Navidad
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Calla, Isaías... que ya ha florecido
el tronco viejo de tu voz:
Una aureola virgen vela el parto,
y el heno estremecido
ciñe el cuerpo de Dios.
Callad, sombras, callad...
que se ha abierto el Oriente
sobre esta breve Humanidad.
(La boca de su vida balbuciente
ha acallado las lanzas de la guerra.
El aire se ha llenado de palmas de Verdad
y de olivos benignos de Gracia, y en la tierra
la Justicia se ha dado un beso con la Paz...
¡Sobre el heno oloroso de tu pesebre toda
la Creación, en Ti, está de boda!).
Tienes vida y hacienda
en el seno del Padre
desde la Eternidad.
¿Por qué te has hecho esa mezquina tienda?
¿Qué buscas en la leche de tu madre
y en la ruda amistad
de los pastores, Verbo?
¡Hasta el ojo del buey te ve, Señor...!
el tronco viejo de tu voz:
Una aureola virgen vela el parto,
y el heno estremecido
ciñe el cuerpo de Dios.
Callad, sombras, callad...
que se ha abierto el Oriente
sobre esta breve Humanidad.
(La boca de su vida balbuciente
ha acallado las lanzas de la guerra.
El aire se ha llenado de palmas de Verdad
y de olivos benignos de Gracia, y en la tierra
la Justicia se ha dado un beso con la Paz...
¡Sobre el heno oloroso de tu pesebre toda
la Creación, en Ti, está de boda!).
Tienes vida y hacienda
en el seno del Padre
desde la Eternidad.
¿Por qué te has hecho esa mezquina tienda?
¿Qué buscas en la leche de tu madre
y en la ruda amistad
de los pastores, Verbo?
¡Hasta el ojo del buey te ve, Señor...!