La vuida pobre

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Tengo poco que darte, dos reales
como la vuida pobre silenciosa,
vuelo de luz herida, mariposa
que mendiga el color de tus rosales.

Tengo poco, Señor; los arrabales
de una cuidad vacia y lacrimosa,
un hilito de voz y la gozosa
sensacion de beber tus manantiales.

Tengo poco, Señor; el paraiso
de ser pobre de bienes y valores
y rico en abandono y esperanza.

Acepta mi desnudo compromiso
y viste con alegres ruiseñores
el claro valle de mi confianza.

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