Sin Cristo nada podemos hacer

0
San Juan 15: 5

Sin Dios, el ser humano fracasa. Dice el salmista “Si el señor no construye su casa, en vano trabaja el que la edifica” .Aunque la mayoría de nosotros compartimos la convicción de que en último análisis es Dios quien da la base, sentido y sustento a nuestra vida, estamos contaminados con la idea de que nos somos tan dependientes de Dios como decimos que creemos. Los resultados están a la vista, por el estilo de vida tan independiente y tan egoísta que llevamos.

La pequeña fábula del girasol, nos ayuda a ilustrar esta reflexión.
Un pequeño girasol creía que era él el que hacía mover al sol por los cielos desde el amanecer hasta el atardecer, y que por eso recibía el nombre de girasol. Días tras día el creía que estaba haciendo un gran esfuerzo de guiar al sol desde el amanecer hasta el ocaso, y exclamaba al final del día: “Un día más que cumplo con mi deber de guiar al sol. Sin mi trabajo no se podría mover”.
Cierto día, una joven mamá y su pequeño hijo pasaban por ese lugar y vieron a esta pequeña flor. Se acercaron, y la mamá le explicó a su hijo la particularidad que tenía esta flor de que ella siempre giraba y seguía a la dirección del sol. Cuando la pequeña flor escuchó esta verdad, se quedó muy desanimada y deprimida, porque ella creía que era por el esfuerzo de ella que el sol se movía. Más al día siguiente, bien temprano al nacer el sol, esta flor tuvo una experiencia maravillosa. Sin fuerzas por el dolor de la experiencia del día anterior, notó que los rayos del sol la iluminaban, la animaban y la fortalecían, haciendo que su flaco tallo se endureciera de nuevo y siguiera a la luz del nuevo amanecer, y sin esfuerzo alguno notó que su rostro estaba apuntando de nuevo al sol. Sorprendida y aliviada, la pequeña flor se entregó totalmente a la luz y al calor que la envolvían.

No somos nosotros, con nuestro esfuerzo y voluntad, lo que hacemos el resultado de nuestro trabajo. Más es la ayuda que proviene de Dios y de su eterna bondad lo que nos capacita, ayuda, orienta y bendice con el poder del Espíritu Santo. Así como los rayos del sol invadieron y reanimaron a este pequeño girasol a volver su mirada al sol, así Dios también nos reanima y nos fortalece por medio de su palabra, la palabra de Dios encontrada en la Biblia. Ella nos orienta, no a mirarnos a nosotros mismos, sino a mirar a Cristo y a permanecer en El, ya que sin El no podemos hacer nada (San Juan 15:5)

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.