Poema - sermón para una celebración de matrimonio
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(1 Juan 4,11-18)
La aventura empezó, y hace rato. Hoy es un alto para disfrutar del camino y lo que viene detrás del horizonte. El ayer nos empuja a creer, confiar, soñar mañanas...
Y eso precisa expresarse, decirlo en gestos, compartirlo.
Lo nuevo, lo diferente, vino porque se esperaba, se buscaba, se deseaba. Y lo nuevo fue el amor. Y los encontró abiertos, ansiosos de camino compartido.
El amor es como la brisa. Pero si están cerradas puertas y ventanas no sentimos su aliento, su caricia.
El amor es como el aire. Si están cerradas las ventanas nos ahogamos en lo viejo, ese ambiente enrarecido.
El amor es como el sol. Si las persianas siguen bajas la alegría de la luz y el calor parecen solo sombras.
El amor viene sin nosotros, a veces sin anunciarse, a veces insinuado, a veces sorprendiendo. Viene de lejos. Más viejo que el fuego.
Viene de Dios. Invento del Padre con sueños de creación.
Viene del Hijo, el rostro del amor en que nos miramos.
Viene del Espíritu, la fuerza, el gozo, el enlace del amor-comunión.
Se da, ocurre, acontece, es un don. Es "porque si" de Dios, que es gracia sin mérito. Y nos hace fácil darnos. Y si es un don no se puede poseer. Y no cabe en el "frizer". Pero depende de nosotros que
se quede. Nos queda cuidarlo nutriéndolo y disfrutarlo. Pero se asfixia si no se comparte.
Serán dos, tres, no se sabe... Hoy somos muchos que gozamos este momento.
Cuando la gente se quiere uno siente que crece, aumenta la esperanza de una humanidad por ser humana.
Sigan creyendo, confiando, soñando. Lleven ese amor en su sonrisa y en sus ojos. Nos hace mucho bien que nos contagien. Gracias por invitarnos a compartirlo en medio de tantos bajones, negaciones, privaciones. Hoy, el amor de ustedes nos dice que todavía es posible la vida vivida como la gente.
Gracias por hacernos sentir con inusitada energía que el que ama nace de Dios...
Que Dios es amor.
La aventura empezó, y hace rato. Hoy es un alto para disfrutar del camino y lo que viene detrás del horizonte. El ayer nos empuja a creer, confiar, soñar mañanas...
Y eso precisa expresarse, decirlo en gestos, compartirlo.
Lo nuevo, lo diferente, vino porque se esperaba, se buscaba, se deseaba. Y lo nuevo fue el amor. Y los encontró abiertos, ansiosos de camino compartido.
El amor es como la brisa. Pero si están cerradas puertas y ventanas no sentimos su aliento, su caricia.
El amor es como el aire. Si están cerradas las ventanas nos ahogamos en lo viejo, ese ambiente enrarecido.
El amor es como el sol. Si las persianas siguen bajas la alegría de la luz y el calor parecen solo sombras.
El amor viene sin nosotros, a veces sin anunciarse, a veces insinuado, a veces sorprendiendo. Viene de lejos. Más viejo que el fuego.
Viene de Dios. Invento del Padre con sueños de creación.
Viene del Hijo, el rostro del amor en que nos miramos.
Viene del Espíritu, la fuerza, el gozo, el enlace del amor-comunión.
Se da, ocurre, acontece, es un don. Es "porque si" de Dios, que es gracia sin mérito. Y nos hace fácil darnos. Y si es un don no se puede poseer. Y no cabe en el "frizer". Pero depende de nosotros que
se quede. Nos queda cuidarlo nutriéndolo y disfrutarlo. Pero se asfixia si no se comparte.
Serán dos, tres, no se sabe... Hoy somos muchos que gozamos este momento.
Cuando la gente se quiere uno siente que crece, aumenta la esperanza de una humanidad por ser humana.
Sigan creyendo, confiando, soñando. Lleven ese amor en su sonrisa y en sus ojos. Nos hace mucho bien que nos contagien. Gracias por invitarnos a compartirlo en medio de tantos bajones, negaciones, privaciones. Hoy, el amor de ustedes nos dice que todavía es posible la vida vivida como la gente.
Gracias por hacernos sentir con inusitada energía que el que ama nace de Dios...
Que Dios es amor.