Subiendo la Montaña
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Subiendo la montaña
Éxodo 7:1-5
¿Es duro subir una montaña? Si lo haces sin duda descubrirás que conforme avanzas y te diriges a la cima, las dificultades para avanzar y respirar son mayores. El viento y otros factores ajenos a nuestro manejo, tornan muy difícil desplazarse con la rapidez que anhelamos.
Esta es la mejor ilustración sobre las múltiples tentaciones y dificultades que le pasan a un líder cuando cumple una misión. Hay quienes desisten rápidamente y, así hayan andado la mitad del camino, vuelven atrás. Otros se desaniman porque consideran que "todavía les falta mucho" para llegar al punto más alto y no continúan. Un buen número prosigue la marcha pero influidos por sus compañeros, llegan a considerar que las jornadas son muy difíciles. El grupo que llega a la cima de la montaña es reducido, si es que solamente uno solo lo logra.
¿Quizás habrás experimentado una situación similar? Entonces comprenderá los difíciles momentos que pasaron Moisés y Aarón en el proceso de librar a los israelitas del cautiverio egipcio.
I. No te desespere ¡Si Dios te llama él te respaldara!
Si Dios da la visión, el concede la provisión y asegura la bendición. Tres elementos determinantes para toda persona que asume una enorme misión. ¿Quién permitirá materializar la misión? El Señor mismo.
Recordemos, los tropiezos iniciales de Moisés, no fueron nada comparado con lo que vendría. Tales hechos y la forma como los enfrentó representan un ejemplo para nosotros hoy.
Los primeros versos del capítulo 7 del Éxodo nos revelan aspectos interesantes que deberíamos considerar en nuestra vida.
"Toma en cuenta le dijo el Señor a Moisés que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta. Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas. Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas! Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor."(Exodo 7:1-5. Nueva Versión Internacional).
Pongámonos por un instante en los zapatos de Moisés. Dios le encomendó una misión. En ningún momento le prometió que sería fácil por el contrario, es a través sus durísimas experiencias y estando "Escuela de Dios", aprendió sobre los alcances de su nueva condición.
Al decir sí al llamamiento divino, se convirtió en Su representante ante Faraón.
Moisés fue puesto "por Dios ante el faraón". Son las credenciales del Dios Todopoderoso las que confieren autoridad y las posibilidades para desarrollar el trabajo encomendado. No son nuestras fuerzas, sino son las de Dios.
Quizá orastes por un trabajo. El te lo proveyó. Hoy sientes que no puedes ¿Quién respondió a sus oraciones? Dios mismo. Es sabio y por tanto, abrirá una salida. No estas solo ni en un laberinto del que no puedas salir, habrá victoria a pesar de todo.
¿Estas en el liderazgo y sientes que no puedes seguir adelante? ¿Cómo que todos están en contra tuya? Ten en cuenta que es posible vencer. Eres el representante de Dios. ¿Acaso no dependes de Él? Entonces, ¿qué impide que alcance los objetivos de la misión que recibistes?.
II. Debemos cumplir aquello que dispuso Dios
Dios no necesita que le demos "una ayudadita". El es poderoso para hacer todo cuanto se ha propuesto. Empujar junto a Dios no es otra cosa que poner un obstáculo a un costado y seguir adelante. Es necesario dejarlo que obre.
Dios fue muy claro con Moisés: "Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas".
¿Has intentado hacer las cosas a su manera creyendo que Dios te respaldará? La advertencia del Señor fue clara: el patriarca debía limitarse a hacer aquello que se le había ordenado. Igual nosotros. Obediencia es una de las palabras clave para un ministerio exitoso.
III. Dios es quien pelea la batalla
Dios es quien pelea con nosotros, tal como lo prometió a Moisés: "...y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto".
Es probable que como líder consideres que ya hicistes mucho y no puedes más. Has pensado en renunciar. ¿Es aconsejable? En absoluto. Cumpla lo que Dios te llamó a hacer, y si las luchas son enormes, deje que Él pelee por ti. Dios finalmente cumplirá aquello que se propuso: "Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor".
IV. ¡El enemigo se opondrá!
Satanás y sus huestes salen al paso tratando de impedir que cumplamos la misión.. No es nada nuevo, por el contrario, ha sido así desde la misma creación del Universo.
Cuando Dios confió a Moisés el poder para demostrar a Quién representaba, el diablo quiso imitar todo. Y lo hizo a través de los hechiceros al servicio de Faraón: "Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente. Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos."(Éxodo 7:10-12. Nueva Versión Internacional).
¿Acaso te ha ocurrido que al interior mismo de la congregación o del grupo que diriges hay quienes se levantaron en tu contra y pusieron en tela de juicio el liderazgo que desarrollas? ¿Enfrentástes en algún momento los aires de la división?¿Fuistes blanco de ataques injustificados? Sin duda que responderas afirmativamente a uno de los tres interrogantes sino es que dice si a todos.
Satanás es astuto. Es el artífice de muchas doctrinas de error que arrastran a hombres y mujeres, alejándolos de la Salvación de Cristo. Pero lo grave es que engaña incluso a quienes están en el Camino correcto.
Al diablo hay que confrontarlo en las fuerzas de Dios. Y una estrategia eficaz es el de orar al Padre pidiendo su intervención, y declarando rotas las estratagemas satánicas que se levantan en contra. No te olvides que tienes la autoridad que te confirió el Señor Jesucristo, y es necesario ejercerla...
V. Nunca lo olvides: El poder es de Dios, no tuyo
Preocupa que decena de líderes cristianos son humildes en tanto comienzan su labor. Pero una vez Dios los utiliza como instrumentos con poder y autoridad, olvidan que el poder proviene del Altísimo y no es fruto de méritos propios.
¿Recuerda las plagas con las que el Señor asoló a los egipcios? Personalmente siempre me han parecido algo extraordinario que rompió toda lógica y demuestra en quién hemos creído.
Recordémoslas de nuevo. Son nueve plagas: de la sangre (Éxodo 7:14-25), de las ranas (Éxodo 8:1-15), de los piojos (Éxodo 8:16-19), de las moscas (Éxodo 8:20-32), de la muerte del ganado (Éxodo 9:1-7), de las úlceras a personas y bestias (Éxodo 9:8-12), del granizo (Éxodo 9:13-35), de las langostas (Éxodo 10:1-20) y de las tinieblas (Éxodo 10:21-29).
El final de todo fue el anuncio sobre la muerte de los primogénitos (Éxodo 11:1-10) que tuvo cumplimiento unos cuantos versículos más adelante (Éxodo 12:29-35).
El poder fue tremendamente enorme. Pero era de Dios. Moisés lo entendió así y no se llenó de vanagloria. No vaya a ocurrir en tu vida que confundas cuál es la fuente de poder.
Quienes incurren en este error, rápidamente caen. Terminan frustrados. Sus vidas se vuelven un caos y hasta en el colmo de su descaro, echan la culpa a Dios. ¡Tremendo error! Son los orgullosos quienes desconocen el obrar divino.
Éxodo 7:1-5
¿Es duro subir una montaña? Si lo haces sin duda descubrirás que conforme avanzas y te diriges a la cima, las dificultades para avanzar y respirar son mayores. El viento y otros factores ajenos a nuestro manejo, tornan muy difícil desplazarse con la rapidez que anhelamos.
Esta es la mejor ilustración sobre las múltiples tentaciones y dificultades que le pasan a un líder cuando cumple una misión. Hay quienes desisten rápidamente y, así hayan andado la mitad del camino, vuelven atrás. Otros se desaniman porque consideran que "todavía les falta mucho" para llegar al punto más alto y no continúan. Un buen número prosigue la marcha pero influidos por sus compañeros, llegan a considerar que las jornadas son muy difíciles. El grupo que llega a la cima de la montaña es reducido, si es que solamente uno solo lo logra.
¿Quizás habrás experimentado una situación similar? Entonces comprenderá los difíciles momentos que pasaron Moisés y Aarón en el proceso de librar a los israelitas del cautiverio egipcio.
I. No te desespere ¡Si Dios te llama él te respaldara!
Si Dios da la visión, el concede la provisión y asegura la bendición. Tres elementos determinantes para toda persona que asume una enorme misión. ¿Quién permitirá materializar la misión? El Señor mismo.
Recordemos, los tropiezos iniciales de Moisés, no fueron nada comparado con lo que vendría. Tales hechos y la forma como los enfrentó representan un ejemplo para nosotros hoy.
Los primeros versos del capítulo 7 del Éxodo nos revelan aspectos interesantes que deberíamos considerar en nuestra vida.
"Toma en cuenta le dijo el Señor a Moisés que te pongo por Dios ante el faraón. Tu hermano Aarón será tu profeta. Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas. Yo voy a endurecer el corazón del faraón, y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto ¡con grandes actos de justicia sacaré de allí a los escuadrones de mi pueblo, los israelitas! Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor."(Exodo 7:1-5. Nueva Versión Internacional).
Pongámonos por un instante en los zapatos de Moisés. Dios le encomendó una misión. En ningún momento le prometió que sería fácil por el contrario, es a través sus durísimas experiencias y estando "Escuela de Dios", aprendió sobre los alcances de su nueva condición.
Al decir sí al llamamiento divino, se convirtió en Su representante ante Faraón.
Moisés fue puesto "por Dios ante el faraón". Son las credenciales del Dios Todopoderoso las que confieren autoridad y las posibilidades para desarrollar el trabajo encomendado. No son nuestras fuerzas, sino son las de Dios.
Quizá orastes por un trabajo. El te lo proveyó. Hoy sientes que no puedes ¿Quién respondió a sus oraciones? Dios mismo. Es sabio y por tanto, abrirá una salida. No estas solo ni en un laberinto del que no puedas salir, habrá victoria a pesar de todo.
¿Estas en el liderazgo y sientes que no puedes seguir adelante? ¿Cómo que todos están en contra tuya? Ten en cuenta que es posible vencer. Eres el representante de Dios. ¿Acaso no dependes de Él? Entonces, ¿qué impide que alcance los objetivos de la misión que recibistes?.
II. Debemos cumplir aquello que dispuso Dios
Dios no necesita que le demos "una ayudadita". El es poderoso para hacer todo cuanto se ha propuesto. Empujar junto a Dios no es otra cosa que poner un obstáculo a un costado y seguir adelante. Es necesario dejarlo que obre.
Dios fue muy claro con Moisés: "Tu obligación es decir todo lo que yo te ordene que digas tu hermano Aarón, por su parte, le pedirá al faraón que deje salir de su país a los israelitas".
¿Has intentado hacer las cosas a su manera creyendo que Dios te respaldará? La advertencia del Señor fue clara: el patriarca debía limitarse a hacer aquello que se le había ordenado. Igual nosotros. Obediencia es una de las palabras clave para un ministerio exitoso.
III. Dios es quien pelea la batalla
Dios es quien pelea con nosotros, tal como lo prometió a Moisés: "...y aunque haré muchas señales milagrosas y prodigios en Egipto, él no les hará caso. Entonces descargaré mi poder sobre Egipto".
Es probable que como líder consideres que ya hicistes mucho y no puedes más. Has pensado en renunciar. ¿Es aconsejable? En absoluto. Cumpla lo que Dios te llamó a hacer, y si las luchas son enormes, deje que Él pelee por ti. Dios finalmente cumplirá aquello que se propuso: "Y cuando yo despliegue mi poder contra Egipto y saque de allí a los israelitas, sabrán los egipcios que yo soy el Señor".
IV. ¡El enemigo se opondrá!
Satanás y sus huestes salen al paso tratando de impedir que cumplamos la misión.. No es nada nuevo, por el contrario, ha sido así desde la misma creación del Universo.
Cuando Dios confió a Moisés el poder para demostrar a Quién representaba, el diablo quiso imitar todo. Y lo hizo a través de los hechiceros al servicio de Faraón: "Moisés y Aarón fueron a ver al faraón y cumplieron las órdenes del Señor. Aarón arrojó su vara al suelo ante el faraón y sus funcionarios, y la vara se convirtió en serpiente. Pero el faraón llamó a los sabios y hechiceros y, mediante sus artes secretas, también los magos egipcios hicieron lo mismo: Cada uno de ellos arrojó su vara al suelo, y cada vara se convirtió en una serpiente. Sin embargo, la vara de Aarón se tragó las varas de todos ellos."(Éxodo 7:10-12. Nueva Versión Internacional).
¿Acaso te ha ocurrido que al interior mismo de la congregación o del grupo que diriges hay quienes se levantaron en tu contra y pusieron en tela de juicio el liderazgo que desarrollas? ¿Enfrentástes en algún momento los aires de la división?¿Fuistes blanco de ataques injustificados? Sin duda que responderas afirmativamente a uno de los tres interrogantes sino es que dice si a todos.
Satanás es astuto. Es el artífice de muchas doctrinas de error que arrastran a hombres y mujeres, alejándolos de la Salvación de Cristo. Pero lo grave es que engaña incluso a quienes están en el Camino correcto.
Al diablo hay que confrontarlo en las fuerzas de Dios. Y una estrategia eficaz es el de orar al Padre pidiendo su intervención, y declarando rotas las estratagemas satánicas que se levantan en contra. No te olvides que tienes la autoridad que te confirió el Señor Jesucristo, y es necesario ejercerla...
V. Nunca lo olvides: El poder es de Dios, no tuyo
Preocupa que decena de líderes cristianos son humildes en tanto comienzan su labor. Pero una vez Dios los utiliza como instrumentos con poder y autoridad, olvidan que el poder proviene del Altísimo y no es fruto de méritos propios.
¿Recuerda las plagas con las que el Señor asoló a los egipcios? Personalmente siempre me han parecido algo extraordinario que rompió toda lógica y demuestra en quién hemos creído.
Recordémoslas de nuevo. Son nueve plagas: de la sangre (Éxodo 7:14-25), de las ranas (Éxodo 8:1-15), de los piojos (Éxodo 8:16-19), de las moscas (Éxodo 8:20-32), de la muerte del ganado (Éxodo 9:1-7), de las úlceras a personas y bestias (Éxodo 9:8-12), del granizo (Éxodo 9:13-35), de las langostas (Éxodo 10:1-20) y de las tinieblas (Éxodo 10:21-29).
El final de todo fue el anuncio sobre la muerte de los primogénitos (Éxodo 11:1-10) que tuvo cumplimiento unos cuantos versículos más adelante (Éxodo 12:29-35).
El poder fue tremendamente enorme. Pero era de Dios. Moisés lo entendió así y no se llenó de vanagloria. No vaya a ocurrir en tu vida que confundas cuál es la fuente de poder.
Quienes incurren en este error, rápidamente caen. Terminan frustrados. Sus vidas se vuelven un caos y hasta en el colmo de su descaro, echan la culpa a Dios. ¡Tremendo error! Son los orgullosos quienes desconocen el obrar divino.