La oración

0
Dios no tiene en cuenta la aritmética de nuestras oraciones, cuántas son; ni
la retórica de nuestras oraciones, cuán elocuente es, ni la geometría de
nuestras oraciones, qué largo tienen; ni la música de nuestras oraciones,
cuan dulce sea nuestra voz, ni la lógica de nuestras oraciones, cuán
argumentativas sean; ni el método de nuestras oraciones, cuán ordenadas
sean. Lo que vale delante de Él es la devoción de espíritu.

Nada hay que nos haga amar más a una persona que orar por ella.
Cuando tú oras sinceramente por otro, pones el alma en condiciones de
realizar cualquier cosa que sea buena y amable para con aquella persona.
Tírate de rodillas diariamente en solemne y premeditada ejecución de esta
devoción. Ora por otros en tal forma, con tanta extensión, importunidad y
fervor como lo haces por ti; y verás cómo mueren las malas pasiones y el
corazón se te torna grande y generoso.

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.