Llamados a la Adoración II
-Dios es el Dios de todos los tiempos. Celebremos y adoremos Su nombre.
Del principio al final de los tiempos, Dios es el Señor.
Como los cielos son más altos que la tierra así Sus caminos son más altos que nuestros caminos.
Arrodillémonos y postrémonos. Cantemos alabanzas a Su nombre.
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-Demos gracias al Señor por la vida que nos da.
Hagamos conocer Sus obras entre los pueblos.
Cantemos y alabémosle por Sus maravillosas obras.
Que los corazones que buscan al Señor se regocijen en este culto.
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-El Señor es nuestro Padre y Madre, nuestra fortaleza y nuestro libertador.
Nuestro Dios, nuestra Roca y en quien nosotros encontramos refugio.
Dios es nuestro Escudo y el Dador de la salvación.
Invoquemos al Señor quien es digno de ser alabado.
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-Señor, nosotros creemos en vos.
Ayuda a nuestra incredulidad.
Señor, nosotros te amamos.
Ayúdanos a amarte con todo nuestro corazón y todas nuestras fuerzas.
Señor, nosotros cantamos alabanzas a tu nombre.
Ayúdanos a adorarte en espíritu y en verdad.
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-Vengan todos, demos gracias al Señor.
Inclinémonos ante nuestro Hacedor.
Cantemos acerca de su amor y su grandeza.
Cantemos expresando todo lo que Él ha hecho.
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-Señor, nosotros queremos estar más que contentos;
nosotros queremos estar gozosos.
Señor, nosotros queremos estar más que sanos:
nosotros queremos tener plenitud en Cristo.
Señor, nosotros queremos estar más que vivos;
nosotros queremos tener Vida en abundancia.
Señor, nosotros queremos estar más que adaptados;
nosotros queremos triunfar sobre el mal.
Con todas estas intenciones venimos delante de tu presencia;
permítenos adorarte de la manera como Tú nos has enseñado , Señor.
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-Dios ha hecho un mundo maravilloso.
Vivamos en el mundo con gozo.
Dios nos ha hecho Sus amigos.
Adorémosle con todo nuestro corazón.
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-Este es el día que el Señor ha hecho.
Abramos nuestros corazones y mentes para acercarnos a Él.
Estos son los cuerpos y voces que Dios nos ha dado.
Cantemos, adorémosle y estemos gozosos por estar juntos.
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Nuestra iglesia se une invocando el nombre de Jesús.
Venimos porque hemos sido llamados a seguirle.
Venimos a adorar a Dios.
Venimos a cantar alabanzas e inclinarnos ante Su presencia.
Adorémosle en espíritu y en verdad.
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-Dios es espíritu.
Y los que le adoran deben hacerlo verdaderamente, conforme con el espíritu de Dios.
Dios es luz.
Si vivimos en la luz, así como Dios está en la luz, entonces hay comunión entre nosotros y la sangre de Jesucristo, Su Hijo, nos limpia de todo pecado.
Dios es amor.
El que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque, a pesar de nuestras limitaciones, amamos a nuestros hermanos. Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio Su vida por nosotros.
Dios es poder
Los que esperamos en Dios tendremos nuevas fuerzas, levantaremos alas como águilas, caminaremos sin fatigarnos.
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-(Al unísono) Tú nos has abierto, Señor, las puertas de tu casa para que nos reunamos. Permite que sintamos la seguridad de tu presencia que nos rodea y protege tiernamente. Tú nos has hecho hermanas y hermanos para amar y servir. Concédenos que escuchemos tu voz y vivamos con alegría el estar en tu compañía y en la de nuestros hermanos y hermanas. Por Cristo Jesús y el poder del Espíritu Santo. Amén.
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Más la hora viene, y la hora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.
Dios es Espíritu, y los que le adoran en espíritu y en verdad es necesario que le adoren.
El Señor está aquí, levantemos nuestros corazones.
Lo levantamos al Señor y alabamos su nombre.
Cantemos juntos:
Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre
eternamente y para siempre,
cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre
eternamente y para siempre.
Grande es Jehová
y digno de suprema alabanza;
y su grandeza es inescrutable;
cada día te bendeciré.
(Canto y Fe 186)
