir. ¿Qué papel juegas tú y la fe en la obra de Cristo en los éxodos de hoy?
Muéstranos por favor si son liberadores los éxodos y procesos actuales de nuestra sociedad, de nuestra Iglesia y de sus miembros en los diversos estadios de su vida, con sus carismas y ministerios... ¿Qué cercanía y que presencia está teniendo tu Iglesia en estos procesos de los pueblos de la tierra?, ¿Qué iluminación y acompañamiento estamos haciendo tus ministros, a fin de que estos procesos sean de liberación y no de opresión y muerte?. Ayúdanos a comprender como lo hizo Pablo, el momento histórico y circunstancias particulares de la Iglesia; y el énfasis del sentido de la pascua en el pueblo Hebreo: Su liberación, y su establecimiento como “MEMORIAL” a todas sus generaciones.
Amado Dios: frente a la sangre que fue “señal liberadora” del pueblo, hoy vemos tanta sangre derramada que no trae liberación a nadie... ¿Dónde están los cánticos de liberación? Y ¿Qué liberaciones y victoria cantan?...
Hoy nuestras comunidades entonan el cántico de la liberación del mercado, la victoria triunfal del mercantilismo neoliberal sobre otras ideologías y las victorias del propio partido político o del equipo local de fútbol... ¿Representa eso la victoria de la vida común solidaria, y la libertad digna de los ciudadanos, comunidades y culturas que propone el mensaje de tu Evangelio?.
Enséñanos por favor a vivir nuestro éxodo liberador como personas y como comunidad como pueblo eclesial y pueblo social. “ Gracias” porque sabemos que eres soberano; que aún tomas la iniciativa y la llevas a cabo a través de mediaciones históricas, y que también hoy quieres liberar a los miembros de tu pueblo. Enséñanos a cantar y a danzar como liberados en la pascua de resurrección celebrada por Cristo Jesús, en la que encontramos no solo nuestra libertad sino una nueva vida.
Enséñanos a hacer de nuestra vida un “MEMORIAL” de la pascua de nuestro Señor Jesucristo en nuestro mundo, con mucha marcha y con mucho ritmo interior y exterior de “celebración”.
Padre: el desierto de nuestro corazón y la vida cotidiana ponen a prueba nuestra fe. Enséñanos a entender que la fe no es el poder de no dudar, sino la fuerza de sobre llevar la duda con amorosa esperanza, y a transformar nuestras dudas invirtiendo esta pregunta: ¿Si está Dios con nosotros? y formularla de esta manera: ¿Si estamos nosotros con Dios?. Personalizar esta pregunta existencial es una manera delicada de dar por supuesta nuestra felicidad y eso es la fe: confiar en tu fidelidad, en tu amor, en tu libertad... AMEN.
El concepto de limpieza del apóstol en el versículo 7, y sus razones alusivas a Cristo como cordero pascual y la forma en que ha de ser celebrado este magno acontecimiento; en contraste con la jactancia y justicia propia que tenía a su juicio la Iglesia en Corinto, establecen el punto central del argumento y razones para el cambio de actitud que el apóstol pretende conseguir con su discurso en la Iglesia de Corinto; contenido que en los capítulos anteriores hace relación en general como clave de interpretación, a los conceptos falsos del Ministerio, cap. 1:12-17; 3:4-7 y 21-22; 4:6-7.
Esta exhortación del apóstol se centra, luego de haber tratado anteriormente con la Iglesia sobre la necesidad de purificarse de las divisiones parciales, del culto a los hombres, y de glorificarse en la sabiduría mundana (cap. 1:10-31); de aclararles respecto a su ministerio que no intentaba mostrar ninguna sabiduría humana, sino simplemente declarar la sabiduría de Dios en un mensaje que le fue revelado por el Espíritu Santo (cap. 2:1-16); de aclararles que la lucha entre los líderes es característica de inmadurez y carnalidad (cap. 3:1-8); de establecer la forma en que deben ser vistos los ministros (cap. 3 - 4:21); de las exhortaciones a deshacer la inmoralidad y los pleitos, recordándoles que el cuerpo es templo del Espíritu Santo, y que por lo tanto deben purificarse de toda sensualidad (cap. 5:1 – 6:20).
Posteriormente a estos versículos centrales, el apóstol habla sobre la santidad del matrimonio (cap. 7:1-40); de la necesidad de sacrificar ciertos derechos y privilegios por el bien de los demás (cap. 8:1-13) y de la forma en que él haciendo lo anterior ha ganado almas para Cristo (cap. 9:1-27); del hecho histórico de la infidelidad de Israel como ejemplo a la Iglesia (cap.10:1-15); del concepto de separación de lo mundano que implica la comunión en la cena del Señor (cap. 10:16-21); del cuidado respecto a las comidas y bebidas, de la forma de vestir y de los desórdenes acerca de la cena del Señor y su observancia (cap. 10:23 – 11:34).
Desde esta perspectiva de la realidad de la Iglesia de Corinto y de la preocupación pastoral del Apóstol, trataré de justificar el título de esta predicación, para lo cual antes de mi discurso, se hace necesario considerar el contexto histórico de la carta.
CONTEXTO HISTORICO
La iglesia de Corinto fue fundada por Pablo en su segundo viaje misionero. Esta se había contaminado con los males que la rodeaban convirtiéndose en una ciudad licenciosa.
Corinto era una ciudad y puerto comercial, capital de la provincia romana de Acaya (Grecia) distinguida por una clase dominante (burguesía, comerciantes) y por una clase dominada que eran las gentes pobres e incultas, trabajadores del puerto, talleres de cerámica, servicio doméstico etc.
Como ciudad portuaria, era sitio de confluencia de muchas culturas y costumbres, a donde llega Pablo como un obrero judío en busca de trabajo, y lo encuentra en el taller de Aquila y Prisca (Hch.18:1 S); esto para poder sostenerse y llevar a cabo su obra evangelística, a la cual puede dedicarse más de lleno luego de la ayuda de los de Macedonia predicando más asiduamente en la sinagoga (Hch. 18:7).
Los griegos, orgullosos de su cultura de su conocimiento y filosofía, eran amantes de la oratoria, pero al mismo tiempo eran muy inmorales. Algunos Judíos cultos influenciados por el Helenismo, igual que algunos cristianos griegos, profesaron a Apolos gran admiración por su cultura, oratoria y persuasión. Este hecho llevó a hacer comparaciones entre él y otros lideres religiosos especialmente al descrédito de Pablo, cuya apariencia física parece no haber sido impresionante (2 Cor 10:10); ya que la cultura Helénica rendía culto a la belleza.
La mayoría de los hermanos provenían de una situación de marginación y depresión económica; siendo el nivel cultural y moral en algunos muy bajo. Esto junto a lo anterior es la clave de las divisiones en la Iglesia (1 Cor. 11:13). El deseo de Pablo era el de purificar a la Iglesia de fracciones espirituales e inmoralidad, lo cual fundamenta la escritura de la Carta.
MENSAJE
Para Pablo que era un Judío de la diáspora helenística, cuya vida como fariseo estaba profundamente marcada por la Torá, toda vez que siempre fue su anhelo vivirla y anunciarla preparando así el cosmos circundante para la llegada del Mesías; el encuentro con Jesús de Nazareth, constituyó un cambio y compromiso personal que lo hacían deudor del mundo en cuanto a su misión evangelizadora.
Su formación y dedicación junto con su carácter, determinaron su accionar apostólico, y su visión pastoral, desde el marco de una vida de oración y meditación ajustada a la ética y presupuestos del mensaje del evangelio de Jesús. Esto con toda razón nos permite afirmar que para él el concepto de la pascua contenida en la forma de comida y el carácter redentor de la sangre; podrían no solamente expresarse como la fiesta que celebra el paso del Señor a través de las casas señaladas allá en Egipto, sino también como un golpe definitivo al yugo del opresor: la muerte de sus primogénitos (Ex. 12:29-32). La fuerza redentora de la Sangre del Cordero garantiza el futuro de Israel al redimir a sus primogénitos. Es un rito de VIDA – RESURRECCION. El Cordero Pascual es typos – imagen de Cristo (Cf. 1 Cor 5:7). “Su sangre nos ha redimido”.
Precisamente ese significado de la pascua ha podido contribuir ha que se haya fundido esa fiesta con la de los ácimos (Cf. Ex. 15:20) que en calendarios más antiguos aparece como independiente (Cf. Ex. 23:15; 34:18). Sin duda que en el contexto de Exodo la prisa justifica LA AUSENCIA DE LEVADURA, pero sobre todo al unir la fiesta de la pascua con la de los ácimos, “Israel profundiza su significado: hay que enterrar lo caduco y esclavizador, y renacer como hijos del Dios de la libertad”.
Los oprimidos celebran la fiesta de la pascua poniendo en manos de Dios su existencia. Así indican que la libertad no es solo una conquista, sino un don de GRACIA que debe recibirse en forma gratuita. Por eso, reunidos en casa celebran ya la libertad, mientras perecen los primogénitos de Egipto. Así por el culto, o en términos modernos por la liturgia, Israel va fraguando su identidad como pueblo.
Parece ser que este pensamiento motiva al apóstol a considerar que la Iglesia de Corinto debía reflexionar sobre su situación de pérdida de identidad y de su esclavitud al pecado de la jactancia cuando les recuerda que un poco de levadura descompone toda la masa. Y los invita a purificarse de la vieja levadura para ser (como en los ácimos) “nueva masa”, porque “nuestra pascua que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros”; y a celebrar esa fiesta no con levadura de malicia y de maldad sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
Y es que de verdad en la visión pastoral del apóstol se hacía necesario hacer esta invitación, toda vez que el triunfo de Cristo en la Cruz, producía en ellos cierta jactancia que se expresaba en un sobredimensionado concepto de la “nueva creación” del capítulo 1º versículos 26-31; Debido al humanismo helénico potenciado por la influencia judía en la doctrina Cristiana, expresada por los hermanos de pensamiento griego. Aquí, la miseria de los pobres se convierte en el elemento a partir del cuál se crea el ser de la justicia y de la liberación.
Lejos del concepto de liberación del pecado que enseña el Apóstol, aquí se alude a la sabiduría de la carne. Sabiduría que aprovecha la libertad para vivir para sí y para lo suyo; creando caos y perversión en el ejercicio del poder político y una mala concepción acerca de la posición social o de nobleza y de buena familia que se posea. Todo esto a partir de la perversión de la doctrina Cristiana, y de una mala y deforme concepción y uso de los dones del Espíritu Santo. De allí todas las dificultades que presenta esta Iglesia.
El texto del capítulo 1 del 26-31 implica a los educados, los influyentes y los nobles, como contraposición a los hermanos del proletariado, esclavos y jornaleros, que no tienen cultura, ni poder, ni puesto en la sociedad. En todo caso la diferencia rico-pobre está en la base de la diferencia libre-esclavo. Y la comunidad se haya compuesta sobre todo de estos últimos.
La manifestación más palpable de las dificultades en la fraternidad de Corinto es la creación de grupos que amenazan la “unidad”. “ ...hay entre vosotros discordias” (1 Cor 1:11-ss); “divisiones” (1 Cor 11:18-ss). Las tensiones tienen al parecer caracteres diferentes. En este caso se trata de las tensiones entre los que tienen más y los esclavos más pobres... “ ¿ O menospreciáis la Iglesia de Dios, y avergonzáis a los que no tienen nada? ( ver 22)” ... Las barreras sociales no se habían roto en torno a la mesa, o dicho en nuestros términos en torno al altar, que hoy igual que ayer simboliza el sacrificio pascual.
Pero además tal vez implicadas con estas, hay otras tensiones que nacen de la vinculación de los hermanos a un determinado líder, en este caso apóstol: los de Pedro son partidarios de acentuar la vinculación a Israel; otros, los de Pablo son partidarios de su predicación de Jesucristo a los pobres; y los de Apolo subrayan los rasgos de la sabiduría Helenística. Frente a lo cual el apóstol no emprende un diálogo con cada grupo, sino que establece una reflexión para la comunidad entera. La situación empeora con la tensión producida por las posiciones judaizantes con la llegada de nuevos “misioneros” (2 Cor 3:1; 10:12-18).
En síntesis, pronto se produce una simbiosis, que no es ni más ni menos que el mensaje judío y cristiano asumido instrumentalmente por el humanismo helenístico, donde lo que importa es la realización autónoma del hombre. Este concepto de liberación no edifica la unidad de la Koinonía en Cristo, más bien significa una reducción inmanente a la plenitud humana de la fuerza de nueva creación contenida en el Evangelio. Pablo se ve ahora obligado a dialogar con esta Iglesia en un proceso difícil de conmoción y de rebeldía.
Frente a este panorama, no resulta difícil establecer la importancia de la propuesta del Apóstol en cuanto a considerar a Cristo Jesús nuestra pascua, como elemento liberador de la pérdida de identidad Cristiana, del pecado de jactancia en el corazón del hombre, y de toda pretensión de hacer de la religión una excusa para sus propósitos particulares.
Tampoco se dificulta determinar que la experiencia de la Iglesia de Corinto se constituye para nosotros en fiel retrato del estado de cosas en nuestras Iglesias de hoy, que en el afán de libertad propuesto por la reforma han desechado las tradiciones litúrgicas y por ende lo que estas representan para la fe y la espiritualidad Cristiana; a diferencia de los inicios de Israel que encontró en la celebración del culto de la pascua el inicio de su identidad como pueblo.
Sería bueno establecer dentro del modelo tan informal de la actividad cúltica de varias Iglesias si el concepto apostólico de la gracia a través del cordero pascual, se establece de tal manera que se constituye en materia determinante de reflexión frente a la progresiva pérdida de valores éticos y de identidad Cristiana de nuestras comunidades; y, si los líderes actuales al igual que Pablo proponen esta reflexión como punto de partida para una nueva vivencia de nuestro cristianismo, que nos invite a purificarnos y limpiarnos del pecado y celebrar a Cristo nuestra pascua en la libertad de nos otorga la obra de la Cruz.
APLICACIÓN
Luego de la experiencia de la pascua, Israel inicia su Exodo a través del desierto. Experiencia que se lleva a cabo en el contexto de liberación en que esta se llevó a cabo, y que hoy debe ser reflexionado por nosotros en nuestra vivencia eclesial y comunitaria.
Hagámoslo ahora delante de Dios.
Oremos:
Padre: todo el planeta en transe de globalización sale del siglo XX y entra al nuevo siglo en un éxodo de cambios acelerados y profundos que llevan a la humanidad a un destino desconocido, sin un liderazgo visible; sin un Moisés al frente... en definitiva, ¿no vivimos todos los humanos, de una u otra forma, un éxodo interior o exterior (personal, social, psicológico, religioso o cristiano) buscando liberación? Ayúdanos a comprender en el lugar donde vivimos, los procesos de cambio en la sociedad, y que situaciones reales de éxodo humano se pueden percibir. ¿Qué papel juegas tú y la fe en la obra de Cristo en los éxodos de hoy?
Muéstranos por favor si son liberadores los éxodos y procesos actuales de nuestra sociedad, de nuestra Iglesia y de sus miembros en los diversos estadios de su vida, con sus carismas y ministerios... ¿Qué cercanía y que presencia está teniendo tu Iglesia en estos procesos de los pueblos de la tierra?, ¿Qué iluminación y acompañamiento estamos haciendo tus ministros, a fin de que estos procesos sean de liberación y no de opresión y muerte?. Ayúdanos a comprender como lo hizo Pablo, el momento histórico y circunstancias particulares de la Iglesia; y el énfasis del sentido de la pascua en el pueblo Hebreo: Su liberación, y su establecimiento como “MEMORIAL” a todas sus generaciones.
Amado Dios: frente a la sangre que fue “señal liberadora” del pueblo, hoy vemos tanta sangre derramada que no trae liberación a nadie... ¿Dónde están los cánticos de liberación? Y ¿Qué liberaciones y victoria cantan?...
Hoy nuestras comunidades entonan el cántico de la liberación del mercado, la victoria triunfal del mercantilismo neoliberal sobre otras ideologías y las victorias del propio partido político o del equipo local de fútbol... ¿Representa eso la victoria de la vida común solidaria, y la libertad digna de los ciudadanos, comunidades y culturas que propone el mensaje de tu Evangelio?.
Enséñanos por favor a vivir nuestro éxodo liberador como personas y como comunidad como pueblo eclesial y pueblo social. “ Gracias” porque sabemos que eres soberano; que aún tomas la iniciativa y la llevas a cabo a través de mediaciones históricas, y que también hoy quieres liberar a los miembros de tu pueblo. Enséñanos a cantar y a danzar como liberados en la pascua de resurrección celebrada por Cristo Jesús, en la que encontramos no solo nuestra libertad sino una nueva vida.
Enséñanos a hacer de nuestra vida un “MEMORIAL” de la pascua de nuestro Señor Jesucristo en nuestro mundo, con mucha marcha y con mucho ritmo interior y exterior de “celebración”.
Padre: el desierto de nuestro corazón y la vida cotidiana ponen a prueba nuestra fe. Enséñanos a entender que la fe no es el poder de no dudar, sino la fuerza de sobre llevar la duda con amorosa esperanza, y a transformar nuestras dudas invirtiendo esta pregunta: ¿Si está Dios con nosotros? y formularla de esta manera: ¿Si estamos nosotros con Dios?. Personalizar esta pregunta existencial es una manera delicada de dar por supuesta nuestra felicidad y eso es la fe: confiar en tu fidelidad, en tu amor, en tu libertad... AMEN.