Sugerencias para una buena predicación

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Una buena predicación ocurre cuando:

v Un miembro de la comunidad legitimado por la misma, resulta reconocido por la congregación en ese acto como portador del mensaje de Dios.
v Nos "obliga" a reflexionar sobre la Biblia y nos haga conocer más acerca de ella y que es lo que Dios pretende de nosotros.
v Resulta un momento en que nos detenemos en nuestro diario ajetreo, acallamos otras voces, y nos disponemos a reflexionar sobre nuestra relación con el Señor.
v Nos apela a la conversión.
v Aplica el texto bíblico a nuestra vida cotidiana.
v Nos hace conocer las promesas que el Señor tiene para nosotros.
v Nos ayuda a "cargar las pilas" para la semana.

Elementos que entiendo necesarios para una buena predicación:

v La predicación debe estar siempre basada en la Biblia.
v El lenguaje que se utilice debe ser conforme a la comprensión de los oyentes.
v El mensaje debe aplicarse a elementos que hacen a la vida cotidiana de los miem-bros de la comunidad de fe.
v No debe ser un mero estudio bíblico, sino debe tener el carácter de una denuncia y una apelación, un llamado a la conversión, un anuncio de salvación.
v Debe contener una introducción, un desarrollo y una conclusión. Una buena con-clusión puede "salvar" un mensaje "regular". Un "brillante" mensaje se puede estropear por falta o por mala conclusión.
v "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Sólo los buenos predicadores se pueden dar el lujo de realizar una prédica larga. De cualquier manera, no debería superar el tiem-po de atención continuada de un adulto.
v Siempre he encontrado importante matizar el mensaje con ilustraciones (relatos, anécdotas, bromas de buen gusto, etc.) que aporten al contenido del mismo.
v En ocasiones, resulta interesante utilizar otras herramientas que coadyuven al mensaje. Ej: dramatizaciones, diálogos con el auditorio, etc,
v No leer el mensaje en tono discursivo o sentencioso. En lo posible, llevar notas guía, y lo ideal: no ayudarse con ningún papel.
v Considero que el discurso debe tener distintos ritmos, tonalidades de voz, gestos, etc. a medida que se va desplegando, los cuales deben estar de acuerdo con el contenido de lo que se está exponiendo. No debe ser monocorde.
v Se debe mirar a los ojos de los presentes, realizando un "paneo" continuo.
v No se debe hablar de muchos temas a la vez. Debe existir un hilo conductor, sobre el cual se tiene que insistir. Las ramificaciones no deben hacerlo perder de vista. La conclusión debe versar sobre él.
v El predicador debe ser alguien que de testimonio de la presencia de Jesucristo en su vida.
v El que predica debe hacerlo con entusiasmo, sintiéndose como dice la "Canción del testigo" del Cancionero Abierto: "Tu Palabra es una llama que mi lengua quemó", en obvia alusión a las palabras del apóstol Pablo. A la vez debe saberse testigo de la Palabra.
v Hay que hacer una buena interpretación del texto bíblico.
v El predicador debe orar antes de exponer su mensaje, pidiéndole a Dios que lo ilumine en la interpretación de las escrituras, y que permita que Su Palabra se deje traslucir en el mensaje, de tal manera que no vuelva a El vacía, como dicen las escrituras.
v Hay que dedicarle un buen tiempo de meditación y ser disciplinado para "armar" el mensaje.
v El acercamiento al texto bíblico tiene que estar imbuido de respeto.
v El predicador tiene que ser humilde en la preparación y exposición del mensaje.
v La predicación debe ser el anuncio de buenas noticias.

Aspectos comprendidos en las distintas interferencia que pueden llegar a obs-taculizar la transmisión del citado mensaje:

Deficiente pronunciación por parte del predicador.
Ruidos internos o externos.
Falta o mala audición.

Sugerencias para reducir interferencias:

Hacer buen uso del micrófono y testear su buen funcionamiento antes de comenzar el Culto.
Cerrar las aberturas que dejan pasar ruidos externos y cuidar que la temperatura ambiente sea adecuada.
Advertir para que el auditorio apague sus respectivos celulares y “beepers”.
Preparar para los niños una actividad simultánea, fuera del ámbito del templo, para evitar el bullicio de sus juegos y que puedan desplegar una labor propia de su edad.
Que el predicador practique buena articulación y modulación de las palabras.

Finalmente:

Una buena predicación procura:

a) Que el oyente sienta que la Palabra le hablaba a él, lo apelaba, que lo llamaba a una decisión personal.
b) Que se sienta identificado con lo que se decía en la Predicación.
c) Que no sólo le hable a su mente, sino también a su corazón, a sus sentimientos más profundos.
d) Que de alguna manera perciba que el mensaje está respondiendo a una necesidad que él tiene.

¡Qué el Señor te bendiga en tu próxima prédica!


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