Lucas 19:28-40

0
Domingo de Ramos (Liturgia de las Palmas)

Is. 50:4-9; Salmos 118:1–2, 19–29; Flp 2:5-11; Lc. 19:28–40

Introducción

El v.28 es la conclusión de la unidad anterior a saber la parábola del reino/rey (v. 11 y 28 se asemejan no sólo por repetir Jerusalén aunque con forma griega distinta, sino tanto por el “seguir escuchando” por parte de la gente como por “el seguir hablando” de parte de Jesús quien sigue adelante (por un lado encontrado en Marcos 10:32, pero por el otro como conclusión del “viaje” iniciado en 9:51 – cf. 9:31 de la Transfiguración) La jornada a Jerusalén será vista ahora a la luz de la parábola.
La locación de Betfagé es incierta – quiere decir “lugar de higos sin cosechar” porque quizá no eran buenos, y se explica así la maldición de la higuera – aunque debe haber estado muy cerca de Betania – nombre arameo cuya significación puede ser “lugar de dátiles” o “casa de Ananías” – que se halla a unos 3 kms al este de Jerusalén en la ladera oriental del Monte de los Olivos.
Llegada a Jerusalén ¿entronización?
El episodio presente leído con 19:11-28 muestra que no hay entronización presente en Jerusalén sino más bien lamento (19:41-44). Lucas ha posicionado los vv 41-44 para reforzar el paralelismo entre los vv 11-28 y los vv 29-44 (uso renovado de eggisein (29, 41) eggys (11). El verbo proviene de una raíz griega que Lucas utiliza recurrentemente a través de toda esta sección (18:35; 19:11, 37, 41) para remarcar el hilo de la procesión topográfica hacia la ciudad. No hay como en Marcos y que es tomado por Mateo el verbo eiserjomai (eiselthen/eiselthontos) para ser utilizado como entrada en Jerusalén sino el verbo es de acercamiento. En Lucas el verbo eiserjomai se utilizará sólo para su entrada en el templo. Irá a Jerusalén a morir y ser rechazado (ya en 13:34-35 se anuncia su desgracia por esta causa). La procesión irá al Templo.
Lucas vuelve ahora de nuevo a la sucesión de Marcos – aunque le hace pequeños arreglos editoriales – la curación del ciego (Marcos 10:46-52; Lucas 18:35-43) habiendo insertado el incidente con Zaqueo (Lucas 19:1-10) y la parábola mencionada (19:11–28). Pero interpretará esa llegada a Jerusalén agregando su propia comprensión con los vv. 39-44 que son exclusivos y que recuerdan tanto la incomprensión de los jerosolimitanos como la desgracia que sobrevendrá sobre la ciudad.
El término polon se comprende como burro, asno (como en la LXX) y no caballo como sería entendido en griego koiné secular. Jesús muestra una inexplicable perspicacia sobre: a) la locación del animal; b) que está atado; c) que todavía nadie lo ha montado; d) y que los discípulos – que son llamados hoi apestalmenoi, enviados/apóstoles, delegados autorizados, palabras que sólo se encuentran en Lc. – deben decir una palabras exactas para que los dueños del animal lo cedan (31). Son palabras que indican una autoridad en dirección cristológica y no cultural de clase en la sociedad o de poder secular. Esto se echa de ver al utilizar Lc. la expresión hoi kyrioi autou, a saber los ‘dueños’ del animal, y el hecho de eliminar la frase de Marcos “y los dejaron” (11:6). Todo apunta a Zac. 9:9 junto con Gen 49:11. El “nadie lo ha montado” se debe rastrear en la expresión septuagintal de Zac 9:9 que habla de un animal joven. Se puede interpretar igual que con la tumba nueva luego de su crucifixión porque no es propietario y además es rechazado. El requerimiento de un animal no utilizado igual que una tumba sin utilizar previamente apunta en dirección a un propósito sagrado (cf. Nm 19:2; Deut 21:3; I Sam 6:7) como prescribe la ley.
Lucas elimina el “hosanna” pero incorpora la expresión “rey” que no aparece en su fuente excepto reino de nuestro padre David. Se agrega “Paz en el Cielo y gloria en lo alto” (cf. Sal 118:26 que en esta fecha es parte de la lectura o cántico del Salmo). Cf. 2:14. Lo que se celebra está orientado hacia el cielo y no a la tierra. La sección del Salmo es claramente una bienvenida ritualizada de los peregrinos que arriban a Jerusalén para adorar en el templo. Es sabido que el Salmo 118 se empleaba en las grandes fiestas de peregrinación (Pascua, Succoth, y quizás aún Pentecostés y Dedicación).
Los Fariseos han sido los que regularmente se han opuesto a Jesús según el Evangelio de Lucas y esta última aparición y su protesta aquí debe entenderse encapsulando todo lo ya ha sucedido. La redacción del v. 37 es propio y exclusivo de Lc. La explosión de alabanza viene de los que lo acompañan en la cresta del monte a la vista de Jerusalén.
Si los que han visto los portentos mesiánicos (dynameon) no gritan alabanza, son las piedras las que (re)clamarán (37, 40). Las alabanzas por los portentos mesiánicos representan una afirmación retrospectiva de todo el ministerio de Jesús (4:18-19; 7:22) acercándose ahora a su fin (incluso la multitud de los discípulos simbólicamente representan el fruto total de la actividad del hacer discípulos por parte de Jesús). Esta aclamación quizás se produce no porque Jesús lo requiera sino porque se hallaba cerca de Jerusalén y sus seguidores suponían que el reino de Dios iba a aparecer inmediatamente. Sin embargo, su entronización, al estilo Salomón, no se produciría ahora (Cf. I Rey. 1:33; II Rey 9:13). Para comprender qué significó la entronización de Salomón.
Las palabras sobre la entrada en Jerusalén que tiene Marcos (11:11) y que Mateo incluye (21:10) están ausentes de Lucas (se reproducen en 19:45 respecto de su entrada en el Templo). Las voces de júbilo son pronunciadas fuera del ámbito de la ciudad porque hasta ahora en el relato jamás se dice que Jesús ya entró. Las palabras celebratorias son del tipo de aquellas que se encuentran en relatos extrabíblicos sobre la entrada en una ciudad de una figura heroica que ha alcanzado previamente su triunfo.

Reflexión teológica

Toda la cuestión de la entronización del Mesías es una comprensión muy equívoca. Entendida en términos políticos de poder no tiene una significación salvífica sino sólo de gloria para el entronizado. El Mesías va al Templo, lugar de la residencia de Yavé. No hay tal cosa como una entrada en Jerusalén al estilo de Salomón para matar, adquirir poder absoluto y reinar. Su llegada a Jerusalén es aclamada porque va a redimir la ciudad que rechaza a los profetas, y lo hace con su cruz extramuros. Visto en términos políticos es un fracaso, en términos teológicos no lo es: es una entrega por la salvación de todos. Es todo lo contrario de la búsqueda de poder como estamos acostumbrados a ver también en nuestros días. Hay que recordar que este Domingo de las Palmas también es llamado en algunos leccionarios: el Domingo de la Pasión del Señor y la liturgia de las Palmas sólo se realiza al comienzo fuera del templo, iglesia o capilla para aclamar al Señor que viene al Templo. Lo que luego se enfatiza es el sacrificio del Señor.

Pistas para la predicación

Enfatizaría estos aspectos señalados: no el poder que sojuzga sino la redención. No será nunca bastante anunciarlo porque este mundo no lo ha aprendido.

Literatura consultada

Ricardo Pietrantonio, “El Mesías permanece para siempre, Juan 12:12-36” Revista Bíblica 47:3 (19) (1985) 121-142.

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.