Santiago 3:13-4:3
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Introducción
Estructuralmente, Sgo 3,13-18 retoma 1,16-25, estudiado anteriormente. 4,1-12 retoma 1,12-15, con “problemas por la concupiscencia” y “pecado”
Repaso exegético
Vv. 13-18 retoman 1,16-25, pero también 1,5, donde se invitaba a quien quisiera tener sabiduría, a que orara pidiéndola. Aquí se decribe el carácter de la sabiduría divina. Dada la conexión con 1,5, y dado el carácter general de estos vv., su conexión con los maestros cuestionados en 3,1 no es inmediata.
V. 13: Se describe a la persona usando dos adj., sabio y con entendimiento (epistemon), cf. Deut 1,13; 4,6; 1 Re 4,29; Job 28,28; Dan 5,12; 1 Cor 1,20 (citando Isa 19,12).
La frase “la dulzura de la sabiduría” puede adosarse tanto al verbo como al sustantivo “obras”: la manera de vivir toda de quien quiere ser sabio (¿sabia?) debe demostrar que sus obras están guiadas poari la sabiduría.
V. 14: la combinación zelos kai eritheia aparece también en 1 Cor 12,20 y Gál 5,20, reflejando problemas recurrentes de las comunidades. Nótese la misma combinación de los temas de la sabiduría y la envidia/contiendas en los cap. 1 y 3 de 1 Corintios. La oposición, al menos en Sgo, no es contra un sistema opuesto de enseñanza, sino en que lo que los supuestamente sabios buscan y tratan de lograr a cualquier precio, de hecho es no-sabiduría, terrena, natural, demoníaca. Es inconsistente (¡de nuevo!)
V. 17: Sgo usa varios pares de adj.: pura (relacionado con la pureza ritual, la presencia de lo divino) y pacífica, complaciente (relacionada con la equidad en el juicio) y dócil (relacionada con la obediencia), llena de compasión y buenos frutos (recuérdese lo dicho en 1,27 sobre la compasión que sobrepasa el juicio), imparcial y sin hipocresía (por ende, tiende a la unidad, no a la discordia).
V. 18: las conexiones veterotestamentarias entre justicia y paz son numerosas, cf. Sal 85,10; 71,7; Isa 32,17, Prov 3,9; 11,30; Am 6,12; Fil 1,11; 2 Cor 9,10).
En cuanto a 4,1-10, aquí hacemos mención sólo de algunos puntos importantes. Los vv. 1-6 tienen un tono exhortatorio, argumentativo, que del 7 al 10 cambia al imperativo. Tema general: efectos desastrosos de la búsqueda de placeres humanos y necesidad de arrepentimiento total. La falta de resultados de sus denodados esfuerzos son atribuidos a dos causas: no orar, y orar con codicia. En cualquiera de los dos casos, la oración es vista como falta de sinceridad y de efecto.
Breve reflexión teológica
Una vez más, Sgo vuelve al tema de la coherencia entre la fe que se profesa y las obras que se realizan. En este caso, la búsqueda de sabiduría (¡qué mejor!) lleva a la no-sabiduría, porque en realidad no es la sabiduría divina la que se está buscando, sino el poder o prestigio que ésta puede otorgar. Y entonces, razona Santiago, es terrena, natural y demoníaca. En cambio, hay otra sabiduría, que produce unidad, armonía, bienestar, y ésta se busca a partir de la actitud adecuada. Es decir, que se llega cuando se camina por el camino correcto, sino no. no hay “malos medios para un buen fin”. El uso de pares de adjetivos me recuerda el canto de 1 Corintios 13 sobre el amor.
Posible esquema para la predicación
1. A lo largo de estos cuatro domingos de septiembre la epístola de Santiago ha mostrado de varias maneras lo que significa la coherencia entre fe y obras, entre el Jesucristo de la gloria al que su audiencia (y nosotras/os confesamos) y lo que ese mismo Jesucristo enseñó como forma de vida.
2. Este último domingo el texto retoma la incoherencia fe-obras (que pasó por la diatriba, los efectos del discurso, la búsqueda de ministerios honrados por la gente, las envidias y rencillas entre miembros de la comunidad, la discriminación entre el rico y el pobre que visitan la asamblea) mostrando que ni siquiera el don divino de la sabiduría son inmunes a los intereses mezquinos, aun de quienes confesamos el nombre de Cristo.
3. ¿Cuál es la solución, entonces? Se me ocurre que, un elemento es el constante examen de aquellas tentaciones y pecados que nos hacen miembros indignos del cuerpo del que formamos parte. Otro elemento es la búsqueda de ministerios y ministros equilibrados dentro de la comunidad. No privilegiar uno sobre otros (¿¡ni el del pastor!?), pero tampoco promover una competición (en el mal sentido de la palabra) entre unos y otros. Finalmente, para los cuatro domingos me parece importante el tema ya mencionado arriba, de que no se trata solamente de denunciar las faltas de la congregación, sino también de anunciar lo que la gracia de Dios obra en nosotros: entonces sí, habrá obras
Estructuralmente, Sgo 3,13-18 retoma 1,16-25, estudiado anteriormente. 4,1-12 retoma 1,12-15, con “problemas por la concupiscencia” y “pecado”
Repaso exegético
Vv. 13-18 retoman 1,16-25, pero también 1,5, donde se invitaba a quien quisiera tener sabiduría, a que orara pidiéndola. Aquí se decribe el carácter de la sabiduría divina. Dada la conexión con 1,5, y dado el carácter general de estos vv., su conexión con los maestros cuestionados en 3,1 no es inmediata.
V. 13: Se describe a la persona usando dos adj., sabio y con entendimiento (epistemon), cf. Deut 1,13; 4,6; 1 Re 4,29; Job 28,28; Dan 5,12; 1 Cor 1,20 (citando Isa 19,12).
La frase “la dulzura de la sabiduría” puede adosarse tanto al verbo como al sustantivo “obras”: la manera de vivir toda de quien quiere ser sabio (¿sabia?) debe demostrar que sus obras están guiadas poari la sabiduría.
V. 14: la combinación zelos kai eritheia aparece también en 1 Cor 12,20 y Gál 5,20, reflejando problemas recurrentes de las comunidades. Nótese la misma combinación de los temas de la sabiduría y la envidia/contiendas en los cap. 1 y 3 de 1 Corintios. La oposición, al menos en Sgo, no es contra un sistema opuesto de enseñanza, sino en que lo que los supuestamente sabios buscan y tratan de lograr a cualquier precio, de hecho es no-sabiduría, terrena, natural, demoníaca. Es inconsistente (¡de nuevo!)
V. 17: Sgo usa varios pares de adj.: pura (relacionado con la pureza ritual, la presencia de lo divino) y pacífica, complaciente (relacionada con la equidad en el juicio) y dócil (relacionada con la obediencia), llena de compasión y buenos frutos (recuérdese lo dicho en 1,27 sobre la compasión que sobrepasa el juicio), imparcial y sin hipocresía (por ende, tiende a la unidad, no a la discordia).
V. 18: las conexiones veterotestamentarias entre justicia y paz son numerosas, cf. Sal 85,10; 71,7; Isa 32,17, Prov 3,9; 11,30; Am 6,12; Fil 1,11; 2 Cor 9,10).
En cuanto a 4,1-10, aquí hacemos mención sólo de algunos puntos importantes. Los vv. 1-6 tienen un tono exhortatorio, argumentativo, que del 7 al 10 cambia al imperativo. Tema general: efectos desastrosos de la búsqueda de placeres humanos y necesidad de arrepentimiento total. La falta de resultados de sus denodados esfuerzos son atribuidos a dos causas: no orar, y orar con codicia. En cualquiera de los dos casos, la oración es vista como falta de sinceridad y de efecto.
Breve reflexión teológica
Una vez más, Sgo vuelve al tema de la coherencia entre la fe que se profesa y las obras que se realizan. En este caso, la búsqueda de sabiduría (¡qué mejor!) lleva a la no-sabiduría, porque en realidad no es la sabiduría divina la que se está buscando, sino el poder o prestigio que ésta puede otorgar. Y entonces, razona Santiago, es terrena, natural y demoníaca. En cambio, hay otra sabiduría, que produce unidad, armonía, bienestar, y ésta se busca a partir de la actitud adecuada. Es decir, que se llega cuando se camina por el camino correcto, sino no. no hay “malos medios para un buen fin”. El uso de pares de adjetivos me recuerda el canto de 1 Corintios 13 sobre el amor.
Posible esquema para la predicación
1. A lo largo de estos cuatro domingos de septiembre la epístola de Santiago ha mostrado de varias maneras lo que significa la coherencia entre fe y obras, entre el Jesucristo de la gloria al que su audiencia (y nosotras/os confesamos) y lo que ese mismo Jesucristo enseñó como forma de vida.
2. Este último domingo el texto retoma la incoherencia fe-obras (que pasó por la diatriba, los efectos del discurso, la búsqueda de ministerios honrados por la gente, las envidias y rencillas entre miembros de la comunidad, la discriminación entre el rico y el pobre que visitan la asamblea) mostrando que ni siquiera el don divino de la sabiduría son inmunes a los intereses mezquinos, aun de quienes confesamos el nombre de Cristo.
3. ¿Cuál es la solución, entonces? Se me ocurre que, un elemento es el constante examen de aquellas tentaciones y pecados que nos hacen miembros indignos del cuerpo del que formamos parte. Otro elemento es la búsqueda de ministerios y ministros equilibrados dentro de la comunidad. No privilegiar uno sobre otros (¿¡ni el del pastor!?), pero tampoco promover una competición (en el mal sentido de la palabra) entre unos y otros. Finalmente, para los cuatro domingos me parece importante el tema ya mencionado arriba, de que no se trata solamente de denunciar las faltas de la congregación, sino también de anunciar lo que la gracia de Dios obra en nosotros: entonces sí, habrá obras