La mano del maestro
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Estaba golpeado y marcado, y el rematador pensó que por su escaso valor, no tenía sentido perder demasiado tiempo con el viejo violín, pero lo levantó con una sonrisa.
"¿cuanto dan por mi, señores -grito- quién empezará a apostar por mí?"
- "un dolar,un dolar" despues, dos. ¿solo dos?
- "dos dolares, y quien da tres? tres dolares a la una, tres dolares a las dos;y van las tres...."
Pero no, desde el fondo de la sala un hombre canoso, se adelantó y recogió el arco; luego después de quitar el polvo del viejo violín, estiró las cuerdas flojas, tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.
Cesó la música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo:"¿cuánto me dan por el viejo violín?" y lo levantó en alto con el arco. "¿mil dolares, y quien da dos?" ¡dos mil ! ¿y quien da tres? tres mil a la una; tres mil a las dos;y ya se fue ",dijo.
La gente aplaudía, pero algunos gritaron, "¡no entendemos bien,¿que cambio su valor?" la respuesta no se hizo esperar: "¡la mano del maestro!"
Y más de un hombre con la vida desafinada, golpeada y marcada por el pecado,
como el viejo violín, se remata barato a la multitud incauta. Un "plato de lentejas", una copa de vino,un juego y sigue viaje. "Se va " a la una y "se va", "se va" y casi "se fue". Pero llega el maestro y la tonta multitud no llega a entender por completo el valor del alma y el cambio que elabora la mano del maestro.
Tomado de "News Magazine", nº 25
Originalmente aparecido en Chocolate Caliente para el alma
"¿cuanto dan por mi, señores -grito- quién empezará a apostar por mí?"
- "un dolar,un dolar" despues, dos. ¿solo dos?
- "dos dolares, y quien da tres? tres dolares a la una, tres dolares a las dos;y van las tres...."
Pero no, desde el fondo de la sala un hombre canoso, se adelantó y recogió el arco; luego después de quitar el polvo del viejo violín, estiró las cuerdas flojas, tocó una melodía pura y dulce como un coro de ángeles.
Cesó la música y el rematador, con una voz silenciosa y baja dijo:"¿cuánto me dan por el viejo violín?" y lo levantó en alto con el arco. "¿mil dolares, y quien da dos?" ¡dos mil ! ¿y quien da tres? tres mil a la una; tres mil a las dos;y ya se fue ",dijo.
La gente aplaudía, pero algunos gritaron, "¡no entendemos bien,¿que cambio su valor?" la respuesta no se hizo esperar: "¡la mano del maestro!"
Y más de un hombre con la vida desafinada, golpeada y marcada por el pecado,
como el viejo violín, se remata barato a la multitud incauta. Un "plato de lentejas", una copa de vino,un juego y sigue viaje. "Se va " a la una y "se va", "se va" y casi "se fue". Pero llega el maestro y la tonta multitud no llega a entender por completo el valor del alma y el cambio que elabora la mano del maestro.
Tomado de "News Magazine", nº 25
Originalmente aparecido en Chocolate Caliente para el alma