Salmo 34:9-14

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Salmo 34:9-14 Proverbios 9:1-6 Efesios 5:15-20 Juan 6:51-58

Introducción

Proverbios 9:1-6 se encuentra en el contexto de los discursos de la Sabiduría personificada (ver Proverbios 1:20-33 8:1-36). Aquí la Sabiduría aparece como constructora de un palacio magnífico (con siete columnas, símbolo de perfección) (v. 1), productora y trabajadora (v. 2), y que invita a los inexpertos y faltos de juicio a un gran banquete (vv. 3-6), para que vivan y se conduzcan por los caminos de la inteligencia (v. 6). Esta idea de la Sabiduría personificada, co-creadora (8:22-31) y fuente de vida (8:35), es el antecedente que recoge el Nuevo Testamento, y especialmente Juan, para adaptarlo a la idea del verbo (logos) de Dios hecho carne en la persona de Jesús, el Cristo (ver Jn 1:1-18). También encontramos una analogía clara entre el pan y el vino que ofrece la Sabiduría (vv. 9:5-6), y la metáfora sobre el “pan” que venimos viendo a través del capítulo 6 de Juan, donde Jesús mismo se presenta como el pan que hay que comer para tener vida verdadera y permanente (ver Jn 6:51).

Juan 6:51-58, precisamente gira en torno de esta idea del pan y del banquete, donde el pan es la carne de Jesús, que los asistentes al banquete deben comer para tener verdadera vida. La clave para entender este lenguaje recurrente y simbólico, que es típico de Juan y único en el Nuevo Testamento, hay que buscarla en el prólogo del Evangelio (Jn 1:1-18), donde se alude a Jesús, el Cristo, como el verbo de Dios encarnado, fuente de vida y luz para el mundo. La discusión de los judíos en el v. 52 sobre cómo puede Jesús dar a comer su carne, refleja una considerable distancia entre ellos y el movimiento de Jesús entre una cosmovisión religiosa apegada al dogma religioso y una experiencia de fe que participaba de la gracia y la vida de Jesús, el Cristo. Por tanto, no es de extrañar que aquellas personas tuvieran dificultad para comprender e interpretar dicho lenguaje.

Efesios 5:15-20 continúa con las exhortaciones del capítulo 4 y comienzo del 5, sobre la importancia de la unidad y las características de la nueva vida en Cristo. Aquí se convoca a un autoexamen permanente que permita revisar nuestra vida y conducta. Para esto se ofrece una serie de parámetros a través de pares antitéticos, que sirven de ayuda y orientación sabio, prudente contra necio, imprudente aprovechamiento y buena administración del tiempo frente a días malos comprensión de la voluntad del Señor contra la insensatez llenos del Espíritu para alabar y practicar acciones de gracias contra embriagarse con vino que causa disolución.

El Salmo 34:9-14

Los vv. 9-10 serían una continuación de la primera parte del salmo centrada en la alabanza y acción de gracias a Yavé por la salvación recibida, donde se convoca a los pobres y los que “temen” a Yavé a participar y experimentar esta salvación y alegría. A partir del v. 11 el orante se transforma en maestro de la sabiduría, y en su primera lección mostrará algunas implicaciones prácticas de lo que significa el “temor de Yavé” (vv. 11-14).
Los vv. 9-10 introducen una forma de paralelismo antitético que luego se profundizará en la última parte del cántico (vv. 15-22) comparando la situación de los que buscan y “temen” a Yavé con la situación de los “otros”. En esta comparación (vv. 9-10) se presentan dos nuevos términos que son contrapuestos: “los especiales del Yavé” (v. 9a) y “los leoncillos” (v. 10a). Por el contexto, “los especiales de Yavé” (del hebreo qedoshim = “santos”) son los pobres, que buscan y “temen” a Yavé de los que se dice que no tendrán falta de ningún bien (vv. 9b y 10b) y por el otro lado, se hace referencia a “los leoncillos” que pasan necesidad y tienen hambre (v. 10a).
Conviene detenernos brevemente en el término “leoncillos” (en hebreo: kepirim), pues ha generado bastante debate en lo que se refiere a la crítica textual del Texto Masorético y también sobre su interpretación. El término es conocido y tiene abundantes antecedentes como metáfora de los enemigos y personas crueles (ver por ejemplo Job 4:7-11 Salmo 35:17 91:13 Isaías 11:6 Ezequiel 19:3-5 Nahum 2:13). Mientras, la versión griega de los Setenta ofrece una interpretación convergente: “los ricos, pudientes, poderosos” (plousioi), que podría estar reflejando una lectura diferente del hebreo (en lugar de kepirim podría haber leído kebedim o kebirim, pues contienen consonantes que son fáciles de confundir en hebreo). De cualquier manera, y aunque con diferentes matices, el sentido de la oposición queda claro entre los especiales de Yavé, los que le buscan y “temen”, y los “leoncillos”.

A partir de los contrastes de los vv. 9-10 y de la pregunta del v. 12, algunos han tratado de ver en este salmo una tendencia hacia la teología de la retribución, según la cual los que obran bien y con justicia reciben bienes y honra en tanto que los malos y crueles la pasan mal y su memoria sería cortada de la tierra. Este tipo de razonamiento está presente principalmente en algunos textos de la literatura de sabiduría veterotestamentaria, y tiene un co-relato ideológico en lo que hoy se conoce como la teología de la prosperidad, según la cual los bienes materiales y la prosperidad son el testimonio de la fidelidad del creyente, en tanto que la escasez y la indigencia serían el resultado del pecado o la falta de fe del pobre.
Pero hay otros textos bíblicos que refutan esta idea por tener poco sustento en la realidad, y ponen en evidencia las contradicciones de aquel tipo de teología en la experiencia cotidiana. En estos casos, podemos remitirnos por ejemplo al Salmo 73 y al discurso de Job 21, que denuncian que muchas veces sucede todo lo contrario: la prosperidad a los malos y las calamidades a los justos.
El salmo 34 está bastante lejos de defender o impulsar la teología de la retribución, antes aporta un tono realista. La pregunta del v. 12 se podría traducir como: “¿Quién no desea vida y días para disfrutar del bien?” esto es una aspiración legítima y profundamente arraigada en la naturaleza humana, y los versículos siguientes ofrecen un marco de referencia orientador de los medios para alcanzar aquel objetivo. El camino que lleva hacia la verdadera felicidad y la realización humana pasa principalmente por apartarse del mal y seguir el bien (vv. 13-14), sin hacer mención de retribuciones o recompensas. Además, los justos también sufren (v. 19), y por tanto la felicidad que destaca todo el salmo es la del amparo y salvación oportuna que Yavé ofrece a todos los que le buscan y confían en él.
La lección de sabiduría que ofrece este salmo refleja principalmente el principio de la gratuidad, y no el de la retribución. La salvación de Yavé es principalmente un don, y por tanto, la acción y la conducta de los que en él confían estarán motivadas y orientadas por este mismo principio.

Bibliografía

Hans-Joachim Kraus, Los Salmos, Salamanca, Ed. Sígueme, 1995.

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