Poema: Gracias amigo Jesucristo
Llevaba el mundo en los hombros,
dolor en las espaldas,
y me apretaban más hondo.
Sentía cada paso por la tierra
abriendo fango.
Cada mano entre las rosas
se me hería en las espinas.
El amor se hacía más largo.
Y los hombres solitarios
que no hablan
porque nadie los escucha
los hombres encerrados
en su angustia.
El amor que no se dice,
el amor que nadie escucha...
Y Tú comprendiste.
Mi angustia era tu angustia.
Era un dolor casi hermano,
y me tendiste tu mano.
Había perdido la risa.
Tú la volviste.
Confiaste, esperaste,
escuchaste
y me tendiste tu mano.
Por eso escribo de adentro:
¡Amigos siempre!
Y ¡gracias!