Una base bíblica para el trabajo evangelístico
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NOTAS
Para una base bíblica del trabajo evangelístico.
Evangelio
Explicación del concepto
La palabra griega euangelion significa “buena noticia” o “noticia de alegría”. Proviene de la palabra angelos (=mensaje). El euangelos es un mensaje que, transmite una noticia triunfante. Ya en el griego de transición se produce en la unión de las palabras una fuerte dinámica.
El Evangelio no es ningún saber, que uno puede aprender: es un mensaje que, debe ser retransmitido.
El mismo acento lo encontramos en el AT. Aquí está la palabra hebr. bissar para “anunciar un mensaje de alegría”. El messaber (trad. Griega= euangelos) es el mensajero de alegría”, que llama en Is 52:7 a la victoria de YaHWeH sobre todo el mundo- “El evangelio es un idioma que produce un efecto, es una palabra con poder, una palabra que crea. Por medio de boca de sus mensajeros Dios mismo es el que habla: él lo habla- esto sucede-y allí está” (G. Loege).
También en Pablo, euangelion significa no sólo un contenido determinado, que uno deba saber, sino también el proceso, la consumación del anuncio. (Exagerando: un mensaje que, exige, que sea retransmitido sino se nos ha transmitido en vano.) Originalmente en el Evangelio el mensaje y el mensajero son idénticos. Jesucristo es el contenido y el autor del Evangelio. Donde se anuncia, éste se actualiza y se hace efectivo. “El Evangelio no testimonia sólo de un suceso salvífico, es el mismo suceso salvífico...” (G. Friedrich- cfr. U. Becker, Art. Euangelion, en ThBl).
El contenido del Evangelio
Jesús expresa con el concepto euangelion toda la plenitud de su anuncio en Palabra y Obra (“Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” Mt 24:14 – “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” Mc 16:15).
También Mateo y Marcos resumen toda la obra de Jesús en la oración “ El anunciaba el Evangelio” (Mt 4:23 9:35 Mc 1:14)
Pablo no da en ninguna de sus cartas una descripción completa del contenido del Evangelio, pero se nombran los puntos esenciales: Jesús es el Hijo de Dios de la eternidad hacia aquí y como hombre descendiente de David: él murió, fue sepultado y resucitó (Ro 2:3ss 1 Co 15:1-8 2 Ti 2:8) él es el ensalzado por Dios, el Señor (Flp 2:9-11) y juez (Ro 2:16) Jesús es el Dios Cristo, su actividad es obrar salvífico de Dios para los hombres y a los hombres (cfr. Art. “Evangelio” en LzB.)
“ El Evangelio testimonia a Jesucristo como nuestro salvador y Señor. Su encarnación y su camino de salvación, su cruz y su resurrección, su entronización y su segunda venida son el contenido y el centro del Evangelio. Allí se muestra la voluntad salvífica de Dios para todos los hombres” (Theologische Grundlegung MJ ‘ 80)
“Creemos que, el Evangelio de Dios es buena noticia para todo el mundo” (Pacto de Lausana).
El Evangelio- Los evangelios
El NT conoce sólo un evangelio. Este no es palabra del hombre, sino palabra de Dios (“A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo” 1 Pe 1:12). Este Evangelio no se puede “atribuir” a los hombres (2 Ti 2:9). Este crea un renacimiento y nueva vida (1 Pe 1:23-25) es efectivo como palabra de paz (Ef 2:17 6:15) y trae de lejos a cerca, a judíos y paganos y los une (Ef 3:19), regala salvación y salud (Ef 1:13) y ha traído vida y ser inmortal a la luz (2 Ti 1:10) (U. Becker, en ThBL)
Hoy diferenciamos entre “un evangelio” y los escritos evangélicos. Así designamos a los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento que informan sobre la obra y la persona de Jesucristo. Representan una forma de literatura especial y tienen su nombre del evangelio, que forma su contenido.
La fuerza del Evangelio
Si Jesús se hace presente y efectivo en el euangelion, entonces debe haber una “fuerza de Dios” (Ro 1:16) El efecto sale del mensaje y de aquel que lo dice, por medio de los cuales habla, pero no de los mensajeros. Pero cuando éste lo mantiene a la vista, se hará efectivo, ese mensaje del cual se habla y a través de esa palabra que, quizás se pronuncie temerosa con los labios, pero allí el mensajero obtendrá una nueva confianza por ese mensaje.
El Evangelio es una palabra de poder. Consigue fe, obra salvación y salud y libera la fuerza más elevada, jamás pensada: Jesucristo mismo obra en esta palabra y a través de esta palabra. Cuando tenemos esto en claro, terminaremos de avergonzarnos de este euangelion (Ro 1:16). Quien pronuncia el evangelio, no confía en él, sino en el Dios vivo.
“El evangelio no es en realidad un libro o palabras redactadas dentro de un libro, sino la palabra predicada y la palabra viva, y una voz, que alumbra a todo el mundo y que se clama a todo el mundo públicamente para que se escuche por doquier”. (Martín Lutero)
Evangelizar
La palabra griega euangelizomai (= traer una buena noticia, anunciar un mensaje de alegría) se utiliza en primer lugar en el NT de manera bien general para la transmisión de una buena noticia: Timoteo ha venido de Tesalónica “y nos ha traído una buena noticia de vuestra fe y de vuestro amor” (1 Ts 3:6).
La misma palabra se usa, cuando el ángel Gabriel le anuncia al sacerdote Zacarías el nacimiento de Juan el bautista: “ He sido enviado, a hablar contigo para que, te anuncie esto” (Lc 1.19)
Euangelizomai, está también allí por todas partes donde se anuncie noticias felices. Muchas veces se traduce este término griego en las Biblias por “anunciar” o “predicar”. Así se habla de los cristianos expulsados de Jerusalén: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hch 8:4)
También luego de su regreso a Jerusalén, para no salir más, se decía de ellos: “Ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio (euangelizomai)” (Hch 8:25). De igual manera evangelizó Felipe: “Pero Felipe se encontró en Azoto y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea”. (Hch 8:40).
En la lectura de los Hechos de los Apóstoles se tiene la impresión que, los cristianos que iban por los países eran convencidos de este tipo de evangelización. Alcanzaron de este modo todas las clases sociales de los poblados. Pablo y sus colaboradores continuaron con esta actividad en sus viajes evangelizadores y luego también en otras áreas culturales.
Los cristianos esparcidos de Jerusalén llevaron el evangelio hacia Fenicia y Chipre, en primer lugar fueron en verdad a los judíos. Pero algunos hombres de Chipre y de Cirene vinieron hacia Antioquia y “hablaron también a los griegos y les anunciaron el evangelio (evangelizaron) del Señor Jesús” (Hch 11:19-20)
“Evangelizar” significa la retransmisión de la buena noticia, concretamente: de los hechos salvíficos. Para ellos corresponde la muerte expiatoria de Jesucristo en la cruz y su resurrección de entre los muertos. Pablo confirma esto en los Corintios como contenido decisivo del Evangelio: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co 15:3-4) Y Pedro lo presenta a los judíos en Jerusalén: “Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis... Y Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella... Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo” (Hch 2:22.24.36)
“Evangelizar” es la retransmisión del mensaje “De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hch 10:43). Y a este mensaje le corresponde también que, cada uno que se arrepiente de sus pecados recibirá el perdón de éstos y el “don del Espíritu Santo” (Hch 2:38).
“Evangelizar significa, expandir la buena noticia que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos según las escrituras y que él ofrece ya el perdón de los pecados y el don liberador del Espíritu Santo a todos aquellos que se arrepienten y creen” (Pacto de Lausana).
El evangelista
La palabra griega euangelistaes (= anunciador del mensaje de alegría, evangelista) aparece en el NT sólo tres veces.
En Hch 21, se señala a Felipe como un “evangelista”, en Hch 8:26-40 se informa detalladamente de su actividad (conversión del eunuco).
A la obra de la comunidad, al servicio de su crecimiento ha encargado el Cristo ensalzado “constituyó a unos evangelistas” (Ef 4:11) esto posibilita una ayuda recíproca y corrección. – El evangelista tiene un encargo especial pero él no es ninguna “estrella”, sino que está subordinado al servicio y trabajo en la comunidad.
También se lo menciona a Timoteo en el NT como “evangelista” “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
(2 Ti 4:5). La tarea de Timoteo se nos representa más que líder de una comunidad.
“El concepto euangelistaes se utiliza aparentemente en personas que tienen la tarea inmediata de seguir conduciendo apóstoles llamados por el Cristo resucitado” (U. Becker). En primer término debe haber resultado difícil de diferenciar si se trataba de un ministerio o de sólo una actividad.
Evangelización
La palabra en dicha forma no parece en el NT. Los autores neotestamentarios se limitan a los conceptos “Mensaje de alegría” (euangelion), “anunciar un mensaje de alegría” (euangelizomai) y “Anunciador del mensaje de alegría, Evangelista” (euangelistaes). Por lo tanto se trata de una “evangelización” allí donde un evangelista anuncia el mensaje de alegría. Allí dependerá que ninguno de los hechos esenciales de este mensaje sean malversados. (Cfr. Evangelio).
Evangelización es por lo tanto un anuncio que despierte la fe, donde la manera no es decisiva puede realizarse en un diálogo, en una discusión de grupo o en una prédica en una iglesia, en un lugar neutral en una carpa evangelística o al aire libre. Es decisivo que se transmita el amor de Dios que, ha sido reconocible para nosotros por medio de Jesucristo y su salvación, hacia todos los aspectos y sitios de la vida de las personas, para que el individuo sea tocado a la fe, la encuentre y experimente así por medio de Dios la transformación y cambio de su vida.
En la evangelización se habla siempre al individuo aunque nos encontremos en un acto con miles de personas. Por cierto tendrá importancia lo dicho por el Cristo ensalzado: "Yo hago nuevas todas las cosas" (Ap 21:5) que encontrará realización perfecta recién en el nuevo mundo de Dios. En el mundo de nuestros días no puede haber una “nueva humanidad” global esperar esto sería sólo fanatismo. El evangelio les habla a las personas de manera individual de la renovación por medio de la fe en Cristo esta renovación conduce a la obediencia por la fe hacia una transformación continua de su vida.
Por cierto que se trata prioritariamente en la evangelización de la “aceptación de la salvación” pero el anuncio en las congregaciones debe al mismo tiempo conducir a la obediencia de la fe, a llamar a una vida unida a Cristo, a conducir a la unión en la comunidad local. Sino el evangelio se vería reducido y enmudecido.
“Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro 5:8) él es nuestro salvador. Al mismo tiempo es nuestro Señor” (Ro 1:3).
Las palabras “Salvador” y “Señor” no se pueden separar uno de otra. Quien se abre a Jesús y confía su vida en él, recibe en él perdón de sus pecados, pero al mismo tiempo un nuevo Señor de su vida.
La fe, que le pedimos a Dios, porque él nos debe regalar, supone, que estamos dispuestos, a aceptar la palabra de señorío de Cristo para nuestra vida.
Pongamos a Jesucristo allí sólo como salvador, entonces anunciaremos una “gracia barata”, acentuemos sólo el mandato de obediencia, conduciremos así a la imagen irreal y a la legalidad.
“La evangelización comunica la buena noticia. La alegría del redimido forma tono básico y meta de todo anuncio evangelístico. Esto no excluye, más bien incluye que, el pecado y la muerte y juicio no se minimizan ni se desplazan. A la luz de Jesucristo se mencionarán abiertamente y sólo en la cruz del Gólgota se testimoniarán como superados. Donde la aceptación de la redención en Jesucristo termine la convulsión de la auto redención, crecerán una sobria alegría y una libertad evangélica en una vida renovada.
La voluntad de Dios en la que fue manifiesta la caída y la culpa del hombre, se experimenta junto a la cruz de Jesucristo como Gracia que salva. Desde allí se forma el hilo conductor de la nueva vida.
“La evangelización es la palabra y la oferta de salvación” (Fundamentación Teológica MJ´80)
“La evangelización es en su esencia el anuncio del Cristo histórico, bíblico como salvador y Señor. Su meta es, mover a las personas, a acceder a él de manera personal y reconciliarse con Dios. Quien pronuncie la invitación de Dios, no puede quedar callado, ya que el seguimiento algo costará. Jesús llama a todos, lo que quieran seguirlo, a negarse a sí mismo, a tomar su cruz y a identificarse con su nueva comunidad. El resultado de la evangelización incluye obediencia a Jesucristo, formar parte de su comunidad y servicio responsable en el mundo” (Pacto de Lausana).
Para una base bíblica del trabajo evangelístico.
Evangelio
Explicación del concepto
La palabra griega euangelion significa “buena noticia” o “noticia de alegría”. Proviene de la palabra angelos (=mensaje). El euangelos es un mensaje que, transmite una noticia triunfante. Ya en el griego de transición se produce en la unión de las palabras una fuerte dinámica.
El Evangelio no es ningún saber, que uno puede aprender: es un mensaje que, debe ser retransmitido.
El mismo acento lo encontramos en el AT. Aquí está la palabra hebr. bissar para “anunciar un mensaje de alegría”. El messaber (trad. Griega= euangelos) es el mensajero de alegría”, que llama en Is 52:7 a la victoria de YaHWeH sobre todo el mundo- “El evangelio es un idioma que produce un efecto, es una palabra con poder, una palabra que crea. Por medio de boca de sus mensajeros Dios mismo es el que habla: él lo habla- esto sucede-y allí está” (G. Loege).
También en Pablo, euangelion significa no sólo un contenido determinado, que uno deba saber, sino también el proceso, la consumación del anuncio. (Exagerando: un mensaje que, exige, que sea retransmitido sino se nos ha transmitido en vano.) Originalmente en el Evangelio el mensaje y el mensajero son idénticos. Jesucristo es el contenido y el autor del Evangelio. Donde se anuncia, éste se actualiza y se hace efectivo. “El Evangelio no testimonia sólo de un suceso salvífico, es el mismo suceso salvífico...” (G. Friedrich- cfr. U. Becker, Art. Euangelion, en ThBl).
El contenido del Evangelio
Jesús expresa con el concepto euangelion toda la plenitud de su anuncio en Palabra y Obra (“Y será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” Mt 24:14 – “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” Mc 16:15).
También Mateo y Marcos resumen toda la obra de Jesús en la oración “ El anunciaba el Evangelio” (Mt 4:23 9:35 Mc 1:14)
Pablo no da en ninguna de sus cartas una descripción completa del contenido del Evangelio, pero se nombran los puntos esenciales: Jesús es el Hijo de Dios de la eternidad hacia aquí y como hombre descendiente de David: él murió, fue sepultado y resucitó (Ro 2:3ss 1 Co 15:1-8 2 Ti 2:8) él es el ensalzado por Dios, el Señor (Flp 2:9-11) y juez (Ro 2:16) Jesús es el Dios Cristo, su actividad es obrar salvífico de Dios para los hombres y a los hombres (cfr. Art. “Evangelio” en LzB.)
“ El Evangelio testimonia a Jesucristo como nuestro salvador y Señor. Su encarnación y su camino de salvación, su cruz y su resurrección, su entronización y su segunda venida son el contenido y el centro del Evangelio. Allí se muestra la voluntad salvífica de Dios para todos los hombres” (Theologische Grundlegung MJ ‘ 80)
“Creemos que, el Evangelio de Dios es buena noticia para todo el mundo” (Pacto de Lausana).
El Evangelio- Los evangelios
El NT conoce sólo un evangelio. Este no es palabra del hombre, sino palabra de Dios (“A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo” 1 Pe 1:12). Este Evangelio no se puede “atribuir” a los hombres (2 Ti 2:9). Este crea un renacimiento y nueva vida (1 Pe 1:23-25) es efectivo como palabra de paz (Ef 2:17 6:15) y trae de lejos a cerca, a judíos y paganos y los une (Ef 3:19), regala salvación y salud (Ef 1:13) y ha traído vida y ser inmortal a la luz (2 Ti 1:10) (U. Becker, en ThBL)
Hoy diferenciamos entre “un evangelio” y los escritos evangélicos. Así designamos a los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento que informan sobre la obra y la persona de Jesucristo. Representan una forma de literatura especial y tienen su nombre del evangelio, que forma su contenido.
La fuerza del Evangelio
Si Jesús se hace presente y efectivo en el euangelion, entonces debe haber una “fuerza de Dios” (Ro 1:16) El efecto sale del mensaje y de aquel que lo dice, por medio de los cuales habla, pero no de los mensajeros. Pero cuando éste lo mantiene a la vista, se hará efectivo, ese mensaje del cual se habla y a través de esa palabra que, quizás se pronuncie temerosa con los labios, pero allí el mensajero obtendrá una nueva confianza por ese mensaje.
El Evangelio es una palabra de poder. Consigue fe, obra salvación y salud y libera la fuerza más elevada, jamás pensada: Jesucristo mismo obra en esta palabra y a través de esta palabra. Cuando tenemos esto en claro, terminaremos de avergonzarnos de este euangelion (Ro 1:16). Quien pronuncia el evangelio, no confía en él, sino en el Dios vivo.
“El evangelio no es en realidad un libro o palabras redactadas dentro de un libro, sino la palabra predicada y la palabra viva, y una voz, que alumbra a todo el mundo y que se clama a todo el mundo públicamente para que se escuche por doquier”. (Martín Lutero)
Evangelizar
La palabra griega euangelizomai (= traer una buena noticia, anunciar un mensaje de alegría) se utiliza en primer lugar en el NT de manera bien general para la transmisión de una buena noticia: Timoteo ha venido de Tesalónica “y nos ha traído una buena noticia de vuestra fe y de vuestro amor” (1 Ts 3:6).
La misma palabra se usa, cuando el ángel Gabriel le anuncia al sacerdote Zacarías el nacimiento de Juan el bautista: “ He sido enviado, a hablar contigo para que, te anuncie esto” (Lc 1.19)
Euangelizomai, está también allí por todas partes donde se anuncie noticias felices. Muchas veces se traduce este término griego en las Biblias por “anunciar” o “predicar”. Así se habla de los cristianos expulsados de Jerusalén: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hch 8:4)
También luego de su regreso a Jerusalén, para no salir más, se decía de ellos: “Ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio (euangelizomai)” (Hch 8:25). De igual manera evangelizó Felipe: “Pero Felipe se encontró en Azoto y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea”. (Hch 8:40).
En la lectura de los Hechos de los Apóstoles se tiene la impresión que, los cristianos que iban por los países eran convencidos de este tipo de evangelización. Alcanzaron de este modo todas las clases sociales de los poblados. Pablo y sus colaboradores continuaron con esta actividad en sus viajes evangelizadores y luego también en otras áreas culturales.
Los cristianos esparcidos de Jerusalén llevaron el evangelio hacia Fenicia y Chipre, en primer lugar fueron en verdad a los judíos. Pero algunos hombres de Chipre y de Cirene vinieron hacia Antioquia y “hablaron también a los griegos y les anunciaron el evangelio (evangelizaron) del Señor Jesús” (Hch 11:19-20)
“Evangelizar” significa la retransmisión de la buena noticia, concretamente: de los hechos salvíficos. Para ellos corresponde la muerte expiatoria de Jesucristo en la cruz y su resurrección de entre los muertos. Pablo confirma esto en los Corintios como contenido decisivo del Evangelio: “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co 15:3-4) Y Pedro lo presenta a los judíos en Jerusalén: “Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis... Y Dios lo levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella... Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho Señor y Cristo” (Hch 2:22.24.36)
“Evangelizar” es la retransmisión del mensaje “De este dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él crean recibirán perdón de pecados por su nombre” (Hch 10:43). Y a este mensaje le corresponde también que, cada uno que se arrepiente de sus pecados recibirá el perdón de éstos y el “don del Espíritu Santo” (Hch 2:38).
“Evangelizar significa, expandir la buena noticia que Jesucristo murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos según las escrituras y que él ofrece ya el perdón de los pecados y el don liberador del Espíritu Santo a todos aquellos que se arrepienten y creen” (Pacto de Lausana).
El evangelista
La palabra griega euangelistaes (= anunciador del mensaje de alegría, evangelista) aparece en el NT sólo tres veces.
En Hch 21, se señala a Felipe como un “evangelista”, en Hch 8:26-40 se informa detalladamente de su actividad (conversión del eunuco).
A la obra de la comunidad, al servicio de su crecimiento ha encargado el Cristo ensalzado “constituyó a unos evangelistas” (Ef 4:11) esto posibilita una ayuda recíproca y corrección. – El evangelista tiene un encargo especial pero él no es ninguna “estrella”, sino que está subordinado al servicio y trabajo en la comunidad.
También se lo menciona a Timoteo en el NT como “evangelista” “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
(2 Ti 4:5). La tarea de Timoteo se nos representa más que líder de una comunidad.
“El concepto euangelistaes se utiliza aparentemente en personas que tienen la tarea inmediata de seguir conduciendo apóstoles llamados por el Cristo resucitado” (U. Becker). En primer término debe haber resultado difícil de diferenciar si se trataba de un ministerio o de sólo una actividad.
Evangelización
La palabra en dicha forma no parece en el NT. Los autores neotestamentarios se limitan a los conceptos “Mensaje de alegría” (euangelion), “anunciar un mensaje de alegría” (euangelizomai) y “Anunciador del mensaje de alegría, Evangelista” (euangelistaes). Por lo tanto se trata de una “evangelización” allí donde un evangelista anuncia el mensaje de alegría. Allí dependerá que ninguno de los hechos esenciales de este mensaje sean malversados. (Cfr. Evangelio).
Evangelización es por lo tanto un anuncio que despierte la fe, donde la manera no es decisiva puede realizarse en un diálogo, en una discusión de grupo o en una prédica en una iglesia, en un lugar neutral en una carpa evangelística o al aire libre. Es decisivo que se transmita el amor de Dios que, ha sido reconocible para nosotros por medio de Jesucristo y su salvación, hacia todos los aspectos y sitios de la vida de las personas, para que el individuo sea tocado a la fe, la encuentre y experimente así por medio de Dios la transformación y cambio de su vida.
En la evangelización se habla siempre al individuo aunque nos encontremos en un acto con miles de personas. Por cierto tendrá importancia lo dicho por el Cristo ensalzado: "Yo hago nuevas todas las cosas" (Ap 21:5) que encontrará realización perfecta recién en el nuevo mundo de Dios. En el mundo de nuestros días no puede haber una “nueva humanidad” global esperar esto sería sólo fanatismo. El evangelio les habla a las personas de manera individual de la renovación por medio de la fe en Cristo esta renovación conduce a la obediencia por la fe hacia una transformación continua de su vida.
Por cierto que se trata prioritariamente en la evangelización de la “aceptación de la salvación” pero el anuncio en las congregaciones debe al mismo tiempo conducir a la obediencia de la fe, a llamar a una vida unida a Cristo, a conducir a la unión en la comunidad local. Sino el evangelio se vería reducido y enmudecido.
“Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro 5:8) él es nuestro salvador. Al mismo tiempo es nuestro Señor” (Ro 1:3).
Las palabras “Salvador” y “Señor” no se pueden separar uno de otra. Quien se abre a Jesús y confía su vida en él, recibe en él perdón de sus pecados, pero al mismo tiempo un nuevo Señor de su vida.
La fe, que le pedimos a Dios, porque él nos debe regalar, supone, que estamos dispuestos, a aceptar la palabra de señorío de Cristo para nuestra vida.
Pongamos a Jesucristo allí sólo como salvador, entonces anunciaremos una “gracia barata”, acentuemos sólo el mandato de obediencia, conduciremos así a la imagen irreal y a la legalidad.
“La evangelización comunica la buena noticia. La alegría del redimido forma tono básico y meta de todo anuncio evangelístico. Esto no excluye, más bien incluye que, el pecado y la muerte y juicio no se minimizan ni se desplazan. A la luz de Jesucristo se mencionarán abiertamente y sólo en la cruz del Gólgota se testimoniarán como superados. Donde la aceptación de la redención en Jesucristo termine la convulsión de la auto redención, crecerán una sobria alegría y una libertad evangélica en una vida renovada.
La voluntad de Dios en la que fue manifiesta la caída y la culpa del hombre, se experimenta junto a la cruz de Jesucristo como Gracia que salva. Desde allí se forma el hilo conductor de la nueva vida.
“La evangelización es la palabra y la oferta de salvación” (Fundamentación Teológica MJ´80)
“La evangelización es en su esencia el anuncio del Cristo histórico, bíblico como salvador y Señor. Su meta es, mover a las personas, a acceder a él de manera personal y reconciliarse con Dios. Quien pronuncie la invitación de Dios, no puede quedar callado, ya que el seguimiento algo costará. Jesús llama a todos, lo que quieran seguirlo, a negarse a sí mismo, a tomar su cruz y a identificarse con su nueva comunidad. El resultado de la evangelización incluye obediencia a Jesucristo, formar parte de su comunidad y servicio responsable en el mundo” (Pacto de Lausana).