LA POBREEZA DE CRISTO
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LA POBREZA DE CRISTO
Introducción:-
Recientemente se publicó la noticia acerca de una persona que de millonario se convirtió en vagabundo. Se trata de un famoso lector de noticias de un canal de la TV en Inglaterra, que no tuvo control sobre sus tarjetas de crédito y cunado reventaba una pedía otra, con la que pagaba sus deudas y llegó a gastar más de doscientos millones de pesos, hasta que perdió su trabajo y cuando se le acabó el crédito no pudo pagar sus deudas. Entonces tuvo que declararse en quiebra, quedando reducido, de millonario a la extrema pobreza. Se trata sin duda de una experiencia extremadamente dura, pero, con todo no se compara con la experiencia de Cristo, de quien el Apóstol Pablo dice: “Ya conocéis la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos” ( 2ª Cor 8:9). Consideremos en qué consistió, cuál fue el motivo y cuál el propósito la pobreza de Cristo.
I.- ¿EN QUÉ CONSISTIÓ LA POBREZA DE CRISTO?
1. – La más obvia demostración de la pobreza de Cristo es que su nacimiento haya sido en un establo y su cuna un pesebre. Jesús mismo dijo de su pobreza: “Las zorras tienen sus guaridas, las aves del cielo nidos, mas el Hijo del hombre ni tiene donde recostar su cabeza”(Luc 9:58). Cuando quiso entra a Jerusalén montado en un asno, tuvo que pedirlo prestado.
2. –Pero esa noticia trasmitida por los Evangelistas, no es sino la expresión visible de su más radical vaciamiento de la anterior condición divina, referida por el Apóstol Pablo en Filipenses: “Siendo en forma de Dios se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo…” (Fil 2: ) .
3. En qué consistió cabalmente este “despojarse” (knosis), este vaciamiento de la condición divina, experimentado por el Hijo de Dios, es un insondable misterio que la teología cristiana no ha logrado dilucidar en plenitud. Es como si un poderoso rey se despojara voluntariamente de las insignias de su realeza, para vivir como un pobre entre los pobres. Fue de esa manera como Dios vino a estar con nosotros: Emmanuel: “Dios con nosotros”.
4. Los cristianos a lo largo de la historia, en nombre de la piedad, han resistido esta realidad. A muchos cristianos les resulta difícil creer que Jesús fuera realmente humano, en todos los aspectos que esta condición significa. Tanto así que una de las primeras desviaciones de la doctrina correcta relativa a Jesucristo es denunciada en las epístolas de Apóstol Juan, diciendo: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo… Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo no tiene a Dios el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo”(2ª Juan vers 7,9).
5. El autor de la Epístola a Los Hebreos, por su parte también advierte sobre esta falsa doctrina y afirma que Jesús “Fue tentado en todo, según nuestra semejanza pero sin pecado” (Heb 4:15), y “Por cuanto él mismo padeció siendo tentado es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Heb. 2:18).
6. Dios no se limitó a mirarnos benignamente, desde lejos, desde su morada en los cielos. Perder de vista la realidad de la dimensión humana de Jesús, en lugar de engrandecer su figura la desdibuja y ensombrece.
7. Dios no se contentó con enviarnos a través de mensajeros celestiales un mensaje de amor, sino que asumiendo la naturaleza humana, en la persona de Jesús, vino a ser “Dios con nosotros”, por eso fue llamado “Emmanuel”. Escogió ser un Dios cercano, un Dios departe de nosotros, un Dios amigo de publicanos y pecadores, un Dios que por lo tanto nos comprende en nuestras flaquezas y limitaciones un Dios que, habiendo vencido al tentador, es poderoso para ayudarnos en nuestras luchas y tentaciones.
II.- ¿CUÁL FUE EL MOTIVO DE SU POBREZA?
1. Sobra decir que la pobreza de Cristo no se debió a desorden en el manejo de sus cuentas, como fue el caso del personaje de la TV Inglesa.
2. El motivo de su pobreza fue su amor para con nosotros. “Por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico”, escribe el Apóstol Pablo. Su amor no fue “ platónico” etéreo y desencarnado”. Su amor le significó vaciarse de su condición divina para asumir las imitaciones humanas.
3. Lo que motivó a Jesús a asumir nuestra pobreza, fue su amor concreto, consecuente y fue su fidelidad para con sus criaturas, a las que no quiso dejar en la miseria a la que nos llevó el pecado pecado que deshumaniza y distancia a las personas no sólo de Dios, sino además las aleja unas de otras y aun las enajena de su propia condición humana.
III.- ¿CUÁL FUE EL PROPÓSITO DE SU POBREZA?
1. Se hizo pobre para hacernos ricos. “Para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos”. Así Jesucristo se constituye en el supremo regalo de Dios para cada ser humano. Cuando nos acercamos a la Navidad con verdadera fe, nadie queda sin recibir regalo. Jesús vino a este mundo para dar buenas nuevas a los pobres. Vino para enriquecernos.
2. ¿Cómo enriquece el Señor, la vida de quien le recibe como el supremo regalo de Navidad? ¿Qué significado tiene su pobreza y la humildad para el cristiano?
3. Nos enriquece con su perdón y con una vida nueva, la vida eterna, una vida que viene de Dios, que no es meramente una vida sin fin, una viuda cuantitativamente más prolongada, sino una vida cualitativamente superior.
4. Jesucristo nos quiere enriquecer al infundirnos los mismos sentimientos de Cristo, quien hizo de la humildad y la pobreza su estilo de vida, tal es el programa de vida que debe tratar de asumir todo cristiano.
5. El Apóstol Pablo escribe:
1 Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable,
2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.
3 No hagan nada por egoísmo o vanidad más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
4 Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
6 quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de *siervo
y haciéndose semejante a los seres *humanos.
8 Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”- dice el Apóstol ¿Cuál fue esta actitud de Jesús que nosotros debemos cultivar en nuestro carácter y modo de vida?
Tener la actitud de Jesús, según este pasaje de la Epístola a los Filipenses, quiere decir no considerar el poder, la riqueza, el prestigio como los valores supremos de nuestra vida, pues en el fondo no responden a la sed más profunda de nuestro espíritu.
Por el contrario, tener a Cristo como modelo de vida significa abrir nuestro corazón a los demás. Significa “sobrellevar los unos las cargas de los otros”, ayudarnos mutuamente a llevar las cargas nuestra vida y abrirnos al Señor con sentido de obediencia, de confianza, vale decir de verdadera fe, sabiendo que precisamente, mientras más semejantes seamos a Jesús, seremos también más humanos y más libres.
Esta Navidad, cuando nos sintamos impresionados por la radical pobreza de Cristo, mostrada al nacer en un establo y a ser acostado en un pesebre, recordemos que el propósito de esta pobreza salvarnos del pecado que deshumaniza a las personas y nos aleja de nuestros semejantes.
El propósito de la pobreza de Cristo fue enriquecernos como personas induciéndonos a tener su misma actitud de frente a los demás abrigando sentimientos de humildad, de entrega a favor del semejante que sufre, sentimientos y acciones de generosidad a favor de quien más lo necesita.
CONCLUSIÓN:
El impacto de su pobreza en nosotros.
a.- Debe movernos a amar a Cristo y a entregarnos a El si reservas.
b.- Debe movernos a recibir la riqueza de su salvación: la riqueza de su perdón, de su justicia, de su amor y de su santidad.
c.- Debe movernos a proyectar su amor y nuestro amor a los demás, a ser humildes, a ser generosos y solidarios para con nuestros hermanos necesitados.
d.- El impacto de su pobreza en nosotros, debe movernos a tratar de penetrar en aquellos sentimientos que trajeron a Jesús a nacer como nació. Este debería ser el ejercicio constante de todos los cristianos ejercicio no sólo reservado para la Navidad, sino el cotidiano de nuestra vida. Dios nos ayude.
viernes 21 de diciembre de 2007
Introducción:-
Recientemente se publicó la noticia acerca de una persona que de millonario se convirtió en vagabundo. Se trata de un famoso lector de noticias de un canal de la TV en Inglaterra, que no tuvo control sobre sus tarjetas de crédito y cunado reventaba una pedía otra, con la que pagaba sus deudas y llegó a gastar más de doscientos millones de pesos, hasta que perdió su trabajo y cuando se le acabó el crédito no pudo pagar sus deudas. Entonces tuvo que declararse en quiebra, quedando reducido, de millonario a la extrema pobreza. Se trata sin duda de una experiencia extremadamente dura, pero, con todo no se compara con la experiencia de Cristo, de quien el Apóstol Pablo dice: “Ya conocéis la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos” ( 2ª Cor 8:9). Consideremos en qué consistió, cuál fue el motivo y cuál el propósito la pobreza de Cristo.
I.- ¿EN QUÉ CONSISTIÓ LA POBREZA DE CRISTO?
1. – La más obvia demostración de la pobreza de Cristo es que su nacimiento haya sido en un establo y su cuna un pesebre. Jesús mismo dijo de su pobreza: “Las zorras tienen sus guaridas, las aves del cielo nidos, mas el Hijo del hombre ni tiene donde recostar su cabeza”(Luc 9:58). Cuando quiso entra a Jerusalén montado en un asno, tuvo que pedirlo prestado.
2. –Pero esa noticia trasmitida por los Evangelistas, no es sino la expresión visible de su más radical vaciamiento de la anterior condición divina, referida por el Apóstol Pablo en Filipenses: “Siendo en forma de Dios se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo…” (Fil 2: ) .
3. En qué consistió cabalmente este “despojarse” (knosis), este vaciamiento de la condición divina, experimentado por el Hijo de Dios, es un insondable misterio que la teología cristiana no ha logrado dilucidar en plenitud. Es como si un poderoso rey se despojara voluntariamente de las insignias de su realeza, para vivir como un pobre entre los pobres. Fue de esa manera como Dios vino a estar con nosotros: Emmanuel: “Dios con nosotros”.
4. Los cristianos a lo largo de la historia, en nombre de la piedad, han resistido esta realidad. A muchos cristianos les resulta difícil creer que Jesús fuera realmente humano, en todos los aspectos que esta condición significa. Tanto así que una de las primeras desviaciones de la doctrina correcta relativa a Jesucristo es denunciada en las epístolas de Apóstol Juan, diciendo: “Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo… Cualquiera que se extravía y no persevera en la doctrina de Cristo no tiene a Dios el que persevera en la doctrina de Cristo, ese sí tiene al Padre y al Hijo”(2ª Juan vers 7,9).
5. El autor de la Epístola a Los Hebreos, por su parte también advierte sobre esta falsa doctrina y afirma que Jesús “Fue tentado en todo, según nuestra semejanza pero sin pecado” (Heb 4:15), y “Por cuanto él mismo padeció siendo tentado es poderoso para socorrer a los que son tentados” (Heb. 2:18).
6. Dios no se limitó a mirarnos benignamente, desde lejos, desde su morada en los cielos. Perder de vista la realidad de la dimensión humana de Jesús, en lugar de engrandecer su figura la desdibuja y ensombrece.
7. Dios no se contentó con enviarnos a través de mensajeros celestiales un mensaje de amor, sino que asumiendo la naturaleza humana, en la persona de Jesús, vino a ser “Dios con nosotros”, por eso fue llamado “Emmanuel”. Escogió ser un Dios cercano, un Dios departe de nosotros, un Dios amigo de publicanos y pecadores, un Dios que por lo tanto nos comprende en nuestras flaquezas y limitaciones un Dios que, habiendo vencido al tentador, es poderoso para ayudarnos en nuestras luchas y tentaciones.
II.- ¿CUÁL FUE EL MOTIVO DE SU POBREZA?
1. Sobra decir que la pobreza de Cristo no se debió a desorden en el manejo de sus cuentas, como fue el caso del personaje de la TV Inglesa.
2. El motivo de su pobreza fue su amor para con nosotros. “Por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico”, escribe el Apóstol Pablo. Su amor no fue “ platónico” etéreo y desencarnado”. Su amor le significó vaciarse de su condición divina para asumir las imitaciones humanas.
3. Lo que motivó a Jesús a asumir nuestra pobreza, fue su amor concreto, consecuente y fue su fidelidad para con sus criaturas, a las que no quiso dejar en la miseria a la que nos llevó el pecado pecado que deshumaniza y distancia a las personas no sólo de Dios, sino además las aleja unas de otras y aun las enajena de su propia condición humana.
III.- ¿CUÁL FUE EL PROPÓSITO DE SU POBREZA?
1. Se hizo pobre para hacernos ricos. “Para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos”. Así Jesucristo se constituye en el supremo regalo de Dios para cada ser humano. Cuando nos acercamos a la Navidad con verdadera fe, nadie queda sin recibir regalo. Jesús vino a este mundo para dar buenas nuevas a los pobres. Vino para enriquecernos.
2. ¿Cómo enriquece el Señor, la vida de quien le recibe como el supremo regalo de Navidad? ¿Qué significado tiene su pobreza y la humildad para el cristiano?
3. Nos enriquece con su perdón y con una vida nueva, la vida eterna, una vida que viene de Dios, que no es meramente una vida sin fin, una viuda cuantitativamente más prolongada, sino una vida cualitativamente superior.
4. Jesucristo nos quiere enriquecer al infundirnos los mismos sentimientos de Cristo, quien hizo de la humildad y la pobreza su estilo de vida, tal es el programa de vida que debe tratar de asumir todo cristiano.
5. El Apóstol Pablo escribe:
1 Por tanto, si sienten algún estímulo en su unión con Cristo, algún consuelo en su amor, algún compañerismo en el Espíritu, algún afecto entrañable,
2 llénenme de alegría teniendo un mismo parecer, un mismo amor, unidos en alma y pensamiento.
3 No hagan nada por egoísmo o vanidad más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
4 Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
5 La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús,
6 quien, siendo por naturaleza Dios,
no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
7 Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de *siervo
y haciéndose semejante a los seres *humanos.
8 Y al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo
y se hizo obediente hasta la muerte,
¡y muerte de cruz!
9 Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo
y le otorgó el nombre
que está sobre todo nombre,
10 para que ante el nombre de Jesús
se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra
y debajo de la tierra,
11 y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”- dice el Apóstol ¿Cuál fue esta actitud de Jesús que nosotros debemos cultivar en nuestro carácter y modo de vida?
Tener la actitud de Jesús, según este pasaje de la Epístola a los Filipenses, quiere decir no considerar el poder, la riqueza, el prestigio como los valores supremos de nuestra vida, pues en el fondo no responden a la sed más profunda de nuestro espíritu.
Por el contrario, tener a Cristo como modelo de vida significa abrir nuestro corazón a los demás. Significa “sobrellevar los unos las cargas de los otros”, ayudarnos mutuamente a llevar las cargas nuestra vida y abrirnos al Señor con sentido de obediencia, de confianza, vale decir de verdadera fe, sabiendo que precisamente, mientras más semejantes seamos a Jesús, seremos también más humanos y más libres.
Esta Navidad, cuando nos sintamos impresionados por la radical pobreza de Cristo, mostrada al nacer en un establo y a ser acostado en un pesebre, recordemos que el propósito de esta pobreza salvarnos del pecado que deshumaniza a las personas y nos aleja de nuestros semejantes.
El propósito de la pobreza de Cristo fue enriquecernos como personas induciéndonos a tener su misma actitud de frente a los demás abrigando sentimientos de humildad, de entrega a favor del semejante que sufre, sentimientos y acciones de generosidad a favor de quien más lo necesita.
CONCLUSIÓN:
El impacto de su pobreza en nosotros.
a.- Debe movernos a amar a Cristo y a entregarnos a El si reservas.
b.- Debe movernos a recibir la riqueza de su salvación: la riqueza de su perdón, de su justicia, de su amor y de su santidad.
c.- Debe movernos a proyectar su amor y nuestro amor a los demás, a ser humildes, a ser generosos y solidarios para con nuestros hermanos necesitados.
d.- El impacto de su pobreza en nosotros, debe movernos a tratar de penetrar en aquellos sentimientos que trajeron a Jesús a nacer como nació. Este debería ser el ejercicio constante de todos los cristianos ejercicio no sólo reservado para la Navidad, sino el cotidiano de nuestra vida. Dios nos ayude.
viernes 21 de diciembre de 2007