Salmo 36:5-10
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Segundo Domingo después de Epifanía –
Isaías 62:1-5; Salmo 36:5-10; 1 Corintios 12:1-11; Juan 2:1-11
Introducción
Considero que la secuencia de tres domingos con textos continuos de 1 Corintios nos daría una linda oportunidad de cierta continuidad, la cual no ocurre a menudo trabajando con un leccionario. Sin embargo, dado que el texto correspondiente a este domingo fue estudiado (y quizás predicado) en el mes de junio del año pasado (EEH 3, Domingo de Pentecostés 2000), decidí optar por otro de los textos para hoy. Las y los invito a buscar aquel estudio homilético para este domingo (el cual se puede obtener del Rectorado de ISEDET si no lo tienen ya) y predicar los textos de 1 Corintios durante 3 domingos.
Repaso exegético
El Salmo 36 consta de un título (v. 1) que lo atribuye a David, una primera sección concerniente al malvado (vv. 2-5), un himno a Dios (vv. 6-10) y una sección final de deseo e imprecación. Este salmo causa muchos dolores de cabeza a quienes pretendan clasificarlo, como probablemente la vaguedad de los títulos de las secciones recién mencionadas ya denote. Las dificultades principales surgen de la comprensión del v. 2, pues este texto tan oscuro no sólo condiciona la comprensión del salmo, sino también su clasificación.
V. 1. A pesar del título que lo atribuye a David, el tenor del Salmo no refleja una preocupación ni una experiencia o cosmovisión especialmente relacionada con el rey, sino la de cualquier orante.
V. 2. El texto hebreo es muy complicado, por lo cual las propuestas son innumerables. El v. 2 dice: “un oráculo/susurro de transgresión/pecado del/al malvado/criminal dentro de mi corazón. No tiene miedo a Elohim (Dios), ni en su presencia.” Las mayores dificultades residen en determinar qué significa (si significa algo) la frase compuesta “oráculo de transgresión o pecado”. La combinación no se da en todo el AT. Gerstenberger supone que se ha perdido una parte de la introducción original, con la consecuente dificultad de interpretarlo. Otra posibilidad es la de personalizar el delito (véase Génesis 4:7) (Alonso Schökel y Carniti); otra posibilidad es: “la transgresión del malvado dice a mi corazón (me dice) que no hay temor de Dios delante de sus ojos”; otra todavía, la de la BJ, que siguiendo la LXX opta por “un oráculo para el impío es el pecado en el fondo de su corazón.” Esta opción requiere otra modificación, la de “su corazón”, libbô en lugar de “mi corazón”, libbî. Basta como modelo de las propuestas.
V. 3-5. Según se haya interpretado el v. 2, variará la interpretación de 3-5. Algunos textos los toman como la descripción del malvado; otros como la visión del malvado, a quien Delito le habla. De cualquier modo, el Salmo usa frases comunes a la tradición sapiencial israelita (véase por ej., Proverbios 10:14, 18, 21, 23; 15:2'7; Job 15:20-35; Ezequiel 18:10-29). Las armas del malvado son especialmente peligrosas, porque no es la violencia abierta, fácilmente condenable por parte de la sociedad, sino “las palabras de su boca, iniquidad y engaño” (v. 4), cuando deberían servir para verdad y confianza dentro de la misma comunidad.
Vv. 6-10. El foco de atención del salmo cambió. Ya no es el malvado y sus planes, sino Dios y sus obras. Hay numerosos elementos típicos de la imagen de Dios en el AT: amor o misericordia, verdad, justicia y juicio. La salvación alcanza tanto a bestias como a humanos (v. 7b), por eso la “descendencia de Adán” se puede refugiar bajo sus alas y ser satisfecha con la abundancia de la grasa de los sacrificios del templo y “el torrente de tus delicias”. Nótese el juego de palabras usando la misma raíz de Edén (Génesis 2 y 3) y de delicias. El v. 10 cambia la persona de quien habla del singular al plural: eres nuestra luz.
V. 11-13. Son tres súplicas, de forma y contenido bastante disímiles entre sí. De una petición a favor de quienes guardan la justicia y son rectos/as de corazón (v. 11), el v. 12 se vuelve al orante (“¡Que no me alcance el pie del orgullo, ni me destierre la mano de los malvados!”). La palabra “malvados”, es la misma que en singular aparece en el v. 2 y sobre quien hablan los v.3-5.
Con la convicción de quien sabe del poder de Dios, el salmo termina afirmando que los hacedores (participio) o agentes del mal han caído ya.
Breve reflexión teológica
Gerstenberger clasifica el salmo como una queja del individuo en el marco ritual comunitario: a la queja del individuo (la queja por la persecución del malvado) sigue, ante el anuncio divino u oráculo de salvación, la oración personal de gratitud por haber sido restaurado/a (que falta aquí), seguida por la expresión de parte de la comunidad, mediante expresiones de adoración y alabanza, de la seguridad de la presencia divina.
Las dificultades exegéticas de este Salmo pueden parecer un obstáculo en el proceso de utilizarlo para meditación y para la reflexión comunitaria o el sermón. Sin embargo, recordemos, primero, que por alguna razón ha quedado en el canon cristiano; segundo, que, además, ha quedado en nuestros leccionarios; tercero, que a pesar de las dificultades reales con algunos versículos, no es un texto ininteligible. Nos da posibilidades de meditar en el significado de la salvación tanto para la descendencia de Adán como para los animales (v. 7b); o del lugar de adoración (el templo, la sinagoga, la casa) como lugar de encuentro, no solamente con Dios, sino también con la comunidad y sus dificultades. Quien termina invocando la acción divina de castigo sobre los/as impíos/as, comenzó lamentándose por ser víctima de los planes del “malvado”. Un lamento ritualizado no nos da datos específicos sobre la situación que dio origen al lamento, pero por haberlo generalizado nos lo ha acercado también. La reunión como lugar de lamento y de recepción del oráculo de salvación, tanto personal como comunitariamente, me parece muy rico e importante.
Otra veta interesante es la de los símbolos veterotestamentarios y los nuestros litúrgicos y sacramentales: el agua, la fuente de las delicias/del Edén, las alas de Dios, los sacrificios como comunión con lo divino, la luz.
Pistas para la predicación
1. ¿Qué tal estamos, a dos semanas del nuevo año? ¿Qué tal nos trata la vida? ¿Tenemos alguna frustración? (Yo puedo asegurar que cualquiera que pregunte esto en una congregación en el Cono Sur tiene asegurados suficientes motivos de queja, personal y comunitaria; y suficientes malvados a quienes achacar intenciones impías como para muchos sermones. No descuento que en otras latitudes suceda algo similar...)
2. ¿Cómo “manejamos” nuestras frustraciones? ¿Cómo las hacemos parte de nuestra adoración? ¿O las dejamos en la puerta porque estamos en una dimensión sagrada, que no tiene que ver con los problemas diarios?
3. El Salmo para hoy y su situación en el culto.
4. El anuncio de salvación y la seguridad de que Dios ya ha actuado (v. 13), aunque no nos resulte visible.
5. Por eso, invitar a la comunidad a no quedarse en la queja sola, alabar a Dios por la salvación recibida y experimentada, y porque el ámbito cúltico (especialmente si hay participación en los sacramentos) es el ámbito donde palpamos con nuestros sentidos que Dios no se quedó allá lejos, que se hizo carne y asumió nuestra historia.
NOTA: Para esta meditación resultaron especialmente útiles: Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos I (Verbo Divino); y Erhard Gerstenberger, Psalms. Part I. With an Introduction to Cultic Poetry (FOTL, Eerdmans).
Isaías 62:1-5; Salmo 36:5-10; 1 Corintios 12:1-11; Juan 2:1-11
Introducción
Considero que la secuencia de tres domingos con textos continuos de 1 Corintios nos daría una linda oportunidad de cierta continuidad, la cual no ocurre a menudo trabajando con un leccionario. Sin embargo, dado que el texto correspondiente a este domingo fue estudiado (y quizás predicado) en el mes de junio del año pasado (EEH 3, Domingo de Pentecostés 2000), decidí optar por otro de los textos para hoy. Las y los invito a buscar aquel estudio homilético para este domingo (el cual se puede obtener del Rectorado de ISEDET si no lo tienen ya) y predicar los textos de 1 Corintios durante 3 domingos.
Repaso exegético
El Salmo 36 consta de un título (v. 1) que lo atribuye a David, una primera sección concerniente al malvado (vv. 2-5), un himno a Dios (vv. 6-10) y una sección final de deseo e imprecación. Este salmo causa muchos dolores de cabeza a quienes pretendan clasificarlo, como probablemente la vaguedad de los títulos de las secciones recién mencionadas ya denote. Las dificultades principales surgen de la comprensión del v. 2, pues este texto tan oscuro no sólo condiciona la comprensión del salmo, sino también su clasificación.
V. 1. A pesar del título que lo atribuye a David, el tenor del Salmo no refleja una preocupación ni una experiencia o cosmovisión especialmente relacionada con el rey, sino la de cualquier orante.
V. 2. El texto hebreo es muy complicado, por lo cual las propuestas son innumerables. El v. 2 dice: “un oráculo/susurro de transgresión/pecado del/al malvado/criminal dentro de mi corazón. No tiene miedo a Elohim (Dios), ni en su presencia.” Las mayores dificultades residen en determinar qué significa (si significa algo) la frase compuesta “oráculo de transgresión o pecado”. La combinación no se da en todo el AT. Gerstenberger supone que se ha perdido una parte de la introducción original, con la consecuente dificultad de interpretarlo. Otra posibilidad es la de personalizar el delito (véase Génesis 4:7) (Alonso Schökel y Carniti); otra posibilidad es: “la transgresión del malvado dice a mi corazón (me dice) que no hay temor de Dios delante de sus ojos”; otra todavía, la de la BJ, que siguiendo la LXX opta por “un oráculo para el impío es el pecado en el fondo de su corazón.” Esta opción requiere otra modificación, la de “su corazón”, libbô en lugar de “mi corazón”, libbî. Basta como modelo de las propuestas.
V. 3-5. Según se haya interpretado el v. 2, variará la interpretación de 3-5. Algunos textos los toman como la descripción del malvado; otros como la visión del malvado, a quien Delito le habla. De cualquier modo, el Salmo usa frases comunes a la tradición sapiencial israelita (véase por ej., Proverbios 10:14, 18, 21, 23; 15:2'7; Job 15:20-35; Ezequiel 18:10-29). Las armas del malvado son especialmente peligrosas, porque no es la violencia abierta, fácilmente condenable por parte de la sociedad, sino “las palabras de su boca, iniquidad y engaño” (v. 4), cuando deberían servir para verdad y confianza dentro de la misma comunidad.
Vv. 6-10. El foco de atención del salmo cambió. Ya no es el malvado y sus planes, sino Dios y sus obras. Hay numerosos elementos típicos de la imagen de Dios en el AT: amor o misericordia, verdad, justicia y juicio. La salvación alcanza tanto a bestias como a humanos (v. 7b), por eso la “descendencia de Adán” se puede refugiar bajo sus alas y ser satisfecha con la abundancia de la grasa de los sacrificios del templo y “el torrente de tus delicias”. Nótese el juego de palabras usando la misma raíz de Edén (Génesis 2 y 3) y de delicias. El v. 10 cambia la persona de quien habla del singular al plural: eres nuestra luz.
V. 11-13. Son tres súplicas, de forma y contenido bastante disímiles entre sí. De una petición a favor de quienes guardan la justicia y son rectos/as de corazón (v. 11), el v. 12 se vuelve al orante (“¡Que no me alcance el pie del orgullo, ni me destierre la mano de los malvados!”). La palabra “malvados”, es la misma que en singular aparece en el v. 2 y sobre quien hablan los v.3-5.
Con la convicción de quien sabe del poder de Dios, el salmo termina afirmando que los hacedores (participio) o agentes del mal han caído ya.
Breve reflexión teológica
Gerstenberger clasifica el salmo como una queja del individuo en el marco ritual comunitario: a la queja del individuo (la queja por la persecución del malvado) sigue, ante el anuncio divino u oráculo de salvación, la oración personal de gratitud por haber sido restaurado/a (que falta aquí), seguida por la expresión de parte de la comunidad, mediante expresiones de adoración y alabanza, de la seguridad de la presencia divina.
Las dificultades exegéticas de este Salmo pueden parecer un obstáculo en el proceso de utilizarlo para meditación y para la reflexión comunitaria o el sermón. Sin embargo, recordemos, primero, que por alguna razón ha quedado en el canon cristiano; segundo, que, además, ha quedado en nuestros leccionarios; tercero, que a pesar de las dificultades reales con algunos versículos, no es un texto ininteligible. Nos da posibilidades de meditar en el significado de la salvación tanto para la descendencia de Adán como para los animales (v. 7b); o del lugar de adoración (el templo, la sinagoga, la casa) como lugar de encuentro, no solamente con Dios, sino también con la comunidad y sus dificultades. Quien termina invocando la acción divina de castigo sobre los/as impíos/as, comenzó lamentándose por ser víctima de los planes del “malvado”. Un lamento ritualizado no nos da datos específicos sobre la situación que dio origen al lamento, pero por haberlo generalizado nos lo ha acercado también. La reunión como lugar de lamento y de recepción del oráculo de salvación, tanto personal como comunitariamente, me parece muy rico e importante.
Otra veta interesante es la de los símbolos veterotestamentarios y los nuestros litúrgicos y sacramentales: el agua, la fuente de las delicias/del Edén, las alas de Dios, los sacrificios como comunión con lo divino, la luz.
Pistas para la predicación
1. ¿Qué tal estamos, a dos semanas del nuevo año? ¿Qué tal nos trata la vida? ¿Tenemos alguna frustración? (Yo puedo asegurar que cualquiera que pregunte esto en una congregación en el Cono Sur tiene asegurados suficientes motivos de queja, personal y comunitaria; y suficientes malvados a quienes achacar intenciones impías como para muchos sermones. No descuento que en otras latitudes suceda algo similar...)
2. ¿Cómo “manejamos” nuestras frustraciones? ¿Cómo las hacemos parte de nuestra adoración? ¿O las dejamos en la puerta porque estamos en una dimensión sagrada, que no tiene que ver con los problemas diarios?
3. El Salmo para hoy y su situación en el culto.
4. El anuncio de salvación y la seguridad de que Dios ya ha actuado (v. 13), aunque no nos resulte visible.
5. Por eso, invitar a la comunidad a no quedarse en la queja sola, alabar a Dios por la salvación recibida y experimentada, y porque el ámbito cúltico (especialmente si hay participación en los sacramentos) es el ámbito donde palpamos con nuestros sentidos que Dios no se quedó allá lejos, que se hizo carne y asumió nuestra historia.
NOTA: Para esta meditación resultaron especialmente útiles: Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos I (Verbo Divino); y Erhard Gerstenberger, Psalms. Part I. With an Introduction to Cultic Poetry (FOTL, Eerdmans).