Santiago 2:1-17

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Salmo 146 Is 35:4-7 Santiago 2:1-17 Marcos 7:24-37

No acepción de personas y la fe sin obras está muerta

Situación vital y estructura del texto

Esta perícopa es la tercera en la serie temática de Santiago: una advertencia en contra de un descrédito de los pobres y una preferencia de los ricos en la comunidad. Antes, en 1:9-11.22-27, el autor contrasta entre los que están en posición humilde y los adinerados, con ilustración práctica. Ahora la misma idea se define en el encuentro dramático entre los dos tipos sociales cuando van a la asamblea.

Hay dos posibilidades de esta puesta en escena: se está describiendo ora a la iglesia reunida para el culto, asumiendo que ‘sinagoga’ en el v 2 significa el lugar de reunión del ‘sábado’ (entre los cristianos), ora con el trasfondo de una corte eclesial cuando la congregación ha venido a oír un caso judicial (‘sinagoga’ se refiere entonces a un aspecto de la asamblea cristiana, semejante a 1 Cor 6:1-6 cf. Mt 18:15-20, un préstamo de la función de la sinagoga judía como una bet-din, literalmente, ‘casa de juicio’.

En el caso anterior, la descripción de Santiago – incluso si fuera totalmente teórica (idea basada en eán... eisélthe) – se relaciona con una escena en el culto público, cuando rico y pobre juegan el papel de visitantes ocasionales o son nuevos convertidos que buscan identificarse con un grupo cristiano local. Ese grupo supone una comunidad judeocristiana, y su composición se refleja en el uso de synagogév en lugar de ekklesía. La escena alternativa, sin embargo, tiene mucho de posibilidad por dos razones particulares: una donde la escena en estos versos describiría a una congregación reunida para hacer justicia que encuentra paralelos judíos como evidencia de la necesidad de imparcialidad aunque los litigantes se vistieran con ropa elegante para impresionar a la asamblea o se les dieran asientos preferenciales como marca de respeto. La segunda razón para suponer que esta escena se desarrolla en una corte y debe ser preferida se basaría en la redacción de v 6: “los mismos (ricos) os arrastran ante los tribunales” que es la denuncia de Santiago: una división dentro de la comunidad (v 4). El idioma socioforense se lee más naturalmente si la escena se desarrolla en una iglesia que se reúne para considerar algún problema legal. Entonces, la actitud estúpida de favoritismo, prosopolempsía (en v 1), es más entendible que Santiago la reprenda.

Esta sección, de hecho, trae nada menos que tres cargos contra los lectores. Primero, ellos son culpables de esnobismo social y parcialidad en oposición al carácter de Dios (vv 1-5). Segundo, ellos son extraña e irónicamente cortos de vista. Estando del lado del rico – el v 5, ensancha el argumento al observar la situación general de cómo el rico trata al pobre – los lectores toman parte por aquéllos que son sus antagonistas y opresores (vv 6-7). Finalmente, el malestar social y la situación confusa que descamina a los cristianos para jugar a favor de sus perseguidores enemigos, el autor le da el nombre de pecado (vv 8-13) cuando se torna al lado del pobre en el debate. Para Santiago al pecado se lo considera como una infracción de la “suprema [literalmente, ‘real’] ley”, encontrada en Lev 19:18, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Cuando el favoritismo implica que al prójimo pobre se lo trata con desdén y sus derechos sociales son truncados y conculcados, en tal caso la comunidad comete trasgresión activa (v 9) y la misma ley que es quebrada gira hacia el ofensor y lo “declara culpable” como “infractor de la ley” (parabátai, v 9, repetido en el singular en el v 11 una especie de prevaricación, palabra ya muy poco utilizada.).

La mención del cierre de “infractor de la ley” en el v 11 es el eslabón que conecta con la breve subdivisión (vv 12-13) que le permite al editor declarar lo que es la verdadera función de la “ley” positivamente, no tanto condenar sino librar, y prometer la compasión de Dios para aquéllos que a su vez lo aprecian en cuanto también son compasivos. La asociación con la tradición (mateana) del Evangelio de la enseñanza de Jesús es evidente (vea Mat 5:7 6:14,15 7:12 18:22-35). El efecto de esta sección parenética, en el modo imperativo exhortatorio, es destacar el punto central, ilustrado por el tratamiento ruin del pobre en los vv 2-3. El caso (obvio) del pobre, vestido con su ropa raída y colocado en el lugar servil, muestra cómo los lectores habían cerrado sus corazones contra los carentes socialmente y habían adoptado una actitud obstinada. Esto le sugiere a Santiago que no tenían ninguna necesidad evidente de la “misericordia” de Dios y estaban llenos de orgullo. Describirá en detalle después este punto (4:11-12 5:9).

El tenor de la argumentación de Santiago es de considerable sutileza y sofisticación. Se mueve de una acusación por la paradójica preferencia de la audiencia por el rico (vv 6-7) a una cruzada en favor del pobre. Esta última demanda por el trato justo y por la justicia está anclada en las convicciones judías tradicionales, a saber que Dios ha escogido al pobre para ser su elegido y heredero de su reino (v 5). Es él quién pertenece a Dios (implícito en v 7). Entonces, su posición es que cuando los pobres se respetan y sus derechos se honran en la comunidad la “ley de Dios” se cumple. En un estilo rabínico típico modo de razonar, arguye que Lev 19:18 es la suma de la Torá. Este amor al prójimo (como en Rom 13:8-10 Gal 5:14) es el anverso de la “piedad del pobre” que enfatiza cómo Dios favorece al menesteroso en Israel que confía en Él. El uso de Lev 19:18 es interesante, puesto que la apelación a la imparcialidad en 2:1 – tiene eco en 2:9 con el verbo prosopolemptein – puede ir a Lev 19:15: “no harás ninguna injusticia en el juicio ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande, con justicia juzgarás a tu prójimo”. Hay que recordar que prójimo es el del mismo pueblo.

Detalles

En Palestina, como en la mayoría del imperio, el rico oprimía al pobre (2:6-7). Pero la tentación de hacer a ricos convertidos o inquisidores sentirse bienvenidos a expensas de los pobres era inmoral (2:4). El idioma de imparcialidad era sobre todo normalmente aplicado a las escenas legales, pero porque las sinagogas sirvieron ambos como las casas de oración y como las cortes de la comunidad, esto que la imagen predominantemente legal aplica allí naturalmente a cualquier recolección.

Los moralistas y satiristas se burlaban del respeto especial dado al adinerado, que utilizaban para ellos buscar los fondos. La ilustración podría ser hipotética al estilo de la diatriba, preguntas retóricas e interlocutores hipotéticos. En Roma la clase senatorial llevaba anillos de oro algunos miembros de esta clase buscaban el apoyo popular por favores mostrados a los varios grupos, especie de clientelismo. En los anillos de oro mediterráneos orientales también se marcaba la gran riqueza y el estado de bienestar. Los campesinos normalmente tenían sólo una capa que estaría así a menudo sucia.

2:2–4. Un ejemplo. Santiago continúa dando un ejemplo de lo que quiere decir. Comparando el cuadro de Santiago de las diferencias en el vestir y la postura con fuentes judías, descubrimos que la escena es la de un tribunal eclesiástico (como en 1 Cor 6:1).

El cuadro es el de dos creyentes que tienen una disputa. Uno es rico. Santiago no lo llama “rico”, porque usa este término sólo para los incrédulos, pero hace notar que usa un anillo de oro y ropa lujosa (lit. “refulgente”, que significa “blanqueada”, un tipo de tela muy fina). El otro es pobre. Llega con vestido sucio. Es todo lo que tiene para usar en su trabajo y para dormir, y está gastado y enlodado. Al rico se le ofrece un asiento, mientras que al pobre se le dice que se quede de pie o quizá que se siente en el suelo.

Aun antes de que comience el proceso, cualquiera podría ver que no es un juicio justo. La ley judía exigía que ambas partes se sentaran en un mismo nivel o estuvieran de pie. También exigía que si uno fuera rico y el otro no, el primero o tendría que vestir al pobre tal como él se vestía, o tendría que llevar ropa como la del pobre. Si la iglesia aceptaba y reaccionaba a las diferencias económicas entre estos dos hombres, estaría mostrando favoritismo. Lo más grave es que se convertirían en jueces con malos criterios. La iglesia que declara que el glorioso Señor Jesucristo es el Señor ¡se transformaría en un juez parcial e injusto!

2:5–7 Argumentación teológica. Santiago comienza su análisis sobre ese favoritismo para con los ricos haciendo referencia a las mismas palabras de Jesús. Dice que Dios ha elegido a los pobres para que hereden el reino. Esto proviene del Sermón de la llanura (Lc 6:20). Dios muestra un interés especial en los pobres en el AT (p. ej. Deut 15 Sal 35:10 Prov 19:17) y Jesús los hace el centro de la proclamación del evangelio (Lc 4:18). Santiago deja en claro que el pobre de quien está hablando es el pobre en el sentido económico, porque sólo son pobres a los ojos del mundo. Delante de Dios, son ricos en fe. Por lo tanto, no todos los pobres son incluidos en la bendición porque no han sido escogidos para la salvación, o sea que no son herederos del reino, sino que se abarca sólo a los que le aman. La ironía está en que la iglesia estaría juzgando como lo hace el mundo y no como lo hace Dios. No ha logrado ver que el hombre de vestidos sucios es de hecho rico a los ojos de Dios y que con sus acciones ha afrentado al pobre, es decir ha insultado a los mismos que Dios ha escogido como herederos.

Al afrontar al pobre la iglesia ha favorecido a los ricos. Pero los opresores de la iglesia son los ricos que están fuera de ella. Esto retoma el tema del AT sobre los ricos que oprimen a los pobres (Jer 7:6 22:3 Am 4:1 8:4) que es precisamente lo que estaba ocurriendo en los tiempos de Santiago. Aun más, los ricos arrastraban a los cristianos a los tribunales, sabiendo que los tribunales seculares les serían favorables porque a nadie le agradaban los cristianos. Para añadir ofensa tras ofensa, blasfeman ellos el buen nombre que les había sido dado en el bautismo. Quizá esto es una referencia a cómo era posible que se burlaran de ellos en el tribunal diciéndoles que eran algún “seguidor de ese maldito galileo” y que por eso carecían del derecho. Esos eran los ricos. Sin embargo, los cristianos se estaban volviendo como ellos cuando discriminaban a los pobres en sus propias reuniones. Los cristianos habían llegado a ser perseguidores.

2:8–11 Argumento bíblico. El argumento bíblico aparece en dos partes. En primer lugar, Santiago cita la ley real. Se refiere a Lev 19:18: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Pero, ¿por qué ésta es una ley real? Mientras que algunos creen que es porque esta ley es el principio que resume todos los deberes hacia el prójimo (Mc 12:31), lo más probable es que la expresión se refiera a que fue el resumen de todas las leyes de acuerdo con las palabras de Jesús y por lo tanto era la ley del Rey. Después de todo, el término “ley” y no “mandamiento” (que cuadraría mejor si se tratara de un simple mandamiento en resumen) es el que se usa y el reino se menciona en 2:6. Por lo tanto, es la ley del Rey (el AT reinterpretado por Jesús) lo que se guarda o se quebranta. Uno de veras “hace bien” al no quebrantar ese mandamiento.

Sin embargo, el favoritismo ciertamente no es el amar al prójimo como a uno mismo. De hecho, tal actitud no demuestra nada de amor al prójimo. Por lo tanto, mostrar favoritismo o parcialidad es quebrantar la ley del reino y enfrentarse a Cristo como un quebrantador de la ley. Ciertamente, se trata de una situación seria.

“Pero”, podría responder el lector, “la parcialidad no debería verse como un pecado tan serio. ¿No he guardado tantos otros de los demás mandamientos de Jesús?” Santiago hace notar que quebrantar sólo una ley hace que una persona sea considerada criminal. Como ejemplo, menciona una segunda cita del AT, Ex 20:13, 14 (Deut 5:17-18), mencionando deliberadamente primero el adulterio y después el homicidio. Imaginemos a una persona que es perfectamente fiel a su esposa, pero que ha cometido un asesinato. Ese hombre es un criminal, aun cuando sólo ha quebrantado un mandamiento. El mismo Dios dio ambos mandatos. La elección de uno de los mandamientos a ilustrar es deliberada. Al mostrar favoritismo a los ricos y negar justicia al pobre, la iglesia puede privarle al pobre de su medio de vida, lo que equivale a matarle. Ese puede ser también el modo en que los ricos matan a los justos pobres según 5:4–6. En el AT el castigo, tanto para el asesinato como para el adulterio, era la muerte. La ejecución es tan severa sea que uno sea llevado a la muerte por un crimen o por muchos.

2:12, 13 Llamado final. Por lo tanto, uno debiera hablar y actuar como una persona que va a ser juzgada por la ley de la libertad. Toda la conducta de una persona está incluida en su actuar y hablar. No hay aspecto de la vida que escape al juicio. La norma será la ley del reino, que es el AT interpretado por Jesús y la propia enseñanza de éste. (En este tiempo de Santiago el NT aún no había sido escrito.) Esta no es una norma pesada, sino una ley que nos libera para servir a Dios. Sin embargo, en su enseñanza Jesús deja en claro que la libertad no es la licencia para hacer lo que se nos ocurra. Todos estaremos de pie delante de él y responderemos por nuestra obediencia o falta de ella (Mt 7:15–23 Lc 6:43–45).

La sección se cierra con dos proverbios que sirven de puente para la siguiente y quizá provienen del mismo Jesús: Habrá juicio sin misericordia contra aquel que no hace misericordia y ¡La misericordia se gloría triunfante sobre el juicio! El AT enseña claramente que Dios es un Dios de misericordia (Deut 4:31) y que él manda a su pueblo que actúe de la misma manera (Mi 6:8 Zac 7:9). Jesús dijo: “Bienaventurados los misericordiosos porque ellos recibirán misericordia” (Mt 5:7). También dijo: “Con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida con que medís se os medirá” (Mt 7:2). Por lo tanto, al no ser justos con los pobres estaban amontonando un juicio estricto sobre sí mismos. No estaban mostrando misericordia en la esfera terrenal y por lo tanto no recibirán misericordia en la celestial. Jesús también señaló que la misericordia triunfa sobre el juicio (Mt 6:14-15 18:21-35). Al mostrar misericordia a otros ahora (lo que significa exhibir el carácter de Dios) ellos descubrirán que su propio juicio ha sido reducido. Su causa no es desesperada, ni hay necesidad alguna de incrementar el propio juicio.

2:14-17 Generosidad y fe

El versículo anterior ha aparecido como un puente en la argumentación, porque el término “misericordia” está relacionado con el de dar a los necesitados. Una forma de misericordia es la de dar con caridad. Por lo tanto, si uno no ha de discriminar al pobre, surge la cuestión de cómo se le debe tratar. La respuesta es que con misericordia, o sea dando con caridad. Esta idea introduce otro sermón sobre la relación de las obras, especialmente los Hechos de caridad o generosidad, con la fe.

2:14 Principio. Santiago establece muy sencillamente el principio: si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? En otras palabras, si una persona declara que cree en todas las doctrinas correctas, pero su vida no muestra una obediencia a Cristo, ¿qué valor tiene ese tipo de fe? La respuesta que se implica en la pregunta es: “¡No sirve para nada!”

Suponiendo que hayamos perdido el punto, Santiago añade la pregunta: ¿Puede acaso su fe salvarle? En griego la forma en que se plantea una pregunta implica la respuesta esperada. En este caso, el autor espera claramente que se le diga que no puede salvarle.

2:15-17 Un ejemplo. Santiago agrega un ejemplo para que quede claro de qué está hablando. Traza un cuadro de un hermano cristiano que está en verdadera necesidad. No se trata de que no tenga ropas finas, sino de que no tiene la ropa necesaria para calentarse o estar decente. No se trata de que no tiene comida para el resto de la semana, sino de que no tenga qué comer hoy. ¿Qué hace su hermano cristiano? El o ella dice una oración. La expresión Id en paz implica una palabra de bendición específica. Calentaos y saciaos hace que esta bendición sea específica. Es piadosa. Está llena de fe Dios proveerá. Es muy religiosa. Es teológicamente correcta. Lo que falta es el ir al guardarropa y la cocina y tomar de la propia ropa y comida y compartirla con el hermano que está en desgracia. Sobre esa base Santiago dice que esa oración es completamente inútil. Y termina señalando que todas las formas de fe que no son acompañadas por la acción también lo son. Podemos creer que Jesucristo es el Señor, pero si no le obedecemos esa fe es sólo un montón de palabras vacías. Podemos creer que Dios ama a los pobres, pero si no tenemos cuidado de ellos, nuestra fe está muerta.

Santiago podría estar reaccionando contra una mala interpretación de Pablo, como algunos comentaristas sugieren, pero más probablemente está reaccionando contra una piedad judía que pudiera estar alimentando el fervor revolucionario que estaba llevando hacia la guerra (cf. 1:26-27 2:19). Si esta carta es temprana de la década del 60 no sería descabellado pensar en la comunidad judeocristiana primitiva que finalmentecuando la guerra estalló no se metió en ella y además se refugió en Pella del otro lado del Jordán.

Santiago no utiliza la palabra “fe” de la misma manera que Pablo: la fe genuina es una realidad en la cuál la vida se ancla, no es el mero asentimiento pasivo a una doctrina. Para Santiago, como para Pablo expresiones de fe como la no discriminación (2:8-9) y la no violencia (2:10-12) deben vivirse, no meramente ser reconocidas. Si quiere ver una mayor ampliación en este sentido vea Ricardo Pietrantonio, ¿Está la justicia enraizada en el NT? Revista Bíblica, No. 22 1986/2 pp. 89-119.

Dios ordenó a su Pueblo que proporcionara las necesidades del pobre (Deut 15:7-8) para no hacer que su ley fuera desobedecida. “Ve en paz” era una bendición de despedida judía, pero se esperaba que el judío mostraran hospitalidad a otra persona judía en necesidad. Abraham era ejemplo de tal hospitalidad (cf. 2:21-23).

Escritores como Epicteto podrían usar “muerte” de la misma manera como aquí una manera gráfica de decir “inútil”.

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