La luz que vence la oscuridad
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Primera Iglesia Presbiteriana en Puerto Nuevo
Mensaje inspirado en Marcos 10:46-52
Titulo: La luz que vence toda oscuridad
Rvdo. Richard H. Rojas Banuchi, M. Div.
Hace unos 489 años a tras en un día como el que conmemoramos hoy, Martín Lutero el gran reformador alemán, y uno de los padres de la Iglesia protestante toma una de las decisiones que cambiaria definitivamente el curso total de su vida. Como monge
agustino, Lutero era un eslabón mas en la larga cadena de lideres que
había dedicado su vida al servicio de Dios y a la transformación de la
Iglesia.
Como otros, Lutero tenia hambre de un encuentro con la verdad
que es Jesucristo. Anhelaba que el pueblo tuviera la misma certeza de
salvación que él obtuvo cuando re-descubre - como quien encuentra
un tesoro escondido en las Palabras del apóstol Pablo a los Romanos
1:16-17 “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios
para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y
también del griego, 17 pues en el evangelio, la justicia de Dios se
revela por fe y para fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe
vivirá».”
Antes que el, dos teólogos con frecuencia llamados los precursores
de la reforma-el ingles John Wycliffe y el checo Juan Huss desafiaron
la autoridad del papa, la estructura sacramental y la teología de la
Iglesia católica romana. En consecuencia, ambos fueron condenados
y quemados.
Según su biografía, Lutero sufre de lo que podemos llamar
severos remordimientos causados por su consciencia de pecado y de
miedo a la muerte. El espanto es de tal magnitud que a veces estuvo
al borde de la locura. Lutero sabe que es un pecador. Pero Lutero vive
en un contexto donde el pecado solo se borraba mediante la
absolución del papa y esto había que comprarlo, o mediante enormes
sacrificios que aveces incluían la mutilación del cuerpo, Lutero no
hallaba algo que aliviara este dolor profundo de sentirse alejado de
Dios. Vivía cada minuto de su vida con el terror de morir en el
infierno.
Nada lo había aliviado hasta que por medio de la palabra, sus
ojos fueron abiertos y pudo ver claramente que la salvación es un
asunto de fe exclusivo de Dios, y que solo se recibe cuando la gracia
de Dios se derrama sobre el creyente. Esta gracia es gratis. Esta
gracia no se basa en el esfuerzo humano. Esta gracia nos justifica.
Como lee Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo...”
Lo que no habían logrado años de sacrificios personales y de
peregrinaciones interminables en un solo instante, Cristo lo hizo,
mediante su palabra abriendole el entendimiento a un solo hombre. El
sendero de Lutero para alcanzar un entendimiento nuevo del evangelio
es el peregrinar angustioso de un espíritu turbulento que encuentra
paz y reconciliación en la palabra de Dios. La historia de la reforma
protestante no comienza con un héroe convencido, sino con un
hombre atribulado, atormentado por la ansiedad espiritual y el temor a
la muerte.
Lutero y el ciego del relato de Marcos, Bartimeo el hijo de Timeo,
tienen una cosa en común. Bartimeo es ciego de nacimiento. Lutero,
aunque viendo, estaba ciego . La ceguera puede ser lo mismo ausencia
de la vista natural, como también la venda que esta sobre los ojos del
entendimiento y que nos impide ver mas alla, el proposito hermoso de
Dios para su vida. Y por lo que vemos en el relato la segunda es mas
dañina que la primera. Se puede vivir sin ver, pero no se puede vivir
la verdadera vida sin entender que Dios me ama lo suficiente.
Lutero, aunque viendo, estaba ciego.
Y es que tener ojos en la cara muchas veces no es suficiente.
¿Cuantas veces vivimos sumergidos en experiencias y problemas,
prisioneros de actitudes, relaciones y situaciones sin tan siquiera
percatarnos?.
Tal vez tiene algo que ver con la ubicación física de los
ojos que solo nos permiten ver hacia afuera y no hacia adentro. Por
eso el relato de Marcos no tiene que ver tanto con la recuperación de
la vista como del conocimiento profundo que hallamos cuando
internalizamos lo que significa llamar a Jesús Señor, mesías y
soberano de la vida.
Los ojos nos permiten mirar hacia afuera, pero la fe me invita a
meterme dentro de mi mismo y descubrir las causas de mi propia
esclavitud, de mis propios fracasos y temores. La fe no es solamente
esa sensación agradable de sentirme pana de Dios. Es la iluminación
que recibo por gracia y que me hace conscientes que mi vida -aunque
haga todo lo que me venga en gana- no tendrá sentido hasta que
Jesús se entrone como dueño y Señor de mi camino.
Mas que un acto voluntario, Marcos nos dice que el ser humano
puede hacer poco para remediar esta situación. La ceguera moral o
espiritual seguirá siendo un mal irreversible hasta en tanto no
tengamos un encuentro con aquel que puede crear una nueva realidad
que antes no existía. Podremos reconstruir el nervio óptico con
nuestros adelantos modernos y eso es bueno, pero el convertir el
corazón de un hombre inseguro en alguien de convicciones, el hacer
de una mujer pecadora y entregada a los placeres del mundo en una
discípula, eso es mejor, y puede ocurrir a través del acto milagroso de
la fe que le devuelve la vista al ciego. La mano de Dios, amada Iglesia
toca las fibras del alma, sensibiliza al corazón duro y de piedra y lo
convierte en uno tierno. La mano de Dios viene con fuerza y poder
para darle un nuevo giro en tu vida.
Conozco a personas que me han
confesado que cada cierto tiempo tienen que mudarse de pueblo, de
ciudad o de estado, por que necesitan sentir un cambio. Y por eso se
mudan continuamente.
Pero el problema es mucho mas profundo que eso. Al cabo de un
tiempo esa grata sensación que produce lo nuevo, otra se vez se
convierte en la triste situación de lo viejo y rutinario. Y tendrás que
mudarte de nuevo, de casa, de país, de apellido y de pareja. Marcos
nos dice que lo que Jesús nos ofrece es algo mas excelente y sobre
todo permanente. Jesús es la cura a la ceguera de nuestra
generación, adicta a lo novedoso y a lo transitorio. Por eso, nos
hemos convertido en una generación que como la langosta se mueve
de campo de trigo en campo de trigo, nos comemos el alimento pero
una vez terminada esa emoción, nos movemos en búsqueda de otra
nueva. Y la pregunta es, ¿hasta cuando seguiremos viviendo en esta
inestabilidad emocional, espiritual y afectiva?. La respuesta es
sencilla, viviremos de esta manera hasta que encontremos un lugar
que se convierta en el hogar calido de nuestro corazón. Un sitio donde
no solo me sienta bien y a gusto sino un lugar en donde mi vida tenga
un verdadero significado.
La vida de Bartimeo nos comunica algo mas que un cambio
externo, se trata de la culminación de un largo proceso de búsqueda
espiritual, es la respuesta a la pregunta ¿donde estará ese lugar donde
me sentiré amado y aceptado?. Lutero lo busco mas que a su propia
vida, látigo su cuerpo con objetos puntiagudos creyendo que pagando
el precio de su culpa hallaría ese lugar. Pero allí no estaba.
Como tampoco nuestra generación encontrara ese lugar perfecto
donde no existan los problemas y vivamos en completa seguridad. Y
no lo va encontrar por que no exista, no lo va a encontrar por que ese
no es un lugar físico sino un estado espiritual. Ese lugar donde tu y yo
hemos encontrado la paz y la reconciliación es el corazón mismo de
Jesús que late y da vida aquel y aquella que con desesperación hoy
necesitan de un salvador.
Este lugar aun tiene cupo, el corazón de Jesús es enorme,
gigante en fortaleza y en salud. El corazón de Jesús es donde Lutero
hallo las fuerza para enfrentar los poderes mortales de su era y gritar
aun en medio de la persecución, cuando le obligaban a negar sus
convicciones: “mi consciencia esta cautiva a la palabra de Dios”. Ese
mismo espíritu mueve a Baritmeo a gritar como un loco, pero ésta
locura, es la locura de la que nos habla Pablo, que nos devuelve el
juicio, la locura del Evangelio. Esa que me hace gritar Hijo de David
Ten piedad de mi. Que prefiere estar loco por Cristo a tener la
sabiduría de este mundo.
Y hoy no recibimos más milagros por que nuestra generación nos
ha dicho que debemos conservar el orgullo ante todo, que la imagen
debe estar en alto, aunque esté totalmente podrido interiormente y
desecho. La misma sociedad que te dice que es algo anormal aceptar
que necesitas de la mano de Dios, que es un perdida del “cache”
llorar cuando estamos tristes por que no puedes perder la compostura
y se puede regar el maquillaje.
Sin embargo, el resultado del relato es simple, quien se atrevio
a perder la compostura y no tuvo como impedimento aparentar ser un
loco, recibe de la propia mano de Dios el milagro que extingue por
completo una vida de oscuridad y de distanciamiento. Y es que
cuando se es ciego de nacimiento no se puede dar el lujo de perder la
mas grande de las oportunidades. Ciego es aquel que prefiere
quedarse como está, no avanzar, no madurar y no crecer en la vida.
Iglesia escucha, ante Dios no tienes que guardar la compostura por
que él te conoce y sabe de la “pata que cojeas”. El orgullo no me va
ayudar en nada sino que se solamente atrasara la obra que Dios
quiere hacer en mi vida y en la tuya. Por eso amada Iglesia te digo
que lo que paso hace 2000 años con Bartimeo o hace 489 en la vida
de Lutero, puede volver a pasar hoy en este lugar si eres sensible a la
voz del Espíritu, rasgas los vestidos de tu orgullo, aceptando que
necesitas de Dios y algo grande y maravilloso ocurrirá en tu vida.
Iglesia, abre tus ojos. No tienes por que vivir un día mas de esa
manera. Bartimeo no quería volver a mendigar al lado del camino ni
un minuto mas. Se había hartado de esa vida, era tiempo de una
reforma. Esto no es magia, nos es sugestión, ni te va a costar una
fortuna.
El corazón de Cristo es gratis y hoy quieren comenzar una
reforma que alcance todos los ámbitos de la vida. La pregunta es la
misma que Jesús le hace a Bartimeo, v.51, Jesús pregunta, ¿que
quieres que te haga?. Bardoma tal vez estaba ciego de la vista, pero
su espíritu estaba claro y trasparente cuando responde...Maestro que
yo vea...y entonces ocurre el milagro... y termina Marcos que ‘al
instante vio, y se puso de pie a caminar con Jesús...
Eso es precisamente lo que hemos querido decir en esta mañana,
¿que quieres que Dios haga en tu vida? ¿te atreves a aceptar que
necesitas de El?... oremos...
Mensaje inspirado en Marcos 10:46-52
Titulo: La luz que vence toda oscuridad
Rvdo. Richard H. Rojas Banuchi, M. Div.
Hace unos 489 años a tras en un día como el que conmemoramos hoy, Martín Lutero el gran reformador alemán, y uno de los padres de la Iglesia protestante toma una de las decisiones que cambiaria definitivamente el curso total de su vida. Como monge
agustino, Lutero era un eslabón mas en la larga cadena de lideres que
había dedicado su vida al servicio de Dios y a la transformación de la
Iglesia.
Como otros, Lutero tenia hambre de un encuentro con la verdad
que es Jesucristo. Anhelaba que el pueblo tuviera la misma certeza de
salvación que él obtuvo cuando re-descubre - como quien encuentra
un tesoro escondido en las Palabras del apóstol Pablo a los Romanos
1:16-17 “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios
para salvación de todo aquel que cree, del judío primeramente y
también del griego, 17 pues en el evangelio, la justicia de Dios se
revela por fe y para fe, como está escrito: «Mas el justo por la fe
vivirá».”
Antes que el, dos teólogos con frecuencia llamados los precursores
de la reforma-el ingles John Wycliffe y el checo Juan Huss desafiaron
la autoridad del papa, la estructura sacramental y la teología de la
Iglesia católica romana. En consecuencia, ambos fueron condenados
y quemados.
Según su biografía, Lutero sufre de lo que podemos llamar
severos remordimientos causados por su consciencia de pecado y de
miedo a la muerte. El espanto es de tal magnitud que a veces estuvo
al borde de la locura. Lutero sabe que es un pecador. Pero Lutero vive
en un contexto donde el pecado solo se borraba mediante la
absolución del papa y esto había que comprarlo, o mediante enormes
sacrificios que aveces incluían la mutilación del cuerpo, Lutero no
hallaba algo que aliviara este dolor profundo de sentirse alejado de
Dios. Vivía cada minuto de su vida con el terror de morir en el
infierno.
Nada lo había aliviado hasta que por medio de la palabra, sus
ojos fueron abiertos y pudo ver claramente que la salvación es un
asunto de fe exclusivo de Dios, y que solo se recibe cuando la gracia
de Dios se derrama sobre el creyente. Esta gracia es gratis. Esta
gracia no se basa en el esfuerzo humano. Esta gracia nos justifica.
Como lee Romanos 5:1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos
paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo...”
Lo que no habían logrado años de sacrificios personales y de
peregrinaciones interminables en un solo instante, Cristo lo hizo,
mediante su palabra abriendole el entendimiento a un solo hombre. El
sendero de Lutero para alcanzar un entendimiento nuevo del evangelio
es el peregrinar angustioso de un espíritu turbulento que encuentra
paz y reconciliación en la palabra de Dios. La historia de la reforma
protestante no comienza con un héroe convencido, sino con un
hombre atribulado, atormentado por la ansiedad espiritual y el temor a
la muerte.
Lutero y el ciego del relato de Marcos, Bartimeo el hijo de Timeo,
tienen una cosa en común. Bartimeo es ciego de nacimiento. Lutero,
aunque viendo, estaba ciego . La ceguera puede ser lo mismo ausencia
de la vista natural, como también la venda que esta sobre los ojos del
entendimiento y que nos impide ver mas alla, el proposito hermoso de
Dios para su vida. Y por lo que vemos en el relato la segunda es mas
dañina que la primera. Se puede vivir sin ver, pero no se puede vivir
la verdadera vida sin entender que Dios me ama lo suficiente.
Lutero, aunque viendo, estaba ciego.
Y es que tener ojos en la cara muchas veces no es suficiente.
¿Cuantas veces vivimos sumergidos en experiencias y problemas,
prisioneros de actitudes, relaciones y situaciones sin tan siquiera
percatarnos?.
Tal vez tiene algo que ver con la ubicación física de los
ojos que solo nos permiten ver hacia afuera y no hacia adentro. Por
eso el relato de Marcos no tiene que ver tanto con la recuperación de
la vista como del conocimiento profundo que hallamos cuando
internalizamos lo que significa llamar a Jesús Señor, mesías y
soberano de la vida.
Los ojos nos permiten mirar hacia afuera, pero la fe me invita a
meterme dentro de mi mismo y descubrir las causas de mi propia
esclavitud, de mis propios fracasos y temores. La fe no es solamente
esa sensación agradable de sentirme pana de Dios. Es la iluminación
que recibo por gracia y que me hace conscientes que mi vida -aunque
haga todo lo que me venga en gana- no tendrá sentido hasta que
Jesús se entrone como dueño y Señor de mi camino.
Mas que un acto voluntario, Marcos nos dice que el ser humano
puede hacer poco para remediar esta situación. La ceguera moral o
espiritual seguirá siendo un mal irreversible hasta en tanto no
tengamos un encuentro con aquel que puede crear una nueva realidad
que antes no existía. Podremos reconstruir el nervio óptico con
nuestros adelantos modernos y eso es bueno, pero el convertir el
corazón de un hombre inseguro en alguien de convicciones, el hacer
de una mujer pecadora y entregada a los placeres del mundo en una
discípula, eso es mejor, y puede ocurrir a través del acto milagroso de
la fe que le devuelve la vista al ciego. La mano de Dios, amada Iglesia
toca las fibras del alma, sensibiliza al corazón duro y de piedra y lo
convierte en uno tierno. La mano de Dios viene con fuerza y poder
para darle un nuevo giro en tu vida.
Conozco a personas que me han
confesado que cada cierto tiempo tienen que mudarse de pueblo, de
ciudad o de estado, por que necesitan sentir un cambio. Y por eso se
mudan continuamente.
Pero el problema es mucho mas profundo que eso. Al cabo de un
tiempo esa grata sensación que produce lo nuevo, otra se vez se
convierte en la triste situación de lo viejo y rutinario. Y tendrás que
mudarte de nuevo, de casa, de país, de apellido y de pareja. Marcos
nos dice que lo que Jesús nos ofrece es algo mas excelente y sobre
todo permanente. Jesús es la cura a la ceguera de nuestra
generación, adicta a lo novedoso y a lo transitorio. Por eso, nos
hemos convertido en una generación que como la langosta se mueve
de campo de trigo en campo de trigo, nos comemos el alimento pero
una vez terminada esa emoción, nos movemos en búsqueda de otra
nueva. Y la pregunta es, ¿hasta cuando seguiremos viviendo en esta
inestabilidad emocional, espiritual y afectiva?. La respuesta es
sencilla, viviremos de esta manera hasta que encontremos un lugar
que se convierta en el hogar calido de nuestro corazón. Un sitio donde
no solo me sienta bien y a gusto sino un lugar en donde mi vida tenga
un verdadero significado.
La vida de Bartimeo nos comunica algo mas que un cambio
externo, se trata de la culminación de un largo proceso de búsqueda
espiritual, es la respuesta a la pregunta ¿donde estará ese lugar donde
me sentiré amado y aceptado?. Lutero lo busco mas que a su propia
vida, látigo su cuerpo con objetos puntiagudos creyendo que pagando
el precio de su culpa hallaría ese lugar. Pero allí no estaba.
Como tampoco nuestra generación encontrara ese lugar perfecto
donde no existan los problemas y vivamos en completa seguridad. Y
no lo va encontrar por que no exista, no lo va a encontrar por que ese
no es un lugar físico sino un estado espiritual. Ese lugar donde tu y yo
hemos encontrado la paz y la reconciliación es el corazón mismo de
Jesús que late y da vida aquel y aquella que con desesperación hoy
necesitan de un salvador.
Este lugar aun tiene cupo, el corazón de Jesús es enorme,
gigante en fortaleza y en salud. El corazón de Jesús es donde Lutero
hallo las fuerza para enfrentar los poderes mortales de su era y gritar
aun en medio de la persecución, cuando le obligaban a negar sus
convicciones: “mi consciencia esta cautiva a la palabra de Dios”. Ese
mismo espíritu mueve a Baritmeo a gritar como un loco, pero ésta
locura, es la locura de la que nos habla Pablo, que nos devuelve el
juicio, la locura del Evangelio. Esa que me hace gritar Hijo de David
Ten piedad de mi. Que prefiere estar loco por Cristo a tener la
sabiduría de este mundo.
Y hoy no recibimos más milagros por que nuestra generación nos
ha dicho que debemos conservar el orgullo ante todo, que la imagen
debe estar en alto, aunque esté totalmente podrido interiormente y
desecho. La misma sociedad que te dice que es algo anormal aceptar
que necesitas de la mano de Dios, que es un perdida del “cache”
llorar cuando estamos tristes por que no puedes perder la compostura
y se puede regar el maquillaje.
Sin embargo, el resultado del relato es simple, quien se atrevio
a perder la compostura y no tuvo como impedimento aparentar ser un
loco, recibe de la propia mano de Dios el milagro que extingue por
completo una vida de oscuridad y de distanciamiento. Y es que
cuando se es ciego de nacimiento no se puede dar el lujo de perder la
mas grande de las oportunidades. Ciego es aquel que prefiere
quedarse como está, no avanzar, no madurar y no crecer en la vida.
Iglesia escucha, ante Dios no tienes que guardar la compostura por
que él te conoce y sabe de la “pata que cojeas”. El orgullo no me va
ayudar en nada sino que se solamente atrasara la obra que Dios
quiere hacer en mi vida y en la tuya. Por eso amada Iglesia te digo
que lo que paso hace 2000 años con Bartimeo o hace 489 en la vida
de Lutero, puede volver a pasar hoy en este lugar si eres sensible a la
voz del Espíritu, rasgas los vestidos de tu orgullo, aceptando que
necesitas de Dios y algo grande y maravilloso ocurrirá en tu vida.
Iglesia, abre tus ojos. No tienes por que vivir un día mas de esa
manera. Bartimeo no quería volver a mendigar al lado del camino ni
un minuto mas. Se había hartado de esa vida, era tiempo de una
reforma. Esto no es magia, nos es sugestión, ni te va a costar una
fortuna.
El corazón de Cristo es gratis y hoy quieren comenzar una
reforma que alcance todos los ámbitos de la vida. La pregunta es la
misma que Jesús le hace a Bartimeo, v.51, Jesús pregunta, ¿que
quieres que te haga?. Bardoma tal vez estaba ciego de la vista, pero
su espíritu estaba claro y trasparente cuando responde...Maestro que
yo vea...y entonces ocurre el milagro... y termina Marcos que ‘al
instante vio, y se puso de pie a caminar con Jesús...
Eso es precisamente lo que hemos querido decir en esta mañana,
¿que quieres que Dios haga en tu vida? ¿te atreves a aceptar que
necesitas de El?... oremos...