Si ya crees en Dios, esto te falta
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Hechos 10:1-48
Si usted es de los que dice creer en Dios y está totalmente convencido
de ello, el título de este mensaje podría sorprenderle. ¿Cómo puede
alguien sugerir que creer en Dios no basta? ¿Existe acaso la necesidad de
algo adicional?
En el pasaje mencionado en el Libro de Los Hechos, capítulo
10, se relatan aspectos interesantes de la vida de un hombre llamado
Cornelio. Este hombre no era un judío. Era un centurión del imperio
romano domiciliado en Cesarea de Filipos. Con toda seguridad, Cornelio
era un simpatizante de la fe de los judíos pues temía a Dios, oraba
con frecuencia y buscaba agradar al Señor en todos los actos de su vida.
Además, tenía un corazón solidario y daba siempre limosnas a los más
necesitados.
Probablemente a muchos de nosotros, tener un estilo de vida
similar al de Cornelio podría tener satisfechas nuestras conciencias
y aplacadas la mayoría de inquietudes espirituales de nuestros
corazones. Podríamos pensar aun que muy poco o acaso nada, es lo
que podría añadirse a nuestra expresión de fe.
Sin embargo, cierto día todo cambio en la vida de este
hombre. Mientras oraba, Cornelio tiene una visión por medio de la cual es
instruido por Dios a fin de que trajese a su casa al Apóstol Pedro,
pues él tenía que decirle cosas que debía de hacer. Obediente a la
visión, comisiona a tres servidores para cumplir las instrucciones
recibidas del ángel del Señor (v.1-8).
El Apóstol Pedro, lejos de aquel lugar oraba a Dios y le
sobreviene una visión por medio de la cual el Señor lo insta a matar y
alimentarse de alimentos que los judíos consideraban inmundos. Pedro se
niega reiteradamente argumentando que él jamás había comido cosas
comunes o inmundas. Dios le responde: "lo que Dios limpió, no lo llames tú
común..." (v.15) Mientras meditaba Pedro sobre todo esto, los
servidores de Cornelio llegaban para buscarle. El Espíritu Santo instruye a
Pedro con firmeza para que los acompañe y deje de lado los
prejuicios raciales y religiosos que él tenía, los cuales lo inhibían de
confraternizar con gente de otras nacionalidades a quienes los judíos
consideraban paganos. Esto último era en esencia, el significado de
esta curiosa visión.
Pedro finalmente obedece al Espíritu Santo y comparece en
el hogar de Cornelio, quien lo esperaba rodeado de sus familiares y
amigos más íntimos (v.24). Pedro empieza su discurso hablándoles
acerca de Jesús, el Hijo de Dios, el camino dado por el Creador, por medio
del cual puede llegar el hombre a tener salvación y vida eterna.
Los ojos de Cornelio y sus acompañantes estaban fijos sobre Pedro,
atentos al mensaje que podría cambiarles sus vidas (v.33) y
confrontados con la urgente necesidad de recibir perdón de sus pecados por
medio de la fe en Jesucristo (v.43) Comprendían recién que en efecto,
creer en JESÚS era lo único que les faltaba para tener una fe
completa.
La reunión culmina cuando súbitamente el Espíritu Santo
cae sobre los asistentes y empiezan a hablar en lenguas alabando y
magnificando a Dios. El Espíritu Santo que había auspiciado esta
reunión confirmaba Su agrado, derramándose y llenando los corazones de
los presentes, en medio de expresiones de alabanza, gratitud y
adoración (v.44-46) a Dios.
Cornelio tomó conciencia de que había algo que
faltaba en su vida. Conocía mucha información de Dios, oraba con
frecuencia, asistía a un templo a escuchar la palabra de Dios, daba
limosnas a los pobres. Hacía lo que muchos hombres y mujeres hacen hoy en
día sin embargo, tuvo que reconocer al final que algo le faltaba.
Dios tuvo que disponer que su servidor, el Apóstol Pedro fuese a
casa de Cornelio para compartirle de Jesús. Recién entonces su
fe era completa, solo entonces pudo decir Cornelio: ¡Con Jesús
lo tengo todo!
¿Estás satisfecho mi amigo, mi amiga con lo que sabes de
Dios? ¿Te sientes identificado de algún modo con Cornelio? ¿Te
educaste en un colegio donde se hablaba a menudo de Dios y sin embargo
sientes vacía tu vida? ¿Vas a una iglesia, escuchas hablar de Dios pero
tu vida no refleja a Dios? Creo que como Cornelio, necesitas
cuestionarte y reconocer que algo te falta. Dios quiere hacerte
saber que solo con Jesús llenarás ese vacío de tu corazón y solo
entonces, tendrá un propósito definido tu vida. Jesús puede instalar
Su brújula en tu corazón y darte un sendero seguro a seguir.
Si hoy deseas que tu día termine como el de Cornelio y sus familiares
y amigos cercanos, te animo a tomar una importante decisión. Te
animo a reconciliarte con Dios hoy mismo. Aun si no te crees
digno de que Dios se fije en ti, te hago saber que JESÚS te ama y mostró
Su amor por ti muriendo en una cruz, tomando para Sí, el castigo de
la paz que hoy te ofrece a manos llenas. No dejes pasar la
oportunidad, dobla tus rodillas delante de Dios y ora audiblemente esta
sencilla oración:
DIOS SOY UN PECADOR. ESTOY PERDIDO EN LAS TINEBLAS Y SIN RUMBO. SE
QUE MUCHAS VECES PEQUE Y TE OFENDI. HOY TE PIDO PERDON POR MIS
REBELIONES. DECIDO ABRIR LIBRE Y VOLUNTARIAMENTE MI CORAZON A JESUS,
ACEPTO QUE A PARTIR DE HOY JESÚS SEA MI SALVADOR PERSONAL Y MI
DUEÑO. TE AGRADEZCO DIOS POR JESÚS, PORQUE MURIO EN LA CRUZ
POR MIS PECADOS Y DERRAMÓ SU SANGRE EN MI FAVOR. LIMPIAME Y HAZ
DE MI UNA NUEVA CREACIÓN. AFIRMA MI CORAZON EN TUS PASOS PARA NO
APARTARME DE TU VOLUNTAD. HAGO ESTA ORACIÓN EN EL NOMBRE DE JESÚS.
AMEN.
Si usted es de los que dice creer en Dios y está totalmente convencido
de ello, el título de este mensaje podría sorprenderle. ¿Cómo puede
alguien sugerir que creer en Dios no basta? ¿Existe acaso la necesidad de
algo adicional?
En el pasaje mencionado en el Libro de Los Hechos, capítulo
10, se relatan aspectos interesantes de la vida de un hombre llamado
Cornelio. Este hombre no era un judío. Era un centurión del imperio
romano domiciliado en Cesarea de Filipos. Con toda seguridad, Cornelio
era un simpatizante de la fe de los judíos pues temía a Dios, oraba
con frecuencia y buscaba agradar al Señor en todos los actos de su vida.
Además, tenía un corazón solidario y daba siempre limosnas a los más
necesitados.
Probablemente a muchos de nosotros, tener un estilo de vida
similar al de Cornelio podría tener satisfechas nuestras conciencias
y aplacadas la mayoría de inquietudes espirituales de nuestros
corazones. Podríamos pensar aun que muy poco o acaso nada, es lo
que podría añadirse a nuestra expresión de fe.
Sin embargo, cierto día todo cambio en la vida de este
hombre. Mientras oraba, Cornelio tiene una visión por medio de la cual es
instruido por Dios a fin de que trajese a su casa al Apóstol Pedro,
pues él tenía que decirle cosas que debía de hacer. Obediente a la
visión, comisiona a tres servidores para cumplir las instrucciones
recibidas del ángel del Señor (v.1-8).
El Apóstol Pedro, lejos de aquel lugar oraba a Dios y le
sobreviene una visión por medio de la cual el Señor lo insta a matar y
alimentarse de alimentos que los judíos consideraban inmundos. Pedro se
niega reiteradamente argumentando que él jamás había comido cosas
comunes o inmundas. Dios le responde: "lo que Dios limpió, no lo llames tú
común..." (v.15) Mientras meditaba Pedro sobre todo esto, los
servidores de Cornelio llegaban para buscarle. El Espíritu Santo instruye a
Pedro con firmeza para que los acompañe y deje de lado los
prejuicios raciales y religiosos que él tenía, los cuales lo inhibían de
confraternizar con gente de otras nacionalidades a quienes los judíos
consideraban paganos. Esto último era en esencia, el significado de
esta curiosa visión.
Pedro finalmente obedece al Espíritu Santo y comparece en
el hogar de Cornelio, quien lo esperaba rodeado de sus familiares y
amigos más íntimos (v.24). Pedro empieza su discurso hablándoles
acerca de Jesús, el Hijo de Dios, el camino dado por el Creador, por medio
del cual puede llegar el hombre a tener salvación y vida eterna.
Los ojos de Cornelio y sus acompañantes estaban fijos sobre Pedro,
atentos al mensaje que podría cambiarles sus vidas (v.33) y
confrontados con la urgente necesidad de recibir perdón de sus pecados por
medio de la fe en Jesucristo (v.43) Comprendían recién que en efecto,
creer en JESÚS era lo único que les faltaba para tener una fe
completa.
La reunión culmina cuando súbitamente el Espíritu Santo
cae sobre los asistentes y empiezan a hablar en lenguas alabando y
magnificando a Dios. El Espíritu Santo que había auspiciado esta
reunión confirmaba Su agrado, derramándose y llenando los corazones de
los presentes, en medio de expresiones de alabanza, gratitud y
adoración (v.44-46) a Dios.
Cornelio tomó conciencia de que había algo que
faltaba en su vida. Conocía mucha información de Dios, oraba con
frecuencia, asistía a un templo a escuchar la palabra de Dios, daba
limosnas a los pobres. Hacía lo que muchos hombres y mujeres hacen hoy en
día sin embargo, tuvo que reconocer al final que algo le faltaba.
Dios tuvo que disponer que su servidor, el Apóstol Pedro fuese a
casa de Cornelio para compartirle de Jesús. Recién entonces su
fe era completa, solo entonces pudo decir Cornelio: ¡Con Jesús
lo tengo todo!
¿Estás satisfecho mi amigo, mi amiga con lo que sabes de
Dios? ¿Te sientes identificado de algún modo con Cornelio? ¿Te
educaste en un colegio donde se hablaba a menudo de Dios y sin embargo
sientes vacía tu vida? ¿Vas a una iglesia, escuchas hablar de Dios pero
tu vida no refleja a Dios? Creo que como Cornelio, necesitas
cuestionarte y reconocer que algo te falta. Dios quiere hacerte
saber que solo con Jesús llenarás ese vacío de tu corazón y solo
entonces, tendrá un propósito definido tu vida. Jesús puede instalar
Su brújula en tu corazón y darte un sendero seguro a seguir.
Si hoy deseas que tu día termine como el de Cornelio y sus familiares
y amigos cercanos, te animo a tomar una importante decisión. Te
animo a reconciliarte con Dios hoy mismo. Aun si no te crees
digno de que Dios se fije en ti, te hago saber que JESÚS te ama y mostró
Su amor por ti muriendo en una cruz, tomando para Sí, el castigo de
la paz que hoy te ofrece a manos llenas. No dejes pasar la
oportunidad, dobla tus rodillas delante de Dios y ora audiblemente esta
sencilla oración:
DIOS SOY UN PECADOR. ESTOY PERDIDO EN LAS TINEBLAS Y SIN RUMBO. SE
QUE MUCHAS VECES PEQUE Y TE OFENDI. HOY TE PIDO PERDON POR MIS
REBELIONES. DECIDO ABRIR LIBRE Y VOLUNTARIAMENTE MI CORAZON A JESUS,
ACEPTO QUE A PARTIR DE HOY JESÚS SEA MI SALVADOR PERSONAL Y MI
DUEÑO. TE AGRADEZCO DIOS POR JESÚS, PORQUE MURIO EN LA CRUZ
POR MIS PECADOS Y DERRAMÓ SU SANGRE EN MI FAVOR. LIMPIAME Y HAZ
DE MI UNA NUEVA CREACIÓN. AFIRMA MI CORAZON EN TUS PASOS PARA NO
APARTARME DE TU VOLUNTAD. HAGO ESTA ORACIÓN EN EL NOMBRE DE JESÚS.
AMEN.