La existencia de Dios

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¡Oh qué de cosas, Dios mío,
el libro del campo abierto
muestra con tanto concierto
en la orilla de este río
para contemplar en Vos
pues que la flor más pequeña
me está diciendo y me enseña
que sois Dios!

Estos verdes altos muros,
formados de ramas tantas
los árboles, que las plantas
bañan en cristales puros
las aves de dos en dos
por esos aires volando,
van con dulce voz cantando
que sois Dios.

Las flores que nos deleitan
tornasolando los prados,
blancos y rojos ganados
que la hierba verde afeitan
esos trigos a quien Vos
dais la lluvia celestial,
dicen con aplauso igual
que sois Dios.

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