Salid del monte
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Base bíblica
Deuteronomio
1:6 Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte.
1:7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates.
1:8 Mirad, yo os he entregado la tierra entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos.
1:26 Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios
1:27 y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos.
1:28 ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo y también vimos allí a los hijos de Anac.
1:29 Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
1:30 Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
1:31 Y en el desierto has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar.
1:32 Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios,
1:33 quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de día.
En este pasaje encontramos una gran enseñanza para nuestros días.
El llamado
Los israelitas habían vivido en la esclavitud por muchos años, no eran felices, pero se habían acostumbrado a vivir así.
Tú y yo vivimos también así, Egipto representa al mundo, vivimos esclavos de Faraón (que representa al diablo), pero Dios nos llamó a salir de ahí para adorarle.
La liberación
Dios no se limita a llamarnos, nos da las herramientas necesarias para poder ser libres, mandó a Moisés, a Aarón y 10 plagas terribles para que los israelitas fueran libres. A ti y a mí nos mandó predicadores, amigos, folletos y tal vez problemas a fin de que pudiéramos conocer la verdad que nos hizo libres.
Después de 9 plagas que no habían logrado la liberación de Israel, se sacrificó un cordero y quienes pusieron la sangre en sus casas fueron libres de la muerte.
Cristo vino a derramar su sangre para que todos los que lo aceptamos seamos libres de la muerte eterna.
El desierto
Ya libres los israelitas comenzaron a caminar según Dios los dirigía a través de una nube y una columna de fuego, cuando éstas se detenían, el pueblo se detenía cuando éstas se movían, el pueblo las seguía.
Ahora tú y yo tenemos al Espíritu Santo que es nuestra guía y debemos dejar movernos a dónde él nos quiera llevar.
En el desierto tuvieron muchas pruebas, pero siempre contaron con la ayuda de Dios quien les abrió el mar rojo para que lo atravesaran, les dio pan del cielo y codornices para saciar su hambre, agua dulce para saciar su sed y muchas pruebas de que estaba con ellos.
Ahora Dios nos da Su Palabra para saciarnos, su Espíritu Santo para guiarnos y consolarnos, familia y amigos a través de los cuales podemos experimentar su amor y cuidado y es así como podemos caminar por el desierto.
En el desierto se viven las experiencias más terribles y las bendiciones más maravillosas. ¿No fue así en nuestro encuentro personal con Jesucristo? Lloramos a mares al darnos cuenta de nuestro pecado, nos sentimos muy mal, pero luego Dios nos abrazaba, nos daba algo lindo y luego otra vez nos sentíamos mal y él volvía a levantarnos hasta que fuimos restaurados y libres.
El monte
El pueblo de Israel llegó al monte Horeb y ahí se estableció. Ya se sentían cómodos ahí, Dios los seguía alimentando y llegaron a perder la visión de conquistadores, tal vez olvidaron que Dios les había dado una promesa desde Abraham de que les entregaría la tierra de Canaán.
Esto se asemeja mucho a la vida de los cristianos. Tenemos gloriosas experiencias con Dios hasta que llega un momento en que nos acostumbramos a ellas y nos estacionamos en el Monte, regularmente este monte suele ser la banca de un templo. Nos sentimos a gusto, vamos los domingos, nos sentamos, cantamos, oímos el sermón y nos vamos para volver la siguiente semana y así transcurren los días, los meses, los años…
A Dios no le gusta tener una iglesia estacionada, él nos llama a movernos del monte para ir a conquistar la tierra.
La conquista
Dios no nos llamó a ocupar una silla, no nos llamó a cantarle alabanzas los domingos, no nos llamó a asistir a la iglesia cada ocho días, él nos llamó a ti y a mí para que anunciemos las virtudes de aquel que nos sacó de las tinieblas a su luz admirable (1ª Pedro 2:9).
Así como Dios entregó a los israelitas la tierra de Canaán y todo lo que pisara la planta de sus pies, él nos ha entregado nuestra nación a ti y a mí y nos hemos quedado demasiado tiempo en el monte y es hora de movernos de ahí y tomar posesión de lo que nos pertenece.
Los israelitas tenían miedo y por eso mandaron a 12 para que vieran cómo estaba la tierra y les trajeran informes. Ellos no confiaron en que la tierra Dios se las estaba dando.
Los espías fueron y vieron que la tierra era buena, pero también vieron que los hombres de esa tierra eran grandes y que había gigantes y en vez de alentar al pueblo lo desanimaron. Solamente 2 de los 12 no lo hicieron así.
El mundo en que vivimos está rodeado de maldad, los demonios están en control de este mundo y si los miramos con los ojos de los 10 espías temerosos los veremos como gigantes más fuertes que nosotros pero si confiamos en la palabra de Dios nos daremos cuenta de que el enemigo ya está derrotado (1ª Juan 4:4)
Aplicación
Ha llegado el momento de salir del monte, ha llegado el momento de dejar la comodidad de la banca de los domingos y empezar a pelear para tomar lo que nos pertenece.
A los cananeos no les gustó que los israelitas llegaran a conquistar la tierra. Al diablo no le gusta que tú y yo dejemos la comodidad de las bancas y vayamos a arrebatarle las almas que él tiene en sus manos.
Empieza a orar por tu familia, por tus amigos, por tus vecinos que no conocen a Cristo, así como el pueblo de Israel empezó a rodear los muros de Jericó, empieza a rodear a estas personas con tu oración, empieza a hacer guerra por ellos, empieza a reclamarlos para el reino de Cristo y luego tan sólo tendrás que salir y tomar lo que ya Dios te ha entregado.
Deuteronomio
1:6 Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo: Habéis estado bastante tiempo en este monte.
1:7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas, en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev, y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano, hasta el gran río, el río Eufrates.
1:8 Mirad, yo os he entregado la tierra entrad y poseed la tierra que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después de ellos.
1:26 Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios
1:27 y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos en manos del amorreo para destruirnos.
1:28 ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo y también vimos allí a los hijos de Anac.
1:29 Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo de ellos.
1:30 Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros, él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
1:31 Y en el desierto has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis andado, hasta llegar a este lugar.
1:32 Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro Dios,
1:33 quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros el lugar donde habíais de acampar, con fuego de noche para mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de día.
En este pasaje encontramos una gran enseñanza para nuestros días.
El llamado
Los israelitas habían vivido en la esclavitud por muchos años, no eran felices, pero se habían acostumbrado a vivir así.
Tú y yo vivimos también así, Egipto representa al mundo, vivimos esclavos de Faraón (que representa al diablo), pero Dios nos llamó a salir de ahí para adorarle.
La liberación
Dios no se limita a llamarnos, nos da las herramientas necesarias para poder ser libres, mandó a Moisés, a Aarón y 10 plagas terribles para que los israelitas fueran libres. A ti y a mí nos mandó predicadores, amigos, folletos y tal vez problemas a fin de que pudiéramos conocer la verdad que nos hizo libres.
Después de 9 plagas que no habían logrado la liberación de Israel, se sacrificó un cordero y quienes pusieron la sangre en sus casas fueron libres de la muerte.
Cristo vino a derramar su sangre para que todos los que lo aceptamos seamos libres de la muerte eterna.
El desierto
Ya libres los israelitas comenzaron a caminar según Dios los dirigía a través de una nube y una columna de fuego, cuando éstas se detenían, el pueblo se detenía cuando éstas se movían, el pueblo las seguía.
Ahora tú y yo tenemos al Espíritu Santo que es nuestra guía y debemos dejar movernos a dónde él nos quiera llevar.
En el desierto tuvieron muchas pruebas, pero siempre contaron con la ayuda de Dios quien les abrió el mar rojo para que lo atravesaran, les dio pan del cielo y codornices para saciar su hambre, agua dulce para saciar su sed y muchas pruebas de que estaba con ellos.
Ahora Dios nos da Su Palabra para saciarnos, su Espíritu Santo para guiarnos y consolarnos, familia y amigos a través de los cuales podemos experimentar su amor y cuidado y es así como podemos caminar por el desierto.
En el desierto se viven las experiencias más terribles y las bendiciones más maravillosas. ¿No fue así en nuestro encuentro personal con Jesucristo? Lloramos a mares al darnos cuenta de nuestro pecado, nos sentimos muy mal, pero luego Dios nos abrazaba, nos daba algo lindo y luego otra vez nos sentíamos mal y él volvía a levantarnos hasta que fuimos restaurados y libres.
El monte
El pueblo de Israel llegó al monte Horeb y ahí se estableció. Ya se sentían cómodos ahí, Dios los seguía alimentando y llegaron a perder la visión de conquistadores, tal vez olvidaron que Dios les había dado una promesa desde Abraham de que les entregaría la tierra de Canaán.
Esto se asemeja mucho a la vida de los cristianos. Tenemos gloriosas experiencias con Dios hasta que llega un momento en que nos acostumbramos a ellas y nos estacionamos en el Monte, regularmente este monte suele ser la banca de un templo. Nos sentimos a gusto, vamos los domingos, nos sentamos, cantamos, oímos el sermón y nos vamos para volver la siguiente semana y así transcurren los días, los meses, los años…
A Dios no le gusta tener una iglesia estacionada, él nos llama a movernos del monte para ir a conquistar la tierra.
La conquista
Dios no nos llamó a ocupar una silla, no nos llamó a cantarle alabanzas los domingos, no nos llamó a asistir a la iglesia cada ocho días, él nos llamó a ti y a mí para que anunciemos las virtudes de aquel que nos sacó de las tinieblas a su luz admirable (1ª Pedro 2:9).
Así como Dios entregó a los israelitas la tierra de Canaán y todo lo que pisara la planta de sus pies, él nos ha entregado nuestra nación a ti y a mí y nos hemos quedado demasiado tiempo en el monte y es hora de movernos de ahí y tomar posesión de lo que nos pertenece.
Los israelitas tenían miedo y por eso mandaron a 12 para que vieran cómo estaba la tierra y les trajeran informes. Ellos no confiaron en que la tierra Dios se las estaba dando.
Los espías fueron y vieron que la tierra era buena, pero también vieron que los hombres de esa tierra eran grandes y que había gigantes y en vez de alentar al pueblo lo desanimaron. Solamente 2 de los 12 no lo hicieron así.
El mundo en que vivimos está rodeado de maldad, los demonios están en control de este mundo y si los miramos con los ojos de los 10 espías temerosos los veremos como gigantes más fuertes que nosotros pero si confiamos en la palabra de Dios nos daremos cuenta de que el enemigo ya está derrotado (1ª Juan 4:4)
Aplicación
Ha llegado el momento de salir del monte, ha llegado el momento de dejar la comodidad de la banca de los domingos y empezar a pelear para tomar lo que nos pertenece.
A los cananeos no les gustó que los israelitas llegaran a conquistar la tierra. Al diablo no le gusta que tú y yo dejemos la comodidad de las bancas y vayamos a arrebatarle las almas que él tiene en sus manos.
Empieza a orar por tu familia, por tus amigos, por tus vecinos que no conocen a Cristo, así como el pueblo de Israel empezó a rodear los muros de Jericó, empieza a rodear a estas personas con tu oración, empieza a hacer guerra por ellos, empieza a reclamarlos para el reino de Cristo y luego tan sólo tendrás que salir y tomar lo que ya Dios te ha entregado.