Las hijas de Zelofehad

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DIA MUNDIAL DE ORACIÓN 2004
LAS MUJERES MOLDEAN EL FUTURO .

LAS HIJAS DE ZELOFEHAD
(Núm. 26:33 27:2 -11)

Introducción: Debemos aprender a abrir La Biblia, sin prejuicios.
Por ej. es común escuchar que en el pueblo de Israel las mujeres no contaban para los puestos de dirección de la sociedad, y mucho menos en el plano religioso.
Sin embargo, leemos en el AT que hubo mujeres profetas, juezas, reinas.

Hoy vamos a considerar estos relatos, que tratan de las cinco hijas de un jefe que participó de la conquista de la Tierra Prometida, Zelofehad. Aquí se nos habla de dos generaciones de israelitas. La
primera, compuesta por los que fueron liberados de Egipto. No tuvieron suficiente fe en Dios y debieron vagar durante 40 años por el desierto. No recibieron la tierra.
Pero ahora se hace el censo, en la segunda generación, para establecer el reparto del territorio, en proporción al número de
miembros de la tribu, contando los hombres de cada una. Pero en la familia de Zelofehad no quedan hombres. Sólo cinco hijas mujeres.

Veamos los símbolos presentes en este relato:

1) el censo se realiza en el desierto

2) el pueblo está listo para entrar a la tierra prometida. Hay una frontera que cruzar.
Y aquí están las cinco mujeres de una familia sin hombres. Saben que el futuro del pueblo se juega en este censo. Si sólo se da tierra a los hombres, su nombre desaparecerá.La casa de Zelofehad no tendrá
futuro. La promesa de Dios de que cada uno habitará en paz en su tierra no se cumplirá en ellas. Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. se presentaron delante de Moisés y delante del sacerdote Eleazar, delante de los príncipes y de toda la congregación, a la puerta del Tabernáculo de reunión, y dijeron: 3 «Nuestro padre murió en el
desierto. Él no estuvo en la compañía de los que se juntaron contra Jehová, y no tuvo hijos. 4 ¿Por qué será borrado el
nombre de nuestro padre de su familia? ¿Por no haber tenido hijos varones?
Danos alguna heredad entre los hermanos de nuestro padre». Dónde se pararon las cinco hermanas y frente a quiénes. Estaban en el lugar más sagrado y ante las mayores autoridades. Muy decididas hablan
pidiendo justicia .No se rebelan frente a Dios ni a su profeta, Moisés. Sólo piden justicia. Pretenden una porción de
tierra para que el nombre de su padre no se pierda. Piden ser tratadas igual que
los demás miembros de su tribu.

Igualdad para mujeres y hombres a la hora de repartir la herencia. Era un asunto nuevo. Ninguno de los jefes tenía respuesta para esta petición.

Entonces

5 Moisés llevó su causa delante de Jehová,
6 y Jehová respondió a Moisés:
7 «Bien dicen las hijas de Zelofehad. Les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
La ley de las herencias cambiará en adelante: también las mujeres heredarán, heredaremos, como los varones.
Sí. Era necesario cruzar fronteras .Para obtener justicia, como para conseguir la paz, hay que cruzar fronteras.
Ponerse de pie y hablar ante las autoridades en el lugar sagrado significó cruzar varias fronteras:

-la de su angustia al acercarse al momento tan difícil

-la frontera de hablar por si mismas aunque no eran varones

-la frontera de la falsa modestia al no alegar ser incapaces de hablar

-la frontera de la timidez al pedir algo que nadie había hecho antes

-cruzar la frontera de quienes consideraban a Dios inalcanzable para mujeres comunes.

Al hacer esto las mujeres vuelven más grande la imagen de Dios. Es un Dios que se pone de parte de todas y de todos los tenidos por
menos ,y les da un futuro en la tierra prometida.
Aquellas hijas de Zelofehad no cambiaron sólo aquel momento. Están moldeando
el futuro, el tiempo cuando ya hayan cruzado las fronteras. Están moldeando el futuro de las mujeres que tendrán acceso a una
herencia, gracias a su iniciativa.
¿Qué habrán sentido aquellas mujeres? ¿Temblarían ante la responsabilidad de hablar con los dirigentes, en el lugar que
señalaba la presencia de Dios con su pueblo? ¿O serían concientes de su valentía al dar ese paso? No lo sabemos, el texto no se ocupa de ello.

Las hijas de Zelofehad son mujeres que moldean su futuro. Asumen la responsabilidad por su vida. No esperan que alguien venga a hacer algo por ellas. Son activas. Piensan. Hacen planes. Piensan en el futuro. Ellas saben cuál es el momento de actuar. Saben adónde tienen que ir. A quién se tienen que dirigir.
Van al único lugar donde pueden encontrar respuesta para una petición como esa.
Esas mujeres saben que la ley y la justicia no son la misma cosa. La ley es el camino para ir a la justicia .Muchas veces la ley tiene que ser modificada para que coincida con la justicia.
Luchando por sus derechos prestan un servicio a todas las mujeres menos privilegiadas, alcanzando a mujeres de otros lugares, de otros tiempos.
Fueron juntas con fe en Dios y a luchar por la igualdad.
¿Qué tienen para decirnos estos pasajes hoy a nosotras, mujeres cristianas? Ya vimos que en el A.T., Dios concede igualdad a las
mujeres con los hombres, en términos de la herencia material que es la tierra.
En el N. T. otra es la herencia que Dios da a su pueblo: la Buena Noticia de Jesucristo. ¿Somos también las mujeres herederas de ese
tesoro? ¿También hay lugar para nosotras en ese tesoro de la predicación?

Así como mencionamos que en el A.T. había profetisas, es decir mujeres que recibían el mensaje de parte de Dios y lo predicaban,
tenemos que reconocer que aún hoy hay iglesias que discuten el lugar de la mujer en las tareas del ministerio cristiano por eso ahora volvamos nuestros ojos a la Palabra de Dios, y veamos con qué
naturalidad nos habla el libro de los Hechos de los Apóstoles 21:7-9. 8 Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea entramos en casa de Felipe, el evangelista, que era uno de
los siete, y nos hospedamos con él. 9 Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban."

No se las menciona como algo extraordinario, sino como un dato conocido por toda la iglesia del N.T.: mujeres que predicaban las
revelaciones del Señor.
Es que ya había sido predicho en la profecía citada en Pentecostés (Hechos 2:17 y 18)

17 "En los postreros días-dice Dios-, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños
y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas, en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán"

¡Vamos, hijas e hijos del Dios viviente, siervas y siervos del Señor!, en igualdad compañeras y compañeros en la misión, hablemos de Su parte, busquemos la bendición de su Espíritu para ayudar a moldear el futuro de acuerdo a los propósitos de amor de Jesús nuestro amigo y Salvador.

2004 © Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana CLAI-CELADEC

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