Una misión que valga la pena
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El hombre camina entre las tumbas encorvado y silenciosamente. Una brisa
otoñal recorre el viejo cementerio. Está más cerca del final que del
principio de la vida. Vive sus últimos años, los altos, los de la
experiencia. Se nota cansado, pero hace un esfuerzo y se inclina sobre
una de las tumbas. Detrás del anciano, los que parecen ser sus
familiares, lo observan con respeto.
La lápida lleva el nombre de un teniente del ejército americano. No es
cualquier teniente, no señor. Para el viejo hombre, fue quien le
devolvió la vida. Fue quien cruzó el mapa en plena guerra para
devolverle su libertad. Hacía muchos años, el gobierno americano había
revisado los archivos para descubrir que una madre había perdido cuatro
hijos en la misma guerra. Y no era justo que perdiera otro, su quinto
hijo, bajo bandera en el ejército.
Había que indemnizar a la madre de algún modo, y lo mejor era, buscar al
quinto hijo, quien estaba al frente de un pelotón, darle de baja, y
enviarlo de regreso a casa. Que viva los últimos años junto a una madre
que lo perdió casi todo. La misión se llamó "Rescatando al soldado Ryan"
y sirvió de guión para un exitoso filme, interpretado por el premiado
Tom Hanks. Durante el rescate, el teniente no puede creer que todo un
pelotón se sacrifique para buscar a un solo mortal. Pero le costó su
propia vida y de sus mejores hombres, y antes de morir, le dedica sus
últimas palabras al soldado Ryan: "Espero que te merezcas este
sacrificio, por lo menos vive una vida digna, que valga la pena".
En el filme, Ryan ahora es el viejo que viene al cementerio y observa en
silencio. La guerra terminó pero él quiere saber si saldó su deuda con
el teniente. Contempla su tumba y le hace una pregunta a su anciana
esposa, que está a unos pasos detrás de el. "Necesito saber algo-dice el
viejo Ryan- dime si viví una buena vida. Si fui digno de tanto
sacrificio. Si valió la pena que me rescataran. Dime si valió la pena.",
insiste entre las lágrimas. Los dos se abrazan en silencio y la
similitud de la película con el sacrificio que Cristo hizo en la cruz
por nosotros, es asombroso. De eso se trata.
Sólo hay que cambiarle el título al filme, "Rescatando al soldado Jorge,
Hernán, Pablo, Dante, etc". El sacrificio no registra antecedentes y es
indescriptible. Luego, sólo hay que vivir una vida digna de tanto
sacrificio. Una vida que valga la pena. Algún día, los años de
adolescencia habrán quedado en el olvido. La fuerza de la juventud sólo
quedará retratada en una foto amarillenta y la nieve emblanquecerá
nuestro cabello. Ese día, nos preguntaremos si vivimos una vida digna,
que haya valido la pena. Si afectamos a otros, si entrenamos a la nueva
generación, si perpetuamos nuestro nombre, si nuestra obra perdurará aún
cuando ya no estemos. Algo de eso hay en Generación Z. Queremos hacer
cosas que demuestren que valió la pena la crucifixión.
Que no fue en vano. Queremos agradecer un poquito, tanta gracia
inmerecida, por eso, nos dedicamos a buscar a los soldados Ryan antes
que mueran en combate. A lo mejor, valga la pena. A lo mejor, si
logramos rescatarlos, tengan también una vida digna.
otoñal recorre el viejo cementerio. Está más cerca del final que del
principio de la vida. Vive sus últimos años, los altos, los de la
experiencia. Se nota cansado, pero hace un esfuerzo y se inclina sobre
una de las tumbas. Detrás del anciano, los que parecen ser sus
familiares, lo observan con respeto.
La lápida lleva el nombre de un teniente del ejército americano. No es
cualquier teniente, no señor. Para el viejo hombre, fue quien le
devolvió la vida. Fue quien cruzó el mapa en plena guerra para
devolverle su libertad. Hacía muchos años, el gobierno americano había
revisado los archivos para descubrir que una madre había perdido cuatro
hijos en la misma guerra. Y no era justo que perdiera otro, su quinto
hijo, bajo bandera en el ejército.
Había que indemnizar a la madre de algún modo, y lo mejor era, buscar al
quinto hijo, quien estaba al frente de un pelotón, darle de baja, y
enviarlo de regreso a casa. Que viva los últimos años junto a una madre
que lo perdió casi todo. La misión se llamó "Rescatando al soldado Ryan"
y sirvió de guión para un exitoso filme, interpretado por el premiado
Tom Hanks. Durante el rescate, el teniente no puede creer que todo un
pelotón se sacrifique para buscar a un solo mortal. Pero le costó su
propia vida y de sus mejores hombres, y antes de morir, le dedica sus
últimas palabras al soldado Ryan: "Espero que te merezcas este
sacrificio, por lo menos vive una vida digna, que valga la pena".
En el filme, Ryan ahora es el viejo que viene al cementerio y observa en
silencio. La guerra terminó pero él quiere saber si saldó su deuda con
el teniente. Contempla su tumba y le hace una pregunta a su anciana
esposa, que está a unos pasos detrás de el. "Necesito saber algo-dice el
viejo Ryan- dime si viví una buena vida. Si fui digno de tanto
sacrificio. Si valió la pena que me rescataran. Dime si valió la pena.",
insiste entre las lágrimas. Los dos se abrazan en silencio y la
similitud de la película con el sacrificio que Cristo hizo en la cruz
por nosotros, es asombroso. De eso se trata.
Sólo hay que cambiarle el título al filme, "Rescatando al soldado Jorge,
Hernán, Pablo, Dante, etc". El sacrificio no registra antecedentes y es
indescriptible. Luego, sólo hay que vivir una vida digna de tanto
sacrificio. Una vida que valga la pena. Algún día, los años de
adolescencia habrán quedado en el olvido. La fuerza de la juventud sólo
quedará retratada en una foto amarillenta y la nieve emblanquecerá
nuestro cabello. Ese día, nos preguntaremos si vivimos una vida digna,
que haya valido la pena. Si afectamos a otros, si entrenamos a la nueva
generación, si perpetuamos nuestro nombre, si nuestra obra perdurará aún
cuando ya no estemos. Algo de eso hay en Generación Z. Queremos hacer
cosas que demuestren que valió la pena la crucifixión.
Que no fue en vano. Queremos agradecer un poquito, tanta gracia
inmerecida, por eso, nos dedicamos a buscar a los soldados Ryan antes
que mueran en combate. A lo mejor, valga la pena. A lo mejor, si
logramos rescatarlos, tengan también una vida digna.