La Misión del Espíritu

0
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre. Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” (San Juan 14:16, 26).

Estas palabras de Jesús son una promesa, no solo para los discípulos que le acompañaban, sino para los discípulos de todos los tiempos.

Jesús sabe que todos necesitamos de un Consolador, pues vivimos en un mundo sin consuelo, un mundo egoísta y lejos de Dios. El consuelo es una necesidad que viene como consecuencia de la soledad y aislamiento que viene del pecado. Soledad y aislamiento de Dios, soledad y aislamiento de la Creación, soledad y aislamiento de otros seres humanos. Soledad y aislamiento que viene por vivir de espaldas a la Santa voluntad de Dios revelada en la Escritura. Sólo los pecadores necesitan de consuelo, por eso todas las personas necesitan de él. Pues la Escritura afirma que: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” (Romanos 3:23).

El consuelo es algo que nosotros podemos alcanzar por esfuerzo propio. No está en nosotros, más es algo que está fuera de nosotros y lo recibimos de otras personas. Es un regalo de pura gracia. No es algo que conquistamos, sino que recibimos de Dios, del amor que Dios tiene por nosotros. Con toda seguridad, Dios tiene el mejor consuelo que alguien puede dar o recibir. Es el perdón de todos nuestros pecados, y de estar en paz con Dios. Dios nos ofrece este regalo, cuando vamos a él arrepentidos de nuestro pecado y vida egoísta. En Cristo, somos perdonados de nuestros pecados. El Espíritu Santo nos la seguridad ese perdón, pone certeza en nuestro corazón de que Cristo nos purifica de todo pecado, nos da vida, y nos da la seguridad de la Salvación que Cristo alcanzó por nosotros.

No hay mayor consuelo que saberse amado por Dios, a pesar de que pecamos y cometemos errores diariamente. Esta seguridad y consuelo de que somos amados por Dios, nos la da el Espíritu Santo, que actúa a través de la Palabra de Dios que nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” (San Juan 3:16,17).

Si, esta es la misión del Espíritu. Darnos consuelo, seguridad, y certeza de todo lo que Jesucristo hizo y hace por nosotros. Ya Jesús lo enseñó a sus discípulos cuando les dijo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (San Juan 16:13-15). La misión del Espíritu es la de darnos a conocer y darnos la seguridad de todo lo que Cristo hizo por nosotros.

Dios tiene una invitación para ti. Es una invitación del mismo Jesús que dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas. “ (San Mateo 11:28,29).

Que el Espíritu de Aquel que resucitó a Cristo, les de su paz, consuelo y descanso. Paz , consuelo, y descanso que sobrepasa todo entendimiento humano. Así sea.

Compartir

Más recursos

Sponsor


Suscripción gratuita

Te avisaremos cuando agreguemos nuevos recursos. No te enviaremos más de uno o dos mensajes semanales.