Oración en el día del Señor
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¡Oh Señor!, ¿cómo podríamos soportar las preocupaciones y afanes de la vida, si no fuese por el reconfortante sosiego que recupera nuestras fuerzas en el día de descanso que tu has previsto para nosotros?
Gracias a Ti y a Tu eterna bondad que has establecido el día domingo para hacer un alto en las tareas diarias de la semana y descansar de nuestros trabajos.
Señor, nos resulta difícil reconocer que es Tu día y nos cuesta alejarnos de lo corriente y de las preocupaciones cotidianas, así como de los atractivos y frivolidades con que el mundo nos reclama y nos distrae del correcto uso de este día bendito cuya llegada siempre esperamos ansiosamente.
¡Cuántas excusas e intereses vanos y mezquinos nos alejan de Ti en tu santo día!... Comidas, juegos, paseos, tareas informales, visitas, conversaciones y trabajos diversos e innecesarios llenan nuestro tiempo y distraen nuestro pensamiento, impidiendo que lo consagremos como debiéramos a Ti y a Tu causa.
Señor, ¡perdona nuestra falta de reconocimiento acerca de tu santo día y nuestra indiferencia ante los valores espirituales que nos reportaría consagrarlo debidamente a Ti y a Tu Obra, con celo y fervor creciente!
Te pedimos que nos inspires un santo amor por tus cosas y por aquellos cimientos de la fe, tan insustituibles, que has puesto a nuestra disposición.
Que podamos consagrar Tu santo día descansando de los trabajos de la semana, compartiendo con la familia, meditando en Tu Palabra, orando y alabando Tu Santo nombre y adorándote con todo el corazón para que podamos crecer en amor y piedad.
Te lo suplicamos en el sagrado nombre de Tu Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
Siglo XVIII
(Del libro "Cuori Ardenti - Diario Spirituale".
Le preghiere della famiglia Wesley, Michael McMullen)
Claudiana Editrice, TORINO, Italia, 1996.
Gracias a Ti y a Tu eterna bondad que has establecido el día domingo para hacer un alto en las tareas diarias de la semana y descansar de nuestros trabajos.
Señor, nos resulta difícil reconocer que es Tu día y nos cuesta alejarnos de lo corriente y de las preocupaciones cotidianas, así como de los atractivos y frivolidades con que el mundo nos reclama y nos distrae del correcto uso de este día bendito cuya llegada siempre esperamos ansiosamente.
¡Cuántas excusas e intereses vanos y mezquinos nos alejan de Ti en tu santo día!... Comidas, juegos, paseos, tareas informales, visitas, conversaciones y trabajos diversos e innecesarios llenan nuestro tiempo y distraen nuestro pensamiento, impidiendo que lo consagremos como debiéramos a Ti y a Tu causa.
Señor, ¡perdona nuestra falta de reconocimiento acerca de tu santo día y nuestra indiferencia ante los valores espirituales que nos reportaría consagrarlo debidamente a Ti y a Tu Obra, con celo y fervor creciente!
Te pedimos que nos inspires un santo amor por tus cosas y por aquellos cimientos de la fe, tan insustituibles, que has puesto a nuestra disposición.
Que podamos consagrar Tu santo día descansando de los trabajos de la semana, compartiendo con la familia, meditando en Tu Palabra, orando y alabando Tu Santo nombre y adorándote con todo el corazón para que podamos crecer en amor y piedad.
Te lo suplicamos en el sagrado nombre de Tu Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
Siglo XVIII
(Del libro "Cuori Ardenti - Diario Spirituale".
Le preghiere della famiglia Wesley, Michael McMullen)
Claudiana Editrice, TORINO, Italia, 1996.