Nazareno
0
0
Sos cumbre de montaña,
de abismo fundamento,
la mano extendida, la mesa servida;
sonrisa de niño, tristeza longeva,
pasión escondida en blanca inocencia.
Las gotas primeras de largas sequías,
sueño adolescente, pintando la vida;
canción contagiosa que no te abandona
desde la mañana.
Sos rojo, dorado, verde, azul, plateado,
tibia nieve virgen, pino iluminado.
Cantar que nos mece con cierta ternura
en llano verdoso,
con motas violáceas rociado.
Un trébol enhiesto que duerme
entre folios pálidos.
Sos cosas extrañas, pequeñas, sublimes,
guardadas y además la caja.
Manos tejiendo nostalgias
y sonrisa suave alumbrando el alma.
Los cansados ojos que, ante su partida,
tenía mi padre;
el tenue silbido que con añoranza,
alegre, ejecuta mi madre.
Y el camino seguro que me lleva a casa.
Sos todo, sos tanto, sos mi Dios, mi Hermano,
un Hombre, un Maestro, el que guía mis pasos,
y a su vez la llegada.
de abismo fundamento,
la mano extendida, la mesa servida;
sonrisa de niño, tristeza longeva,
pasión escondida en blanca inocencia.
Las gotas primeras de largas sequías,
sueño adolescente, pintando la vida;
canción contagiosa que no te abandona
desde la mañana.
Sos rojo, dorado, verde, azul, plateado,
tibia nieve virgen, pino iluminado.
Cantar que nos mece con cierta ternura
en llano verdoso,
con motas violáceas rociado.
Un trébol enhiesto que duerme
entre folios pálidos.
Sos cosas extrañas, pequeñas, sublimes,
guardadas y además la caja.
Manos tejiendo nostalgias
y sonrisa suave alumbrando el alma.
Los cansados ojos que, ante su partida,
tenía mi padre;
el tenue silbido que con añoranza,
alegre, ejecuta mi madre.
Y el camino seguro que me lleva a casa.
Sos todo, sos tanto, sos mi Dios, mi Hermano,
un Hombre, un Maestro, el que guía mis pasos,
y a su vez la llegada.