Oración de un alcohólico anónimo

0

En la soledad de este día vacío,

sin compañía aparente y rodeado de fantasmas,

abrazado de miedos

y circundado de olvidos,

quiero poner mi vida lastimada

en tus manos de Dios bueno.

Con paso inseguro y con voz temblorosa,

los ojos nublados y las manos húmedas,

busco sostener mi fragilidad,

dónde anclar mi espíritu quebrado,

dónde reposar mi mente inquieta

y mi cuerpo cansado de golpes.

En el fondo del cristal

soñé encontrar la calma,

sorbo a sorbo me fui bebiendo el tiempo

y entre los dedos se me escurrió la vida.

En mi vanidad omnipotente

me construí un mundo de ilusiones;

creí, ciertamente creí, que éste era el camino

hacia alguna suerte de felicidad.

Hoy, en la profundidad del alma, 

no me queda nada;

tampoco quedan amigos para saludar

ni familia con la que compartir

ni lágrimas que llorar…

Sólo esta sensación hueca que me sacude,

que me despierta,

que me provoca

y que me empuja

a buscarte,

a creerte,

a amarte,

a soñarte

y a beberte

no en el fondo del cristal

sino aquí, 

en el fondo de mi mismo.

 

Gerardo Oberman

25-04-07

(inspirada en un encuentro con Cristian)

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.