No había lugar para ellos en el mesón

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“Sucedió que mientras estaban en Belén, le llegó a María el tiempo de dar a luz. Y allí nació su primer hijo, y lo envolvió en pañales y lo acostó en el establo, porque no había alojamiento para ellos en el mesón” (San Lucas 2:7,8 )

El cumpleaños de una persona siempre está marcado por un clima de fiesta y de alegría. La Navidad es recordada por un acontecimiento muy especial: el nacimiento de Jesucristo. Es una época de alegría en la mayoría de las personas, hay fiesta, se reúne la familia. Más antes de narrar los acontecimientos que marcaron la Navidad, te hago una pregunta muy personal: ¿Cómo te preparaste tú para este día?

Hace muchos años el emperador romano Augusto César publicó un decreto para hacer un censo entre la población, a la que cada familia debería presentarse a su lugar de origen: “Por esto José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David. Fue allá a inscribirse, junto con María, que estaba comprometida para casarse con él y se encontraba encinta” (San Lucas 2: 4,5).

El nacimiento de Jesucristo el Hijo de Dios, estuvo envuelto en hechos interesantes. En este acontecimiento se estaba cumpliendo la primera promesa que Dios hizo al hombre después de su caída en el huerto del Edén. ¡El Salvador prometido a la humanidad finalmente vino a este mundo!. Dios usó la proclama de un emperador para que se cumpliese lo que anunció por medio del profeta que de : “Belén Efrata , pequeña entre los clanes de Judá, de ti saldrá un gobernante de Israel que desciende de una antigua familia” (Miqueas 5:2) ¡Dios había cumplido su promesa!. Otro hecho que merece atención es que el pueblecito de Belén (Bet- Lejém del hebreo “casa de pan”), no era el sitio adecuado para recibir al gran número de personas que venía de diversas partes al censo. Por eso el local que José y María encontraron para hospedarse fue un establo. ¡ Fue allí, entre los animales, el olor a estiércol y paja, en un pesebre, en la más profunda humildad que nació el Salvador del mundo!. En ese lugar no había los aparatos sofisticados de un hospital, no había asistentes de parto, o un equipo médico. No habían los recuerditos de obsequio a quien venía a conocerlo, ni flores en la puerta y en la mesa de visitas. ¡El Creador del cielo y tierra , nació en un pesebre, entre animales!.

“No había lugar para ellos en el mesón”. Te repito la pregunta que hice al principio: ¿Cómo te preparaste tú para este día? Hoy Jesús, no quiere ser recordado solo como un niño que nació en un establo, en un pesebre. El quiere nacer todos los días en nuestros corazones por medio de la Palabra de Dios y sus sacramentos. El nos dice en su Palabra: “A los suyos vino, pero los suyos no le recibieron. Más a los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios”. ( San Juan 1:11, 12) . Es una tristeza y una pena, que muchas personas se han aprovechado de este acontecimiento sagrado y significativo para los cristianos, sólo para hacer buenos negocios, grandes fiestas, mucha extravagancia y vivir de manera egoísta.

La mejor forma de celebrar el nacimiento de Jesús, es recibir la Buena Noticia de Salvación anunciada en la Palabra y sacramentos de manera que tu corazón sirva de hospedaje y pesebre, para que él pueda habitar contigo siempre. Amén .

Para meditar:

“Un día Cristo nació para ti y fue Navidad...
Otro día tú naciste para Cristo y fue tu bautismo...
¡Que el gozo de tu bautismo viviendo en plenitud,
haga de tu vida perpetua Navidad! “

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