Una iglesia en decadencia
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Le pidieron una vez a un pintor que pintara un cuadro representando a una iglesia decadente, y presentó, luego de un tiempo, una pintura en la que se veía por la puerta abierta de la iglesia un hermoso salón, un púlpito bien puesto, un hermoso órgano y otras cosas que no hacían pensar que esa fuera una iglesia en decadencia. Cuando le dijeron que esa pintura no representaba lo que le habían pedido, el autor señaló la caja en la que se ponían las ofrendas y dijo:
"Miren bien este detalle".
Sobre la tapa de la caja se había formado una espesa telaraña.
"La señal de la decadencia -dijo el pintor- es el desagradecimiento, y esto se manifiesta de un modo vivo en las ofrendas de los miembros".
"Miren bien este detalle".
Sobre la tapa de la caja se había formado una espesa telaraña.
"La señal de la decadencia -dijo el pintor- es el desagradecimiento, y esto se manifiesta de un modo vivo en las ofrendas de los miembros".