Pedro El fruto del Fracaso: Tema nº.1. "180º al Sur"

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El fruto del fracaso


Primer Estudio: 180º al Sur



Recuerdo que no había todavía un año que me había convertido. Y le dije a alguien que quería servir al Señor. Un amigo, “entre comillas”. Porque le pregunté que le parecía: y me dijo con mucha solemnidad: jejeje. Me fui a mi casa con el rabo entre las piernas.

Con Pedro tenemos una situación Pedro. Es uno de esos personajes que no pasa desapercibido. O se habla muy bien o muy mal de él. Es el héroe en toda regla. Todos aprendemos de él. De sus fracasos, de sus meteduras de patas, de su valentía. Pero lo que está claro es que todos sabemos algo acerca de él.

Sabemos el proceso en que el Señor mete a sus hijos para hacer de un pescador un apóstol. Aprendemos el proceso del discípulado en una persona “salvaje” totalmente en cuanto a las cosas del reino de Dios, en una alguien sensible.

Pedro es un héroe. No es el típico héroe de holliwood. Que todo está bien. Perfecto. Todos los guapos, ricos y perfectos. Si arrugas a los 70 años, ni curva de la felicidad.

Personalmente, si Pedro fuese ese típico héroe de Holliwodd, que soy un mortal caminando, luchando con sus errores, fracassos. Que estoy intentando salir adelante, Pedro no tendría nada que decirme a mí. Nada para aprender. Nada que enseñarme.

En ocasiones Pedro es puesto como “cabeza de turco”. ¿Por qué?. Porque tal vez los errores de él son los nuestros. Y como no solemos atrevernos a criticar nuestros propios errores, pues es más fácil criticarle a él.

Otras de las facetas de Pedro que suele recibir críticas, es por las cosas que decía. El refrán: “eres dueño de tu silencio y esclavo de tus palabras”. Y Pedro fue esclavo de lo que dijo. Y se equivocó. Pero vamos a ir viendo que el texto bíblico sugiere que los demás pensaban lo mismo, pero no lo decían. Incluso podían llegar a pensar cosas peores, pero se callaban y no lo decían.

¿Qué es lo que prefiere usted en su relación con el Señor?. ¿No hacer nada, ni decir nada?. Bueno, con eso conseguirá no equivocarse. Pero de regalo obtendrá algo más: nunca llegar a nada. ¿Queremos seguir con las dudas en nuestro corazón?. ¿Seguir con la misma impaciencia, inseguridad, debilidad en la vida?. ¿O usted preferirá decir las cosas y expresarlas como lo hacía Pedro?. ¿Qué sí se equivocará?. Por supuesto que…. Si. Pero decirlas. Hacerlas. Y desde luego piense algo: de los cobardes nunca se escribió nada. O por lo menos, nada que valga la pena leer.

Está claro que Pedro imperfecto. Era de aquellas personas imperfectas que hacían las cosas. Que hacían las cosas. Seguro que había otro tipo de personas. Aquellas, entre comillas, “perfectas”, que nunca se equivocaban. Pero porque nunca hacían ni decían nada.

Usted tiene que decidir qué quiere ser. ¿Ser perfecto y no hacer nada ni decir nada?. Y estar toda la vida con los problemas, inseguridades, temores. ¿O preferimos ser imperfectos equivocándonos, pero siguiendo adelante cada día?.Hermano mío, yo hace mucho tiempo que he sido realista en mi vida y he escogido. Ya se, lo ha adivinado. ¡claro que sí!. Un “imperfecto” que camina hacia la “perfección”.

Reconocer que uno no es perfecto o que no está viviendo como tendría que vivir para algunos es duro, casi pedirles un imposible. Por la gracia de Dios y solo por eso, para mi no es problema. Porque aunque soy imperfecto y tengo errores, nadie como yo lucha cada día por vencerlos. Aunque no soy “santo” en la medida que creo que debería de serlo, nadie como yo lo intenta cada día. Nadie como yo lucha por mantenerse firme. Nadie como yo pelea por vencer las obras de Satanás en mi vida. Se preguntará usted si lo consigo. Pues a veces sí y a veces no. Me gustaría que más veces en mi vida fueran un sí al vencer a las tentaciones. Pero “para mi vergüenza” a veces no logro vencer mis gigantes. Pero Dios sabe que lo intento cada día y con todas mis fuerzas. Por supuesto que no me comparo con nadie. Sin duda, encontraría peores que yo. Pero me comparo con mi Maestro y entonces mis fuerzas se renuevan por ser como El es.

A Pedro siempre se le ha juzgado por sus equivocaciones. Por lo que dijo e hizo mal. Pero no así el Señor. El no le juzgó por sus fracaso. El Señor tenía dos opciones. En el momento en que lo llamó ver quién era Pedro. O por el contrario, echar una mirada a largo plazo, y ver en qué podría convertirse Pedro. ¡Aleluya!. El tomó la segunda. El Señor escogió a Pedro por lo que iba a ser.

He oído muchas veces esta frase: “si yo fuera el Señor, no escogería a Pedro”. ¿Ha oído usted a algún creyente decir esto o incluso usted es el que lo ha dicho?. Yo me pregunto, ¿por qué?. Sospecho que es porque Pedro no es una persona “políticamente”correcta. Los políticos, por lo general, (valga la redundancia), son políticamente correctos. Les haces una pregunta y te darán mil vueltas y te hablarán cosas que ni ellso entienden para no contestarte.

Pedro no era así. No era el típico creyente, pastor que siempre hacía las cosas bien. ¿Qué cree usted que pasaría si Pedro hoy día echara una solicitud para trabajar en una agencia misionera?. Algunas que yo conozco, ¡no lo aceptarían!. No era un creyente convencional. Era muy ignorante de las cosas de Dios. Analfabeto en comprender las palabras del Señor. Sin modales para andar entre gente. Con muchos problemas de carácter. Pero lo que vamos a estar viendo es el “fruto del fracaso”.

Mi madre, sabia donde las haya, siempre me decía: “aprenderás mas de tus errores que de tus aciertos”. Y, ¡qué razón tenía!. Puesto que en aquel entonces yo no me equivocaba. No cometía errores. Solo tenía aciertos. Pero el tiempo le dio la razón a mi madre.

El proceso de Pedro es de discípulado. Donde a pesar del fracaso, Dios saca fruto de su vida:

• De un hombre rudo a un apóstol.
• De un analfabeto, a un pastor, maestro.
• De alguien que hablaba con los peces, a hablar delante de gente importante.
• De alguien que solamente escribía bien su nombre, a escribir partes de las Sagradas Escrituras.

¿Acaso no es eso un Gran Fruto de un Fracasado?.

¿Usted se imagina si el Señor fuese como alguno de nosotros con nuestra mentalidad humana?. A la primera de cambio, ¡este no vale para la tarea!. Pero el Señor ve más allá de las cosas. EL Señor puede ver no lo que usted es hoy, sino lo que SERÁ dentro de 5, 10, 20 años. Y a veces los fracasos que cometo yo, con el tiempo darán fruto. El Señor dijo que “nos ha puesto para que llevemos fruto”. Y EL nunca se equivoca.

¿Qué es lo más maravilloso y sorprendente en la vida de Pedro?. Los resultado. El fruto que el Señor recoge de esta vida. Parecía una rama seca, estéril, pero amigo mío, ¡el poder de Dios no tiene límites!.

Isaías dice: que “El no quebrará la caña cascada ni el pábilo que humea”. ¿Es usted en este momento una caña cascada por los fracasos de su vida?. ¿es un pábilo ya humeando a causa de la frialdad que vino a su vida como consecuencia de un pecado no confesado y practicado en demasiadas ocasiones?. El no lo romperá. Ni lo apagará. ¡No lo hizo con Pedro!. ¡Tampoco lo hará con usted!. A…L…E…L…U…Y…A. ¿No le he escuchado bien?. Ahora sí. ¡Amén!.

Lo más importante es el llamado de Dios. Por ejemplo, Juan 15: “Separados de mí, nada podéis hacer”. Lo primero es el llamamiento. Es la base para nosotros. Dios nos llama. Tiene un plan y va a luchar y a perseguirlo hasta que lo consiga, algunos ejemplos:

* Dios llama a ABRAHAM. ¿Fracasó y se equivocó?. Si. Dios lo metió en un proceso de crecimiento en su vida. Iba en una dirección en su vida. Pero cuando tiene un encuentro personal con el Dios de la gloria, en las palabras de Esteban, da un giro de 180 grados en su vida. De manera, que toma rumbo en la dirección contraria hacia donde íba. Pero los fracasos y los errores no fueron definitivos en su vida.

Al final, ¿qué logró Dios?. De un matrimonio impaciente y estéril, hizo que fuesen padres de Isaac. Y en Isaac fue llamada una descendencia tan grande, tan solo comparable con la arena del mar. Y Dios a través de Abraham y Sara, bendijo a todas las familias de la tierra.

* Dios llama a MOISÉS. Se equivocó y fracaso. Pero Dios comenzó un proceso en su vida. Iba en una dirección, Dios lo llama, se da la vuelta y camina en otra dirección. Y los errores y fracasos no fueron definitivos. Su error en Egipto y la consecuencia de 40 años cuidando ovejas, no fueron concluyentes. Puesto que Dios hizo de Moisés aquel hombre que llevaría a su pueblo a la libertad.

* Dios llama a JONÁS. Se equivocó y fracaso. Entró en parte de un trato personal de Dios con su vida. Y, literalmente, iba en una dirección y por una serie de intervenciones de Dios, lo hizo ir de nuevo 180º al sur. Y a pesar de la reticencia que Jonás tenía de ir a predicar a Nínive. Porque Dios a través de “este hombre “ y no otro, provocó el avivamiento más grande contado en la historia de la humanidad.

* Y Dios también llamó a PEDRO. ¿Se equivocó y fracasó?. No lo podría yo ocultar aunque quisiera. ¿Empezó el Maestro a discipularlo para la tarea que le ecomendaría?. Leyendo los evangelios contestamos que sí a esta pregunta. Pedro vivía en una dirección clara en su vida. Pero su vida dio un giro. A pesar de eso, seguía equivocándose y fracasando. Pero esos obstáculos y esos fracasos de Pedro no fueron definitivos.

El Señor tenía varias opciones. Pudo ver en Pedro alguien que no servía. ¿No cree lo mismo usted?. Puesto que tenía muchos defectos y además bien “visibles”. Pero no lo hizo así.

Podía ver en Pedro una persona torpe a la hora de hablar. Soy de los que a veces en tono de broma, y sin perder el respeto ni la admiración por este hombre, he dicho que la lengua de Pedro llegaba antes que él. Así era. Y el Señor podía fijarse en esas palabras, y en aquellas cosas que iba a decir mal. Pero el Señor prefirió pensar en 4 años más tarde. Pensar en Pedro no diciendo tonterías, sino poniéndose en pie en Pentecostés y predicar un mensaje increíble.

Podía ver también en Pedro un discípulo que le iba a negar. Y que no serviría entonces para ser mártir. Pero aún ese fracaso no fue definitivo. No queremos minimizar lo trágico de la negación. Pero repito, no fue decisivo en su vida. Y el Señor prefiere pensar en Pedro como el hombre que en Hechos de los Apóstoles, lo encontramos predicando a judíos, samaritanos y gentiles. Y que no le va a negar jamás. Además Pedro va a ser un apóstol. Un maestro. Una columna fundamental dentro de la Iglesia del primer siglo. También Pedro va a escribir cartas de las Sagradas Escrituras, las cuales tenemos nosotros hoy.

Ahora. ¿Qué cree que hará con usted el Señor?. Los demás nos fijaremos en sus errores. Otros solo verán mis errores. Porque somos así. Y juzgamos a las personas por cosas que pueden decir o hacer en un momento dado. Juzgando así por un hecho concreto en la vida de un hermano. El Señor no es así. ¡Aleluya!.

Yo le invito a usted a que lea Hebreos 11. ¿Puede usted encontrar alguna nota negativa en ese capítulo de las mujeres y los hombres mencionados?. ¿Ya lo ha visto?. ¡No hay!. Ni de Noé, ni de David, ni de Sansón, ni de Moisés. Etc. Y luego resulta que vas a las historias de estos personajes en Génesis o en otros libros y te tropiezas con una realidad bien distinta.

¿Cómo es posible entonces que estos personajes que sí cometieron fallos, ahora en Heberos 11 no se mencionen por parte del Señor?. Mi respuesta es clara: el Señor prefiere concentrarse en lo que va a lograr en nuestra vida y no en lo que ahora mismo ocurre.

Podríamos ir a Moisés y verlo matando un egipcio, escapando y cuidando ovejas. Y nos montamos en una máquina de tiempo y vemos el futuro. Dios alabando a este hombre y diciendo palabras tan sublimes, como que prefirió los vituperios de Cristo antes que aparecer en los jeroglificos. ¡Qué Dios tenemos!. Al estar meditando y trabajando en esto, he tenido que hacer una pausa para ponerme de rodillas con alegría ante el Dios tan misericordioso que tengo. ¿Quiere hacer usted lo mismo?. Espero 5 minutos.

¿Ya?. Bien, continuemos adelante.

Vayamos juntos a Mateo 4. 180º al Sur.

PRIMERO: EL MOMENTO DE DIOS.

El Señor cierto día, va caminando junto al Mar de Galilea. Todavía no es un personaje público, no es conocido. La tarde es calurosa y húmeda. Hay mucha gente por ahí. Ve a la gente, ¿pensando que más temprano que tarde va a ir a la cruz por cada uno de ellos?. Posiblemente. Toda la gente ve rostros, números, ocupaciones, pero El ve a las personas. Sabe que tendrá que escoger a ciertos hombres. Y es consciente de que tienen sus defectos y van a fracasar. Tendrán sus problemas y luchas. Pero los va a escoger igual.

Tendrá 3 años aprox de tiempo para estar con ellos. Para hablarles y discíuplarles. Cada cosa que les diga será crucial en sus vidas. Cada vez que los reprenda, lo recordarán toda su vida. Cuando hable con ellos y personalmente los alabe, serán estacas a las cuales se agarrarán en el futuro cuando las presiones sean fuertes. Cada palabra de promesa que les diga, comida para su ánimo.

Se detiene y moja un poco su cuello en la orilla. Se levanta. Y de repente vienen dos hombres caminando…

“andando junto al Mar de Galilea, vio a dos hermanos,
Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban
Las redes en el mar porque eran Pescadores”
Mateo 4:18


Es un momento cualquiera. Un día cualquiera. ¿La hora del día?, ni se dice. Tal vez para nosotros no tenga importancia. Pero, yo puedo imaginar cómo se vive en el cielo este momento.

Allí está Dios el Padre. Está viendo la escena. Hay expectación en el cielo por lo que va a ocurrir. Tal vez Dios lleva toda la eternidad esperando esto. En el corazón de Dios está este momento en que el Señor va a llamar a Pedro. Las palabras que se van a decir aquí, Dios el Padre con su Hijo las pensaron y meditaron antes de que el mundo y mucho menos Pedro, exitiesen.

Y ahora de repente las palabras pensadas por Dios son pronunciadas por Jesús en la tierra. La expetación crece y a estas alturas ya nadie se lo quiere perder. Y…

Y LES DIJO…venid en pos de mí,
y os haré pescadores de hombres
Mateo 4:19


En el cielo, si cabe, crece aún más la expectación. ¿Responderá Pedro?. ¿Se dará cuenta de que es el Hijo de Dios? ¿Encontrará Pedro algo diferente en la mirada de Jesús y responderá al llamado?. En el cielo incluso hay quién se pregunta: ¿influirá Satanás en la vida de Pedro para que no responda al llamamiento?. Un ángel con voz enérgica dice: ahí está la presencia de EL HIJO y ante Su presencia, Satanás no puede hacer nada. ¡Aleluya!, dice otro. Y exactamente eso ocurre. Todos los demonios se tienen que ir del lugar, uno tras otro.

Quedan Jesús y Pedro, y su hermano, ¿cómo responden?

Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron”
Mateo 4:20


En la orilla del Mar de Galilea, Jesús sonríe. Siente algo que solo el Salvador puede sentir, cuando un pecador se arrepiente y le sigue. ¿Qué pasa en el cielo?. Hay una fiesta. Miguel el arcángel dice: ¡que comience la fiesta!. Sacan el cancionero, hoy se canta el número 38, Sublime Gracia del Señor. Todos en el cielo están saltando y alabando la gracia de Dios, como si fuera el único pecador que ha habido y habrá que se arrepiente y le sigue.

Pedro ha respondido al llamamiento. Están los dos juntos y es su momento. Comenzó el proceso.

Que es el mismo proceso que comienza con cada uno de nosotros cuando EL nos llama. El proceso de que íbamos hacia el Norte y dimos la vuelta en nuestra vida 180º al Sur. Y Pablo pensando en esto escribe: aquel que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará…(Fil 1:6)

Puedo ver también a las personas que estaban por allí. Todos conocían a Pedro. Y cuando ven la escena, casi todos al unísono dicen: este Jesús de Nazaret está loco. ¿Sabe lo que hace llamando a Pedro para ser un díscípulo?. ¿Discípulo de qué?. Pedro es bueno con las manos, pero, ¿para aprender?. ¡No sabe en la que se está metiendo este maestrillo!. Cuando se trata de hablar con Pedro para comprarle pescado, no hay problema. Pero, ¿no sabe este maestro llamado Jesús que cuando Pedro saca su carácter y lengua a pasear, todos cruzan de lado en la calle?. Está loco.

Pero el Señor ve más allá. Ve que dentro de 4 años, Pedro estará predicando, ¡y de qué manera!.

¿Se acuerda del que le contaba al principio que se rió de mí?. Pues bien, esto que le voy a contra ahora es cierto y que sirva nada más que como ilustración. Porque en su momento lo traté como debía tratar el asunto y hoy lo quiero hacer igual, solo es un ejemplo.

Estaba yo un par de años más tarde predicando en una Iglesia. Y esa persona estaba sentada en un banco de la Iglesia. Pues bien, me presentaron y subí la púlpito a predicar. Esta persona estaba con otra que no me conocia a mí, y cuando empecé a predicar, el que no me conocía le preguntó al que rió de mí, con gestos que quién era yo. El otro le diría, pues Antonio Pereira. Y con otro gesto le preguntó qué tal predicaba yo. Y el que se rió de mi dos años antes, hizo un gesto de aprobación.

Aleluya. Dios hace Su obra en nuestra vida. El confía en nosotros.
Que tal si cuando aquella persona se rió de mí, yo hubiese dicho: si este se ríe de mí, ¿a dónde voy yo?.

¿No te ha pasado que un comentario, una actitud, una risa de otras personas que ha dejado por los suelos y sin ganas de hacer nada?. A veces también Satanás se ríe y burla de nosotros sacando a relucir defectos, pecados, inferioridades, complejos, etc.

El último versículo que hemos citado, dice lo siguiente: ellos dejando al instante las redes le sigueron. Pedro no esperó a ser maduro para servirle. A ser espiritual, a conocer mucho de la Biblia, a ser un hombre de oración, comprometido. ¿Qué hizo?. Seguirle. Y eso es lo que tenemos que hacer, seguir al instante al Señor.

Lucas narra lo mismo y añade: y lo dejaron todo y le siguieron.

Tal vez usted diga: creo que Dios no me ha llamado a mí ha llamado a dejarlo todo, pues está bien. Otro puede decir: yo tengo mi trabajo y Dios me ha llamado a servir en la Iglesia con mis dones, pues me parece estupendo. Tal vez usted diga: yo ya colaboro en el reino de Dios con mi diezmo y con ese dinero, el reino de Dios se extiende, muy bien, perfecto.

Pero déjeme decirle algo más, todos tenemos algo que dejar. ¿Cuál es el TODO mío que tengo que dejar?. Si no es un llamado a servirle a tiempo completo. Puede ser un llamado a dejar todo lo que le pueda estorbar. Todo lo que pueda estorbar la relación con Dios. Que pueda perjudicar a su familia. Aquellas cosas que puedan arruinar el matrimonio. Dañar a los hijos. El futuro.

Hay que dejar de hacer aquellas cosas que no agradan a Dios. Pero no deseo quedarme solamente en ese énfasis, como siempre hemos hecho. Sino que hacer aquellas cosas que SÍ le agradan a Dios.

Recordemos que este fue el momento del Señor con Pedro. El también tuvo un momento con usted. Y, exactamente la misma fiesta que se hizo por Pedro, tome aire, se hizo por usted. Exactamente la misma expectación que había sobre qué iba a responder Pedro, esta vez llene los pulmones todo lo que pueda, la hay por usted, sobre cómo va a responder al llamamiento de Dios para su vida.

SEGUNDO: LA APUESTA DE DIOS.

Juan 1:42 nos dice: “Y le trajo a Jesús. Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás, tú serás llamado Cefas (que quiere decir Pedro)”

¿Qué está ocurriendo aquí?. El Señor llama a este hombre. Un judío normal. Un trabajador cualquiera. Con su familia, su trabajo. Y el Señor lo llama. Y Pedro en toda regla es una apuesta del Señor.

¿Qué hace Jesús antes de decirle nada?. Lo mira. A los ojos. Y Pedro ve a Jesús. Y el Señor puede ver en los ojos de Pedro lo que ni él mismo puede ver. De hecho, Pedro se encontrará otras veces con esa mirada. Cuando aquella fatídica noche, le niega, se vuelve a encontrar con esa mirada del Señor. Ese es un gesto cómplice del Señor. Solamente una mirada. A veces en un matrimonio solamente hace falta una mirada para decirse muchas cosas.

En ese momento esa mirada del Señor puede estar diciendo: Pedro, ¡yo apuesto por ti!. El Señor pensaría mirándolo: Pedro, nadie más va a apostar por ti, yo sí. Se que nadie confía en ti. Todos los demás dentro de un tiempo te juzgarán, yo no.

El Señor apostó por Pedro. Si usted hubiese apostado por Pedro, ¿cuándo hubiese retirado la apuesta?. ¿Cuando le reconvinió al Señor y le respondió “apártate de mí?. Algunos en ese momento, hubiésemos retirado las acciones en bolsa. Otros aguantarían. Pero seguro que la mañana siguiente de la negación, prácticamente todos iríamos a quitar esta vez sí nuestra apuesta por Pedro.

Pero el Señor no. ¿Cuáles hubiesen sido las consecuencias para nosotros?. Pues que perder. Dejar de apostar por el caballo ganador antes de que la carrera acabe. El Señor apostó a caballo ganador. Nadie más apostaría por Pedro. El sí. Nadie más pensaría que Pedro llegaría a ser un Apóstol, Jesús sí. ¿Qué Pedro va a ser un Maestro de la Iglesia en el primer siglo?, todos nos dirían, ¿estás de broma verdad?. Jesús si lo creyó.

Había apuestas entre quién llevaría el evangelio a los judíos, samaritanos y gentiles. En las apuestas, Pedro era el valor menos seguro. Pero el Señor apostó por Pedro y ganó mucho. Porque tuvo a su servicio un hombre valiente, que no se avergonzó de su Señor para ir a dónde hiciera falta.

Quiero que pensemos en lo que pensamos de nosotros mismos. Porque me pregunto qué imagen tendría Pedro de qué era. Seguro que no estaba muy bien esa imagen de sí mismo. Sobre todo la mañana después de la negación. Y en muchos momentos de su vida.

Pero El Señor apostaba por Pedro. Y el Señor también apuesta por usted. Y aunque nadie nadie haya visto nada en usted, El apuesta por usted. Y solo El es capaz de ver que en día de mañana usted va a ser un mejor creyente. Mejores padres. Excelentes esposos. Gente comprometida. Hombres de oración. Consagrados a él.

¿Dónde empieza todo?. En el llamamiento. Y el Señor asegura de que la obra que ha comenzado en nosotros, la va a terminar, completar. En el llamamiento empieza todo, porque nadie puede vivir en santidad si no le ha conocido. Para desarrollar los dones tiene uno que tener al Espíritu Santo. Hablarle de renuncia a alguien que no ha conocido al Señor, es como hablarle en chino. No va a entenderlo.

Para que las cosas viejas cosas pasen en nuestra vida, primero tenemos que ser nuevas criaturas. Eso es lo que ocurre con Pedro. Tiene un encuentro con el Señor y la vida de Pedro da un giro de 180º. Y usted dice: es que Pedro no era perfecto. Claro que no. Porque Dios no llama a perfectos, Dios perfecciona a los que llama. El no llama a santos, santifica a los que llama. El no llama a maduros, va haciendo poco a poco creyentes maduros y sabios a los que llama. Dios no llama a sabe-lo-todo, sino que por medio de Su Palabra hace sabio al sencillo. El no llama a gente que no se equivoca, sino que te levanta cuando te caes para que sigas adelante.

Querido hermano, hermana, en el momento que usted entienda que está en este proceso. Que entienda que sus fracasos y errores no son definitivos, empezará la segunda parte de su vida. Y he conocido muchos creyentes que a pesar de llevar muchos años de cristianos, no han empezado la segunda parte de la novela de su vida.

¿Qué tenemos que hacer?. Pasar página ya. Empezar a leer la novela de nuestra vida conforme a lo que Dios dice de nosotros. Y no lo que otros dirán. Y ahí empieza el fruto del fracaso de Pedro.

Veamos para terminar esta introducción, la sección que trataremos al final de cada capítulo. En ella tendremos que resumir las lecciones más importantes que hayamos visto. Esto servirá a modo de repaso. Y de recordarlo mejor. Veamos entonces las lecciones:

RECOGIENDO EL FRUTO:

1. No nos quedemos en el primer capítulo. Terminemos la historia. No nos quedemos en un fracaso concreto. Sino que pasemos página. Avancemos. Veamos nuestra vida y leámosla a la luz de lo que Dios dice. En mi vida y en la suya hay un segundo capítulo. ¿Y si fallo hay un capítulo 3?. Sí. ¿Y si me vuelvo a equivocar hay un capítulo 4?, por supuesto que sí. Aún así, pasemos ese capítulo. Dios cree y apuesta por nosotros.

2. Dios no mira lo que mira el hombre. Samuel el profeta tuvo que aprender esto. Fue a ungir al rey. Primero fue viendo al más guapo, ese no era. Luego al más inteligente, tampoco era. Y así sucesivamente, hasta que ya le dice, ¿queda alguno más?. Y ese era. Dios no mira lo que mira el hombre.

¿Qué mira el hombre?. Los problemas. Los defectos. Equivocaciones. Obstáculos. ¿Dios mira eso?. Sí. Pero ve también más allá. Claro que ve nuestros defectos, no hace la vista gorda. Los ve, pero sigue confiando en nosotros. ¿Ve los pecados que usted comete?. Si. Pero restaura lo que haya que restaurar. El perdona lo que haya lo que haya que perdonar. Y esa es la diferencia entre Dios y la gente. Ç

Si tú te equivocas con alguien, te pone la cruz encima y…¡hasta aquí llegaste!. El Señor ve nuestro fracaso, pero no nos entierra. Si hay que restaurar, se restaura. SI hay que perdonar se perdona. Si hay que “volver” a confiar, se confía de nuevo como la primera vez.

3. El tiene un plan para cada uno. Es más, ese plan solo tú puedes hacerlo. Dios creó a Pedro con las características físicas, emocionales, intelectuales, personalidad concreta, para una labor concreta. Si Pedro no hubiese seguido, otros podrían imitar lo que él hizo. Pero no exactamente como él. Todos nosotros somos únicos. Y nos ha creado únicos. Y nos ha creado con unas características. Tenemos que dignificar nuestra vida. Magnificar todo lo que hacemos, realizándolo para El. Ser lo que somos, pero para Dios.

4. Asegúrese de no darse media vuelta. El que hayamos dado un giro de 180º hacia el Sur, no asegura de que podamos volver a darnos la vuelta y caminar en el mimo rumbo de antes. Podemos estar tentados a querer tirar la toalla. A negar todo lo que hemos creído. A decir: yo no sirvo para esto.
Ese es el peligro. Por eso el Señor oró tanto por ellos. No lo sé. Tal vez por el apóstol Juan para que tuviera más carácter. Y orando por Pedro para que tuviera menos carácter. Pero el Señor tiene que orar por nosotros. ¿Cuál es el ministerio actual del Señor?. Sumo Sacerdote. Está orando por nosotros para que no nos demos media vuelta. Para que Satanás no gane ventaja en nuestras vidas. Y que el rumbo que hemos tomado con Cristo…viento en popa toda vela.

5. Somos la apuesta y el sueño de Dios. Dios tuvo un sueño con Pedro. Y no se lo dijo a nadie. Tal vez porque pensaba que se reirían de él. Si se contó a alguien que Pedro sería apóstol. Llevaría el evangelio a judíos, samaritanos y gentiles. Que iba a escribir cartas en el N.T. Que sería un líder clave en la Iglesia….El que lo oyera de los labios de Jesús no podría reprimir su risa y su asombro. Pero el Señor tenía ese sueño, ese plan para Pedro.

Voy a decirte algo querido hermano/a. Si yo te contara los planes, los sueños que yo tengo para mi vida y mi ministerio. Tendrías que cerrar este libro y destornillarte de risa. ¿Cuál es el plan que usted tiene para su vida?. El Señor no se va a reír, ni le va a parecer desproporcionado. Todo lo contrario. El quiere empujarle a usted a más y que lleve adelante grandes sueños donde usted es utilizado y El Glorificado.

Pero el Señor sabe y él apuesta por nosotros. Cree en nosotros. Apuesta por nosotros. Tiene un sueño para nuestras vidas.

¿Qué puedo hacer dice usted?. ¿Usted va 180º hacia el Sur?. ¿Qué tiene que hacer entonces?. Pedro hizo algo en su vida. El desplegó sus velas y permitió que el viento del Espíritu Santo soplase. Las abrió bien para coger todo lo que podía de Dios. Para que la fuerza y el poder de Dios fuerzan su motor. Y fue navegando hacia aquello que Dios tenía para él. Y de repente el Señor gritó: tierra a la vista. Y nadie vio nada. Pero el Señor y Pedro sí que lo veían. Y llegó hasta ahí..

Y, Dios tiene para usted también una tierra prometida. Tiene un plan para usted. Y está gritando: ponga su nombre ___________ ¡Tierra a la vista!. Yo no lo veo. Tal vez usted tampoco. Pero si El Señor.

¿Qué tenemos que hacer?. Desembarquemos. Y disfrutemos del lugar. Porque es en ese lugar, llamado El Puerto de la Voluntad de Dios, donde vamos a recoger el fruto abundante de Dios a pesar de nuestro fracaso.

Pedro tomó el rumbo adecuado. Quiero que se haga una última pregunta: ¿tengo en rumbo adecuado en mi vida?. Y despleguemos nuestras velas, inflémoslas con la promesa de Dios…aquel que comenzó en vosotros la buena obra, la terminará”. AMEN.

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