La paz integral

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"Pero el Señor estaba con José y le fue muy bien mientras vivía en la casa de su amo egipcio"

Génesis 39:2

La paz que disfruta José es mucho más que una vivencia subjetiva. Aquella paz del alma se despliega en todas las áreas de su vida, es un verdadero shalom. La voz hebrea shalom designa el estado de la persona que vive en armonía consigo mismo, con su medio y con Dios. Además de un sentimiento, es una situación palpable y verificable, que incluye la salud, la familia, el trabajo, los viajes, el bienestar material. Mientras haya shalom, se puede sembrar, cosechar, construir, multiplicarse, gozar de la vida.
Cuando de José se dice que “le iba bien en todo”, no es otra cosa más que un anticipo de lo que Israel disfrutaría en la tierra prometida, en donde la lluvia llegaría a su tiempo, la tierra y los árboles darían su fruto, comería pan hasta quedar saciado y dormiría sin sobresaltos. Tendría paz, porque todas las áreas de la vida estaban en armonía.
Un padre rico quiso enseñar a su hijo lo mal que vive la gente pobre del campo. Estuvieron por espacio de un día y una noche en la casa de una familia muy humilde. De regreso el padre le preguntó qué le había parecido y qué había aprendido. El niño le respondió muy entusiasmado: -Vi que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro, que nosotros tenemos una piscina y ellos un arroyo, que nosotros tenemos lámparas importadas y ellos tienen estrellas, que nuestro patio llega hasta la pared de la casa vecina y que ellos tienen un horizonte de patio, que tú y mamá siempre están ocupados, pero que ellos tienen mucho tiempo para charlar en familia-. Al terminar el relato el padre se quedó mudo y el hijo agregó: ¡Gracias, papá, por enseñarme lo ricos que podemos llegar a ser!
Caminemos este día en el fruto del shalom de Dios, dejando que su paz nos enriquezca en todas las áreas de la vida!

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