Nos acercamos a ti, Señor
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"Jesús no le contestó nada..." (Mateo 15:23a)
"Entonces le dijo Jesús: Mujer, qué grande es tu fe. Hágase como quieres." (Mateo 15:28)
Nos acercamos a ti, Señor,
sedientos de cariño,
hambrientos de compasión,
buscando una mirada que dignifique,
esperando un toque de tu gracia.
Nos acercamos a ti, Señor,
confiando ser recibidos,
oídos, abrazados, curados,
seguros de tu bondad,
esperando un gesto, una palabra, una señal.
Pero tú no contestas nada
y sigues tu camino, en silencio, como si no nos vieras,
como si no te importara lo que nos pasa,
como si fueras indiferente al dolor
y a la necesidad de tus hijos y de tu hijas,
como si fuésemos perritos...
¿Sabes, Señor?
A pesar de tu silencio,
que tantas veces no comprendemos,
que muchas veces no nos responde,
que en ocasiones nos duele y lastima,
igual te seguiremos, donde sea que vayas.
Porque sólo en ti está nuestra esperanza...
Porque no hay otro que pueda mostrarnos el camino...
Porque no hay otro que pueda regalarnos la Vida...
Tal vez un día,
al descubrirnos a tu lado,
fieles y constantes a pesar de todo,
tus ojos miren a los nuestros
y nos digas, como a la mujer:
"¡Qué grande es tu fe!
Hágase como quieres."
"Seguirte sólo a ti, Señor,
siempre llevar tu cruz, Señor,
seguirte sólo a ti, Señor,
y no mirar atrás." (Autoría anónima)
Tomado de las Lecturas Diarias 2002 (lectura para el domingo 22 de setiembre de 2002)
"Entonces le dijo Jesús: Mujer, qué grande es tu fe. Hágase como quieres." (Mateo 15:28)
Nos acercamos a ti, Señor,
sedientos de cariño,
hambrientos de compasión,
buscando una mirada que dignifique,
esperando un toque de tu gracia.
Nos acercamos a ti, Señor,
confiando ser recibidos,
oídos, abrazados, curados,
seguros de tu bondad,
esperando un gesto, una palabra, una señal.
Pero tú no contestas nada
y sigues tu camino, en silencio, como si no nos vieras,
como si no te importara lo que nos pasa,
como si fueras indiferente al dolor
y a la necesidad de tus hijos y de tu hijas,
como si fuésemos perritos...
¿Sabes, Señor?
A pesar de tu silencio,
que tantas veces no comprendemos,
que muchas veces no nos responde,
que en ocasiones nos duele y lastima,
igual te seguiremos, donde sea que vayas.
Porque sólo en ti está nuestra esperanza...
Porque no hay otro que pueda mostrarnos el camino...
Porque no hay otro que pueda regalarnos la Vida...
Tal vez un día,
al descubrirnos a tu lado,
fieles y constantes a pesar de todo,
tus ojos miren a los nuestros
y nos digas, como a la mujer:
"¡Qué grande es tu fe!
Hágase como quieres."
"Seguirte sólo a ti, Señor,
siempre llevar tu cruz, Señor,
seguirte sólo a ti, Señor,
y no mirar atrás." (Autoría anónima)
Tomado de las Lecturas Diarias 2002 (lectura para el domingo 22 de setiembre de 2002)