Un Mundo Necesitado: Una Iglesia Debilitada
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(Mateo 17:14-20)
INTRODUCCION
Durante la ausencia de Jesús un hombre había llevado a los discípulos a su hijo epiléptico. Mateo describe al muchacho con el verbo seleniazesthai cuyo significado literal es "lunático". El estado del muchacho era tan serio que era un peligro para él mismo y para los demás.
Casi podemos escuchar el suspiro de alivio cuando apareció Jesús y podemos verlo haciéndose cargo de una situación que estaba totalmente fuera de control. Con una palabra severa y fuerte ordenó al demonio que se fuera y el niño quedó curado.
¿Qué ocurre cuando la iglesia no da fruto?
Una iglesia puede tener palabras sin obras, promesas sin realizaciones, reputación de poder. Mateo, Marcos y Lucas registraron cada uno un fracaso de fe que siguió inmediatamente a la transfiguración de Jesús. Mientras su Maestro era gloriosamente transformado en lo alto del monte Hermón, los discípulos fracasaban estrepitosamente abajo en el valle. Como representantes de un Señor ausente, ellos fracasaron.
Nosotros también representamos en nuestra iglesia a un Señor ausente. El mundo viene a nosotros con sus necesidades desesperadas y
preguntan: ¿Pueden ayudarnos? La iglesia fracasa en la ayuda a los sufrimientos humanos porque le falla la fe.
PROPOSICION
Este relato está lleno de cosas significativas. Veamos algunas de ellas:
1.- NUESTRA FALTA DE FE ENTORPECE LA OBRA DE CRISTO
1.1.- La humanidad sufriente espera ayuda de la iglesia:
El padre de un muchacho epiléptico representa a todos los que vienen desesperados a la iglesia de Cristo en busca de ayuda. Los nueve discípulos fracasados nos recuerdan a la iglesia que no tiene la fe que marca la diferencia.
1.2.- Los adversarios de la iglesia de Cristo critican la falta de fe:
Marcos 9:14 hace notar la presencia de cínicos escribas que ridiculizaban a los discípulos ante la gente a causa de su falta de fe. Cuando nuestra fe falla, damos motivos a los críticos de Cristo.
1.3.- Los discípulos están turbados por su falta de fe:
Frente a los críticos y la multitud de observadores, los nueve discípulos no pudieron dar fruto. Por extensión, el fallo
de los discípulos, era el fallo de su Señor. Nosotros estamos hoy turbados por la incapacidad para hacer mella en el sufrimiento de una humanidad desamparada.
1.4.- Los desamparados continúan sin amparo cuando falla la fe:
Difícilmente encontramos un cuadro más triste en el N. T. que el de este padre desesperado cuya última esperanza de ayuda
era Jesucristo. Su único hijo estaba poseído por el mal y era arrojado en lugares peligrosos. Nuestro mundo está poseído por
fuerzas que destruyen la vida y que sólo Cristo puede cambiar. Se duda del mismo Cristo cuando nuestra fe falla y no podemos sanar a los afligidos.
2.- LA CULPA DE LA FALTA DE FE CORRESPONDE A LOS DISCIPULOS
2.1.- La falta de fe es el fallo fundamental en el discipulado:
Cuando Cristo gritó: ¡Oh generación incrédula y perversa! (v.17), no excluyó a los discípulos. La incredulidad trastorna el mundo en que vivimos. Los nueve discípulos
personificaron la perversa incredulidad que caracterizaba el mundo en general. En lugar de cambiar la incredulidad del mundo, se unieron al mundo de la incredulidad.
2.2.- El falta de fe causa dolor a Jesucristo:
Sus palabras revelan la incapacidad de los discípulos para conectar su poder con la confianza. A Cristo le dolió la falta
de confianza más que todo lo demás. No es que Jesús diga que quiere deshacerse para siempre de los discípulos. Lo que dice es ¿Cuánto tiempo debo estar con ustedes para que comprendan? No hay nada más propio de Cristo que la paciencia. Cuando estamos a punto de perder la paciencia con los demás, recordemos la paciencia infinita de Dios
para con nosotros.
2.3.- El ministerio meramente mecánico hace fallar la fe:
Cristo había comisionado antes a los doce para hacer exactamente lo mismo que aquí no pudieron hacer (10:8) No podían limitarse a hacer los mismos gestos, repetir el ritual y conseguir algo. El servicio que transforma vidas debe apelar continuamente a los recursos de Cristo si es que quiere cambiar algo.
3.- LA RESTAURACION DE LA FE REQUIERE RECONOCER NUESTRAS FALLAS
Los discípulos se acercaron sabiamente a Jesús en privado para preguntarle por qué había fracasado su ministerio. Haremos bien
en llevar nuestros fracasos en la fe a Cristo para su corrección.
3.1.- Una fe minúscula puede hacer un gran milagro:
La mostaza crece desde ser la más pequeña semilla hasta hacerse el más grande arbusto de huerta. Evidentemente la fe de los discípulos había menguado si no llegaba siquiera al tamaño de un grano de mostaza. Fracasamos no por la fuerza de la oposición, sino por la falta de fe.
3.2.- La fe pequeña puede mover lo inamovible:
Mover una montaña era una expresión proverbial para superar grandes dificultades. En otro lugar Jesús afirmó que la fe puede desarraigar lo que parecía estar permanentemente arraigado. La fe en Dios es el instrumento que permite a los hombres quitar las montañas de dificultades que obstruyen el camino.
CONCLUSION
Nosotros no subimos al monte de la transfiguración para edificarnos tres enramadas, para poder permanecer allí, sino mas bien para recibir un toque del cielo para, enseguida, traerlo abajo al triste y sombrío valle del mundo.
Quiera Dios que podamos salir de la experiencia revestidos del poder que la multitud vio en El (Mr.9:15), y para vivir vidas transfiguradas entre nuestros amigos, vecinos, familiares, etc.
INTRODUCCION
Durante la ausencia de Jesús un hombre había llevado a los discípulos a su hijo epiléptico. Mateo describe al muchacho con el verbo seleniazesthai cuyo significado literal es "lunático". El estado del muchacho era tan serio que era un peligro para él mismo y para los demás.
Casi podemos escuchar el suspiro de alivio cuando apareció Jesús y podemos verlo haciéndose cargo de una situación que estaba totalmente fuera de control. Con una palabra severa y fuerte ordenó al demonio que se fuera y el niño quedó curado.
¿Qué ocurre cuando la iglesia no da fruto?
Una iglesia puede tener palabras sin obras, promesas sin realizaciones, reputación de poder. Mateo, Marcos y Lucas registraron cada uno un fracaso de fe que siguió inmediatamente a la transfiguración de Jesús. Mientras su Maestro era gloriosamente transformado en lo alto del monte Hermón, los discípulos fracasaban estrepitosamente abajo en el valle. Como representantes de un Señor ausente, ellos fracasaron.
Nosotros también representamos en nuestra iglesia a un Señor ausente. El mundo viene a nosotros con sus necesidades desesperadas y
preguntan: ¿Pueden ayudarnos? La iglesia fracasa en la ayuda a los sufrimientos humanos porque le falla la fe.
PROPOSICION
Este relato está lleno de cosas significativas. Veamos algunas de ellas:
1.- NUESTRA FALTA DE FE ENTORPECE LA OBRA DE CRISTO
1.1.- La humanidad sufriente espera ayuda de la iglesia:
El padre de un muchacho epiléptico representa a todos los que vienen desesperados a la iglesia de Cristo en busca de ayuda. Los nueve discípulos fracasados nos recuerdan a la iglesia que no tiene la fe que marca la diferencia.
1.2.- Los adversarios de la iglesia de Cristo critican la falta de fe:
Marcos 9:14 hace notar la presencia de cínicos escribas que ridiculizaban a los discípulos ante la gente a causa de su falta de fe. Cuando nuestra fe falla, damos motivos a los críticos de Cristo.
1.3.- Los discípulos están turbados por su falta de fe:
Frente a los críticos y la multitud de observadores, los nueve discípulos no pudieron dar fruto. Por extensión, el fallo
de los discípulos, era el fallo de su Señor. Nosotros estamos hoy turbados por la incapacidad para hacer mella en el sufrimiento de una humanidad desamparada.
1.4.- Los desamparados continúan sin amparo cuando falla la fe:
Difícilmente encontramos un cuadro más triste en el N. T. que el de este padre desesperado cuya última esperanza de ayuda
era Jesucristo. Su único hijo estaba poseído por el mal y era arrojado en lugares peligrosos. Nuestro mundo está poseído por
fuerzas que destruyen la vida y que sólo Cristo puede cambiar. Se duda del mismo Cristo cuando nuestra fe falla y no podemos sanar a los afligidos.
2.- LA CULPA DE LA FALTA DE FE CORRESPONDE A LOS DISCIPULOS
2.1.- La falta de fe es el fallo fundamental en el discipulado:
Cuando Cristo gritó: ¡Oh generación incrédula y perversa! (v.17), no excluyó a los discípulos. La incredulidad trastorna el mundo en que vivimos. Los nueve discípulos
personificaron la perversa incredulidad que caracterizaba el mundo en general. En lugar de cambiar la incredulidad del mundo, se unieron al mundo de la incredulidad.
2.2.- El falta de fe causa dolor a Jesucristo:
Sus palabras revelan la incapacidad de los discípulos para conectar su poder con la confianza. A Cristo le dolió la falta
de confianza más que todo lo demás. No es que Jesús diga que quiere deshacerse para siempre de los discípulos. Lo que dice es ¿Cuánto tiempo debo estar con ustedes para que comprendan? No hay nada más propio de Cristo que la paciencia. Cuando estamos a punto de perder la paciencia con los demás, recordemos la paciencia infinita de Dios
para con nosotros.
2.3.- El ministerio meramente mecánico hace fallar la fe:
Cristo había comisionado antes a los doce para hacer exactamente lo mismo que aquí no pudieron hacer (10:8) No podían limitarse a hacer los mismos gestos, repetir el ritual y conseguir algo. El servicio que transforma vidas debe apelar continuamente a los recursos de Cristo si es que quiere cambiar algo.
3.- LA RESTAURACION DE LA FE REQUIERE RECONOCER NUESTRAS FALLAS
Los discípulos se acercaron sabiamente a Jesús en privado para preguntarle por qué había fracasado su ministerio. Haremos bien
en llevar nuestros fracasos en la fe a Cristo para su corrección.
3.1.- Una fe minúscula puede hacer un gran milagro:
La mostaza crece desde ser la más pequeña semilla hasta hacerse el más grande arbusto de huerta. Evidentemente la fe de los discípulos había menguado si no llegaba siquiera al tamaño de un grano de mostaza. Fracasamos no por la fuerza de la oposición, sino por la falta de fe.
3.2.- La fe pequeña puede mover lo inamovible:
Mover una montaña era una expresión proverbial para superar grandes dificultades. En otro lugar Jesús afirmó que la fe puede desarraigar lo que parecía estar permanentemente arraigado. La fe en Dios es el instrumento que permite a los hombres quitar las montañas de dificultades que obstruyen el camino.
CONCLUSION
Nosotros no subimos al monte de la transfiguración para edificarnos tres enramadas, para poder permanecer allí, sino mas bien para recibir un toque del cielo para, enseguida, traerlo abajo al triste y sombrío valle del mundo.
Quiera Dios que podamos salir de la experiencia revestidos del poder que la multitud vio en El (Mr.9:15), y para vivir vidas transfiguradas entre nuestros amigos, vecinos, familiares, etc.