Misión del Cristiano

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Por más que aspire a celestial ventura,
el alma que se siente redimida,
de la misión que tiene no se olvida,
y terminarla con amor procura.

Mientras su paso por el mundo dura,
de todo lo benéfico se cuida,
la lucha con el mal no le intimida
y es para todos luz, solaz, dulzura.

Sembrando el bien con fervoroso anhelo,
arrancará si puede los abrojos,
sin olvidar la tierra por el cielo.

Y aunque excite del mundo los enojos,
ni a noble causa negara su celo,
ni al sufrimiento cerrará sus ojos.

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