Tus ojitos

0
Nuestro ojos se cruzaron,
¿te acordás?
Ayer, en esa esquina
de mi ciudad.
Me pediste algo
y yo te ignoré,
seguí de largo,
tenía que hacer.
¿Qué tenía tu mirada
que no supe ver,
qué decían tus ojos
que aún no olvidé?
Ojos de pocos años, los tuyos,
pero llenos de vida,
más allá de tu mano tendida,
¿qué era lo que tus ojitos pedían?
Ojos suplicantes, cansados de sufrir,
manos extendidas, acostumbradas a pedir,
cuerpito sucio y menudo, buscando sobrevivir.
No pasabas de los seis
y ya la calle era tu hogar.
Tu techo... ¿quién sabe?
un lecho... ¿tenés?
¿Quién te cuida, quién te abraza,
quién te mima y te ayuda a crecer?
¿Cuáles son tus sueños
cuando soñar podés?
Cuando cerrás tus ojitos,
pequeña, ¿qué ves?
Gente que te ignora,
que te mira y no te ve.
Tu mano que sigue vacía,
y sin rumbo tus pies...
No bastan mil palabras, chiquita,
para pedirte perdón
por no haber sabido, egoísta,
leer en tus ojitos a Dios.
Un Dios que escondido en tus ojos
buscaba el encuentro otra vez
con alguien que, venciendo su ego,
abriera la puerta de su fe.
Un Dios que espera en el frío
un pan para comer,
y que haciendo tiempo en la noche
espera el amanecer.
Un Dios que en tu vida sufriente
quiso volver a nacer,
pobre, olvidado, pequeño, indigente,
en la calle, su nueva Belén.
Un Dios que reparte esperanza
desde tus ojos de seis,
que se hace lus en tu mirada
para que allí lo puedan ver.

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.