Relación entre Dios y un infarto agudo del miocardio

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Introducción

El 14 de Febrero del año en curso sufrí una trombosis coronaria que me produjo un infarto agudo del miocardio. Lo que me sucedió. ¿Fue una prueba que me mandó Dios? Espero responder adecuadamente a esta pregunta a lo largo de esta predicación. Después de haber transcurrido más de medio año de ese acontecimiento, y después de haber madurado mi experiencia espiritual sobre lo que me ocurrió, estoy dispuesto a compartir con los hermanos que deseen quedarse a tomar un café después del culto ciertos aspectos desconocidos de mi experiencia con Dios en esa ocasión. Los que se queden recibirán una copia de este mensaje.

Muchos cristianos participan de la idea, muy generalizada, de atribuirle a Dios el origen de sus sufrimientos, trastornos y enfermedades. Esta costumbre suele conducir a actitudes negativas, tales como:

a) Caer en una resignación fatalista: Si Dios lo ha querido así tengo que aceptarlo, porque es una prueba que El me manda.

b) Una situación de impotencia. ¿Qué se puede hacer para salir de una problemática difícil si se cree que la situación que se padece ha sido creada por Dios mismo para probarnos? Un creyente con semejantes ideas se encontrará en un callejón sin salida.

Nos proponemos probar que Dios no nos prueba en la forma que aparece en el libro de Job. La revelación que nos ofrece Jesucristo supera todo lo anterior.

Las pruebas en la enseñanza de Jesús

Toda interpretación bíblica, para que sea válida desde el punto de vista cristiano, debe ser cristocéntrica y también debe tener en cuenta el contexto. La interpretación de un texto fuera de su contexto es un pretexto para probar la validez de una idea personal que puede ser errónea.

¿Podemos imaginar las tentaciones en el desierto y la experiencia en Getsemaní como pruebas que Dios envió al hombre Jesús para saber si éste era capaz de cumplir el ministerio al cual lo envió al mundo?

a) Si lo investigamos en nuestra más conocida versión de la Biblia, la de Reina-Valera, con la ayuda de la Concordancia Bíblica, descubriremos que en los cuatro evangelios sólo hay dos textos donde se habla de pruebas, Lucas 8:13 y 22:28. El primer texto se refiere a la Parábola del Sembrador y dice: "Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; crecen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan". El segundo Jesucristo dice: "Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas'. En los dos casos la palabra que Reina-Valera ha traducido por prueba es peirasmós que es la misma palabra que se usa en el Padre Nuestro: "No nos dejes caer en tentación (peirasmós). Esta palabra griega aparece dos veces en Mateo, una en Marcos y seis en Lucas. Nueve en total. En siete ocasiones Reina Valera la traduce por tentación y en dos por prueba. ¿Por qué lo habrá hecho así?

b) Uno no entiende por qué en esta Versión se traduce este término griego por prueba en el caso de la Parábola del Sembrador. Pero es mucho más grave traducir peirasmós por prueba en Lucas 22:28 porque quien es puesto a prueba, según este texto, es el propio Señor Jesucristo. Es mucho más razonable que Jesús aprecie a quienes permanecieron con El en sus tentaciones. Parece ser un referencia a las tentaciones en el desierto.

c) El término prueba, en griego dókimos, no sólo no se encuentra en las tentaciones del desierto ni en Getsemaní; no aparece en ninguno de los Evangelios. Luego es absurdo pensar que Dios haya sometido a pruebas a Su Hijo para ver si era capaz de cumplir con el ministerio redentor que le había encargado.

Podemos entonces concluir que en las enseñanzas de Jesucristo no existe la idea de que Dios prueba a sus hijos. El sólo usa el verbo (dokimádso = probar) para referirse a la prueba de una yunta de bueyes, no de seres humanos. (Lucas 14:19)

La prueba en las enseñanzas de San Pablo

Dókimos aparece solo ocho veces en todo el Nuevo Testamento, seis en San Pablo y dos en el texto que sirve de motivación a nuestro sermón de hoy. En los seis pasajes paulinos Reina-Valera traduce dókimos por aprobado. Ni una sola vez lo traduce por prueba. Veamos a continuación dos de ellos: "No es aprobado el que se alaba a si mismo, sino aquel a quien Dios alaba" (II Corintios 10:18) "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (II Timoteo 2:15).

Los otros cuatro pasajes de San Pablo donde dókimos es traducido por aprobado son: Romanos 14:18, Romanos 16:10, I Corintios 11:9 y II Corintios 13:17. Siempre en la versión Reina-Valera. Sería bueno que leyeran estos textos en diferentes traducciones.

Esta traducciones se hacen en base al contexto y San Pablo es un fiel intérprete del mensaje de Jesucristo. El Apóstol era muy hábil en el uso de las palabras. El Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, editado por G. Kittel, dedica seis páginas al estudio del dókimos y el verbo correspondiente dokimádso. No podemos hacer un estudio exhaustivo del asunto. El término se usa para referirse a hombres que han sido reconocidos como valiosos. Tiene también el sentido de purificación, por ejemplo en el caso de los metales preciosas al ser derretidos la escoria va arriba y es eliminada. Ese es el sentimiento del salmista cuando dice: "Porque tu nos probaste oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata" (Salmo 66:10). Es en esa forma que el cristiano debe ser aprobado, purificado, en su crecimiento espiritual.

Tanto en las enseñanzas de Jesús como de San Pablo es inconcebible que Dios envíe pruebas para saber si un cristiano se va a comportar de tal o cual manera, como aparece en el libro de Job. Dios es omnisciente, y por serlo, sabe por anticipado todo lo que va a acontecer en el futuro, por lo tanto no necesita probar a nadie. El conoce el resultado de un examen antes de que éste sea realizado, luego el examen es totalmente inútil.

Pero se nos queda un cabo suelto. El libro de Job está en la Biblia y si sugerimos que no nos sirve como base para una teología de la prueba ¿qué valor le damos a este libro? Es sencillamente un intento para explicar por qué sufren las personas buenas. No se trata de un personaje histórico sino más bien una especie de parábola, o si se quiere una obra de teatro. Otro intento de explicar el por qué del sufrimiento lo hizo, por la misma época, el griego Solón, para quien el sufrimiento era la consecuencia de la moira o fatalidad. Algo así como lo que hoy llaman un virus. El que se agarra el virus de la moira sufre, sin que haya una razón lógica para explicar ese sufrimiento. Así pensaba Solón y no es necesario que estemos de acuerdo con él. Tampoco debemos estar de acuerdo con la teoría del autor del libro de Job. Porque somos cristianos nos determinamos por lo que nos enseñó Jesucristo y no por otro; aunque su testimonio se encuentre en la Biblia.

Los cristianos debemos interpretar la cuestión del sufrimiento, las pruebas y las tentaciones en función de Jesucristo y sus apóstoles y no tomando a Job como fundamento de reflexión teológica.

La tentación y la aprobación en las enseñanzas de Santiago

Santiago descubre un importante binomio teológico pastoral integrado por peiramós y dókimos, al cual se refiere dos veces en el texto que ha sido leído esta tarde. Santiago es el único apóstol que reúne en un mismo texto los dos conceptos. Habíamos visto que San Pablo en las seis ocasiones que usa el término dókimos Reina-Valera lo traduce por aprobado. San Pablo usa cuatro veces el término peirasmós, en tres de ellos (I Cor.10:13 donde aparece dos veces y en I Timoteo 6:9) Reina Valera lo traduce por tentación y en Gálatas 4:14 traduce prueba. En la traducción de Santiago encontramos la misma dificultad. Veamos en primer binomio: "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas (en griego peirasmós), sabiendo que la prueba (dókimos) de vuestra fe produce paciencia" (Santiago 1:2-3). En este texto Reina-Valera traduce dos palabras griegas diferentes por la misma palabra castellana: Prueba. La intención original del autor de hacer juego con los dos términos es anulada por el traductor, es lamentable. Es posible que lo que haya perturbado al traductor es que Santiago dijera que debemos tener sumo gozo cuando nos hallemos en diversas tentaciones. Lo más desconcertante es que se haya animado a cambiar el contenido del texto. Si tomamos a dókimos como aprobado podríamos, pensar en la tentación como un examen, cuya aprobación trae alegría porque significa un paso más hacia la terminación de una carrera universitaria.

Veamos el segundo binomio:"Bienaventurado el varón que soporta la tentación (peirasmós); porque cuando haya resistido la prueba (dókimos), recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman" En la lengua original no aparece el verbo "resistir". Yo traduciría el texto así: BIENAVENTURADO QUIEN SOPORTE LA TENTACION PORQUE JUNTO CON LA APROBACION LLEGARA TAMBIEN LA CORONA DE VIDA.

En mi traducción he omitido la palabra "varón" que aparece varias veces a los largo de la epístola (Cf. 1:9, 1:12, 2:2, 3:2, etc.), porque parecería que las mujeres de tiempos de Santiago no tenían que encarar situaciones como las planteadas en el presente texto. Las mujeres de hoy encaran problemas similares a los de los varones. Por eso, es que, incluyo a los dos sexos.

Aquí el Apóstol presenta dos temáticas antagónicos: Corona de vida vs. muerte. Entre ambos extremos dos importantes puntos de vista: a) Si Dios usa la tentación para probar a los que le aman y b) El lugar del deseo entre los extremos en pugna: Vida y muerte.

a) En el versículo 13 del texto que nos convoca hoy, aparece cuatro veces peirasmós o el verbo de donde procede, peiradso. Aquí la traducción de Reina-Valera es excelente, dice: "Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado, ni él tienta a nadie". En el título del sermón dejamos plateada una pregunta: ¿Nos prueba Dios o nos probamos nosotros? Creo que es momento ya de responderla. Este versículo afirma con toda claridad que la tentación, como prueba, nunca viene de Dios. El versículo siguiente afirma que viene de nosotros. Somos nosotros los que nos probamos delante de nosotros mismos y también los que, con nuestras acciones, podemos resultar aprobados delante del trono de Dios.

b) Veamos ahora el lugar del deseo entre los dos puntos antagónicos: Vida vs. muerte. Podemos cuestionar algo fundamental en la traducción de los versículos 14 y 15 que en Reina-Valera dicen así: "sino que cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte". Aquí aparece un concepto que en la introducción del sermón, dije que no iba a considerar, la seducción. Sólo voy a señalar que para que haya seducción hace falta un otro que actúe de seductor.

c) De la traducción de Santiago 1:14-15 solo cuestiono la traducción de epithimia por concupiscencia. Esta palabra está tomada del latín, concupiscentia, que significa deseo de lo prohibido. Dios nos ha creado como seres que deseamos, no todos los deseos son malos. Pero es válido afirmar que las tentaciones y las pruebas no vienen de parte de Dios, sino de nosotros mismos. Pero no es válido suponer que todos los deseos son malos. Sin deseos no seriamos humanos. Los deseos nos dan ganas de vivir, moriríamos si no deseáramos nada. Por eso la epithimia (el deseo) se encuentra entre la corona de la vida a la cual hace referencia el versículo doce y la muerte, consecuencia del pecado, en el versículo quince.

d) Epithimia representa un concepto muy importante, como importante es el deseo en la vida humana. Según Platón el alma humana está dividida en las siguientes partes: El logistikón que reside en la cabeza, el timos que reside en el tórax y la epithimia que reside en el vientre, lugar donde se efectúa la alimentación y la procreación. Ciertamente el hambre y la sexualidad son las dos necesidades primordiales del ser humano. El deseo es una clara expresión de esa necesidad. El hambre y la sexualidad son sentidos en todo el cuerpo, pero fundamentalmente en el vientre. Estos dos deseos nos acompañan desde el nacimiento hasta la muerte. Estos dos deseos pueden conducirnos por caminos del bien o del mal, pero en sí mismos no son malos, no pueden serlo porque son creación divina. Todo lo que Dios ha creado es bueno, aunque podemos usarlo mal. Dios es Amor por eso, cuando nos determinamos por el amor interpretamos a Dios y cuando nos determinamos por el odio interpretamos a lo demoníaco de este mundo.

e) Ciertamente las pruebas y las tentaciones no vienen de parte de Dios, sino de nosotros mismos. Dios no nos prueba, la aprobación es cosa nuestra. El versículo 17 se encarga de darnos la certeza de que Dios no nos prueba, ni nos tienta, dice: "TODA BUENA DADIVA Y TODO DON PERFECTO DESCIENDE DE LO ALTO....."

Conclusiones

Como cristianos debemos seguir las enseñanzas que nos ha dejado Jesucristo. Estas son un paso adelante con relación a las revelaciones del Antiguo Testamento. Creo que ha quedado claro de que no hay nada en los cuatro Evangelios que nos permita suponer que Dios necesita probarnos para asegurarse de que le somos fieles.

Los sufrimientos, trastornos y enfermedades que puedan afectar nuestras vidas y la de nuestros seres queridos NO VIENEN DE DIOS. Nadie puede explicarnos el por qué del sufrimiento humano. Nuestro Señor Jesucristo nos dice que las tempestades de la vida vienen sobre todos por igual (San Mateo 7:24-29). La diferencia está en que el cristiano tiene un plus de resistencia. La casa edificada sobre la roca no cae, a pesar de la tempestad.

Jesucristo no nos ofrece una póliza de seguros contra el sufrimiento, pero nos asegura que no nos dejará huérfanos, que estará con nosotros a través del Espíritu Santo (San Juan 14:16-18).

San Pablo interpreta a Jesucristo de tal manera que el traductor no debe traducir dókimos por prueba sino por aprobado.

Santiago nos ha predicado hoy un valioso sermón al presentarnos el binomio peirasmós - dókimos. Para muchos puede resultar sorprendente que él nos presente a la tentación como una posible bienaventuranza. Como un camino hacia la aprobación, la purificación y el crecimiento espiritual. (Versículo 12). O como un motivo de sumo gozo cuando nos encontramos ante la tentación para vencerla. (Versículo 2). Porque la tentación es el camino que nos conduce a aprobar las materias fundamentales de la vida.

El concepto de prueba en las enseñanzas evangélicas nos conduce a la certeza de que el infarto que padecí no fue una prueba que Dios me mandó. Confieso que yo soy el único responsable de lo acontecido. Lo veremos en el diálogo posterior.

Había pensado como título para este sermón: "UNA INTERPRETACION TEOLOGICA DE MI INFARTO. Abandoné la idea por parecerme egocéntrica.

Hace varios meses le dije a los miembros de nuestra Junta Directiva que durante mi estadía en terapia intensiva había vivido una experiencia muy profunda que temía compartir por dos razones: 1.- Que se pensara que soy un “chanta” más, de los muchos que hay. 2.- Que se pensara que estoy loco. A pesar de que algunos insistieron, no quise contar lo que me pasó. Lo hago ahora.

Recibí una Presencia y un Mensaje poco después de las seis de la mañana del día 18 de febrero, el mismo día que les escribí la carta pastoral donde doy, además de la fecha, la hora, 16 hs. La esencia del Mensaje recibido lo escribí, ese mismo día, poco después de las ocho de la mañana, después de haber leído el contenido de Hebreos 1:14. La sensación de una Presencia a mi lado duró como media hora. A continuación, la parte del Mensaje que pude recordar.

¡NO VAS A MORIR!
VIVIRAS CON UNA MISION, RECUERDA HEBREOS 1:14.
HAS SIDO ESCLAVO DE UNA ESTRUCTURA INTERNA QUE TE HA OPRIMIDO SIN PIEDAD, QUE TE HA ROBADO TU LIBERTAD Y TE HA HECHO VIVIR EN ESCASEZ. RECUERDA SAN JUAN 10:10.
TU LIBERTAD ESTA DENTRO DE TI, DÉJALA BROTAR.
EL AMOR, EL GOZO Y LA PAZ QUE PROCEDEN DEL ESPIRITU SANTO ESTAN DENTRO DE TI, DÉJALOS BROTAR.
SE MINISTRO DE TI MISMO PARA QUE PUEDAS MINISTRAR A LOS DEMAS.

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