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La rueda de la vida

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Para que la Palabra de Dios nos sirva de ayuda en nuestra vida lo primero que tenemos que hacer es dejarnos sorprender y desestructurarnos.

Muchos toman por injusto cuando una parábola relata que el dueño de la viña les pagó por igual al que trabajó jornada completa, al que cumplió la mitad y aún al que lo sólo hizo unas pocas horas. Ahora, agregamos el relato de Isaías que llama a los que tengan sed, hambre y, hasta podríamos decir, ganas de divertirse (al ofrecer también vino), aunque no tenga como pagarlos. Juntando estos relatos parece que vamos acumulando injusticia. Claro, ésto si lo miramos con nuestro criterio que hace que creamos que al ser tan esforzados, merecermos todo. Aunque así sea, ¿qué va para los demás? ¡no es mi problema!... ¿Te parece que un padre, una madre o un hermano dejarían tirado a un ser querido? No, de ninguna manera. Precisamente ese es el criterio de Dios. Todos deben disfrutar de lo que él ofrece para una buena vida, empezando por asistir en sus necesidades básicas, incluyendo la diversión que no daña a nadie que sepa hacerlo con prudencia. 

Quizás hoy la rueda de la vida te puso allá arriba, pero no te olvides que gira y cuando estés abajo, aquello que te pareció injusto, te salvará la vida. No juzgues con mezquindad: eso no viene de un Dios generoso. Disfruta y ayuda.


"Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; los que no tengan dinero, vengan, consigan trigo de balde y coman; consigan vino y leche sin pagar nada. ¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? ¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho? Óiganme bien y comerán buenos alimentos, comerán cosas deliciosas." Isaías 55:1‭-‬2 DHH

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