La esperanza está entre nosotros

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Llega la Navidad,
misterio de Dios,
fiesta del hombre,
encuentro pleno y definitivo
de un Dios que ama a todos
y quiere compartir nuestra vida
para regalarnos su Vida.

Navidad,
Dios en pañales.
La esperanza es frágil
y necesita atención y cuidados.
La esperanza es débil
y precisa nuestras fuerzas para crecer.
La esperanza es pequeña
y depende de nosotros.

Dios, el Dios de la Vida
se hace niño.
bebé,
semilla de fraternidad.

El Reino llega a nosotros,
se hace pesebre,
pobre y en la periferia,
nace olvidado y marginado,
pues no había lugar,
¿hay lugar para el Reino
en la sociedad que vivimos,
en nuestras comunidades,
en nuestros corazones?

Dios en pañales,
el más grande
se hace el más pequeño,
para mostrarnos el camino del Reino.

Dios se hace hombre,
uno de nosotros,
para enseñarnos a conocer a Dios
con rostro humano,
para enseñarnos a hablar de Dios
con lenguaje sencillo,
para enseñarnos que a Dios
se lo busca, encuentra y sigue
en esta historia,
la que a cada uno le toca vivir.

Navidad,
la esperanza en pañales,
el Dios niño que nos contempla
desde los brazos de María,
"Necesito de tí,
¿me ayudarás a crecer?".

Navidad,
Dios en pañales,
espejo de un mundo
que necesita brazos
como los de María,
que acojan la esperanza,
la protejan y guarden,
la alimenten y hagan crecer,
la compartan con otros
y acerquen a los más necesitados.

Los ojos del niño-Dios-nuestra esperanza
se encuentran con tu mirada
y preguntan a tu corazón,
"¿me ayudarás a crecer?"

En esto lo reconocerán,
encontrarán a un niño envuelto en pañales…
(Lc. 2, 12)

La esperanza de un mundo nuevo
está entre nosotros,
¿la ayudarás a crecer?

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