La Oración del Malhechor

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“ Y dijo a Jesús:
Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.
Lucas 23:42

La historia Bíblica de hoy es la de un hombre, que lo primero que se encontraba lo tomaba para sí. Sus actos de vandalismo eran su forma de ganarse la vida, hasta que un día fue capturado y fue sentenciado a morir. Mientras esperaba el día de su ejecución, le llamó la atención un carpintero que había sido capturado.

“Entonces los soldados le llevaron dentro del atrio, esto es al pretorio y convocaron a toda la compañía (regimiento militar). Y le vistieron de púrpura y poniéndole una corona tejida de espinas, comenzaron luego a saludarle: ¡Salve Rey de los Judíos! Y le golpeaban en la cabeza con una caña y le escupían y puestos de rodillas le hacían reverencias.
Después de haberle escarnecido, le desnudaron la púrpura y le pusieron sus propios vestidos y le sacaron para crucificarlo”.
Marcos 15:16-20

Este delincuente junto con otro compañero, comenzaron también a insultar a Jesús, mientras esto sucedía, Jesús vio a unos soldados que traían una pesada cruz para Él. Jesús la miró… la hora ha llegado, hoy consumare el plan de Salvación.

El rostro de Jesús estaba desfigurado, su cuerpo evidenciaba el maltrato que le habían propinado, entonces miró fijamente hacía la pared, y se quedo pensando…. Parecía como si estuviera viendo a alguien y ¿en quién podría estar pensando en esta hora?
¡En usted y en mi!.

Jesús sabía que nuestros pecados nos conducirían directamente al infierno, requeríamos de un Salvador, alguien que fuese Santo y que pudiese perdonarnos nuestras faltas.
Leamos el relato bíblico:

“Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Golgota; y allí le crucificaron y con él a los otros dos, uno a cada lado y Jesús en medio”. Juan 19:17-18

La multitud observaba… la gran mayoría le gritaba improperios. Satanás celebraba. Los seguidores de Jesús miraban de lejos y se lamentaban . Jesús, el hombre que sanaba enfermos, que echaba fuera demonios, que perdonaba pecados, que predicaba el amor de Dios, lo habían sentenciado a morir.

“Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él. Mateo 27:44

Jesús los escuchaba y en vez de responderles, los miraba y meditaba: ¡Estas almas necesitan de mi Salvación… pero sólo es posible ¡si me la piden!. Entonces Jesús hace una oración:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”
Lucas 23:34

Uno de los malhechores que anteriormente se había burlado de él, escuchó la oración de Jesús y el Espíritu Santo comenzó a trabajar en su corazón. El malhechor vio la corona de espinas que tenía Jesús, lee el letrero que dice “Rey de los Judíos” y se pregunta ¿será posible… en eso su mirada se cruza con la de Jesús y… ve que el que esta puesto sobre la cruz es ¡Dios!

Entonces el otro malhechor que estaba estudiando también a Jesús, pero a través del lente borroso del cinismo, comenzó a injuriar nuevamente a Jesús diciendo:

“…Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.”
Lucas 23:39

Este ladrón esperaba que su compañero también ofendiera a Jesús. Pero está vez no cayó en la trampa de Satanás. Más bien lo que escuchó el ladrón de lengua amarga fueron palabras de defensa:

Respondiendo el otro, le reprendió diciendo: ¿Ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación?
Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
Y dijo a Jesús; Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.
Lucas 23:40-42

Sólo unos minutos antes, esos mismos labios habían maldecido a Jesús. Ahora lo están defendiendo, pues se dio cuenta que su alma iba rumbo al infierno y se arrepiente y le pide perdón. Los ángeles en el cielo lloran cuando escuchan que por primera vez en ese día a alguien hablar a favor de Dios. Y todos los demonios quedan atónitos.

¿Quién habría podido imaginarse que este ladrón pensara en alguien más que no fuera en él mismo? Siempre había sido el matón, el rapaz y ratero. ¿Quién podría recordar la última vez que había venido en ayuda de alguien? Y precisamente realiza el acto más noble que un ser humano pueda hacer : Habla a favor de Dios.

Seguidamente ocurre el milagro más importante de la cruz: y es “El milagro del perdón” .

“Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo
que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Lucas 23:43

Así de simple Dios lo escucha, lo perdona y lo invita para que lo acompañe en el primer asiento de su carroza real rumbo al cielo...

Esta es una enseñanza fundamental que nos da Cristo a todos nosotros y es la de:
Rescatar las almas de los perdidos, para que no vayan al infierno.

Ahora, hagamos un análisis de la enseñanza de hoy:
Es un dilema inexplicable: cómo dos personas pueden escuchar las mismas palabras, ver al mismo Salvador y una de ellas ver la esperanza mientras que la otra no ve nada más que a sí misma

En la declaración del malhechor encontramos una gran afirmación: “El hecho de que hay vida después de la muerte”.

Jesús la confirma al decirle: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.

Analicemos 5 puntos fundamentales de la oración del malhechor:

Declara que Jesús es Dios: No temes tú a Dios
Reconoce que es pecador: Nosotros a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos…
Confiesa que Jesús es Santo: Más éste (Jesús) ningún mal hizo…
Cree que Jesucristo es su Salvador: Acuérdate de mí…
Acepta a Cristo como el Rey de su vida: Cuando vengas en tu reino.


La lección de hoy ha sido muy clara: de los dos malhechores solamente uno creyó que Jesucristo era su Salvador.

Ahora estimado amigo (a), cual es tú decisión con respecto a Jesús. Crees en El o no.

Si hoy el ladrón pudiera hablar contigo te diría que no dejes pasar la oportunidad de recibir a Cristo como tú Salvador y que te reconcilies con Dios.

De tú decisión depende dónde pasaras la eternidad:
En el Cielo con Cristo o en el infierno con Satanás.
¡ La decisión es tuya!

¡Dios esta a la distancia de una oración!

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