Oración eucarística
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L. Oremos. Sí, es justo que te alabemos y te adoremos, Dios Eterno, pues escoges las cosas consideradas locas e insignificantes indicas caminos de vida inclusivos y revelas tu poder en la tarea diaconal. Por esto, con los coros celestiales y nuestros músicos, entonamos a una sola voz:
Canción: Santo, Santo, Santo, mi corazón de adora...
L. Gracias te damos, porque Jesús oyó el clamor de las personas excluidas y no se inclinó ante el poder que oprime. Por amor a un nuevo mundo, inclusivo y de relaciones solidarias, él se ofreció en sacrificio por nosotros.
Comunidad: Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado, Cristo vendrá otra vez.
L. Envía tu Espíritu Santo, para que transforme corazones, valores y estructuras. Concede que, en la mesa de comunión, al recibir el pan de vida y la copa de la salvación, sea fortalecido nuestro empeño por un mundo al revés, en el que prevalezcan los valores de la vida, la justicia, la paz y la libertad.
Canción: Ven, Espíritu Santo, ven atiende nuestro llamado...
L. Acuérdate, Señor, de las personas que, en todas las épocas, culturas y lugares, ofrecieron su vida en defensa de la inclusión y de la solidaridad. Guíanos, con ellas, e con todos nuestros seres queridos ya fallecidos, a la alegría de la fiesta en el Reino que, en Cristo, nos preparaste.
Trad. y ampliado por G. Oberman
Canción: Santo, Santo, Santo, mi corazón de adora...
L. Gracias te damos, porque Jesús oyó el clamor de las personas excluidas y no se inclinó ante el poder que oprime. Por amor a un nuevo mundo, inclusivo y de relaciones solidarias, él se ofreció en sacrificio por nosotros.
Comunidad: Cristo ha muerto, Cristo ha resucitado, Cristo vendrá otra vez.
L. Envía tu Espíritu Santo, para que transforme corazones, valores y estructuras. Concede que, en la mesa de comunión, al recibir el pan de vida y la copa de la salvación, sea fortalecido nuestro empeño por un mundo al revés, en el que prevalezcan los valores de la vida, la justicia, la paz y la libertad.
Canción: Ven, Espíritu Santo, ven atiende nuestro llamado...
L. Acuérdate, Señor, de las personas que, en todas las épocas, culturas y lugares, ofrecieron su vida en defensa de la inclusión y de la solidaridad. Guíanos, con ellas, e con todos nuestros seres queridos ya fallecidos, a la alegría de la fiesta en el Reino que, en Cristo, nos preparaste.
Trad. y ampliado por G. Oberman