La niña

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Esta era una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.
Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.

Quemaban su pecho,
con celeste ardor,
palabras magníficas,
silencio de Dios:
"¡Oh Padre que habitas
en alto esplendor,
envía el rocío
del Hijo de Dios!
¡Abrase la tierra
brote el Salvador!

¡LLoved, rojas nubes,
al Dios de Jacob!
¡Floreced, collados,
al Justo, al Señor,
lucero del alba,
flor de la creación!"

Y al seno del Padre
subía su clamor,
cual nube de incienso
plegaria sin voz.

Himno de la Liturgia de las Horas

© Red de Liturgia y Recursos de Educación Cristiana de
CLAI-CELADEC,
para la versión en español

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