Juan 21:1-19

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Hechos 9:1–6 [7–20]; Salmo 30; Apocalipsis 5:11–14; Juan 21:1–19

Introducción

En la estimación de la mayoría de estudiosos del NT, el cap. 21 es un aditamento al Evangelio, sea descrito como un apéndice, una posdata, o un epílogo, a cuenta del Evangelista o a editor más tardío de la escuela juanina. Se pone énfasis a la bienaventuranza de 20:29 que cierra propiamente los relatos de las apariciones de la resurrección de Jesús y que 20:30–31 parecen traer al Evangelio claramente a su cierre.
Si por consiguiente el Evangelista agregó el cap. 21, debe de haber habido una razón importante para su composición, no clara cuando escribió el Evangelio. Quizá, la muerte del Discípulo Amado después de la escritura de los caps. 1–20, y el debilitamiento consecuente que causó entre las iglesias juaninas; y las preguntas que se pudieron haber hecho respecto de la naturaleza distintiva del testigo juanino en relación con las iglesias en las que Pedro era el líder. Es, sin embargo, más simple asumir que algún otro y no el Evangelista quien escribió el capítulo, puesto que pone énfasis en la situación de la Iglesia y sus líderes más allá del cuerpo del Evangelio.

Estructura

La estructura del capítulo es clara: (i) una aparición de Jesús a los discípulos en el mar de Tiberias (= Galilea), donde sucede una captura milagrosa de peces y Jesús invita a los discípulos a una comida, vv 1–14; (ii) una dolorosa conversación entre Pedro y Jesús, vv 15–17; una profecía del martirio de Pedro, vv 18–19; una declaración acerca del destino del Discípulo Amado, vv 20–23; (iii) una conclusión al capítulo que también redondea el Evangelio entero. Da la impresión que es un relato de un solo evento continuo, pero como en el cap. 20 eso se debe a la presentación del escritor. Hay indicaciones de que aquí más de un episodio se pueden haber reunido. Los vv 1–14 pueden componerse de dos apariciones de Jesús, una que cuenta un milagro de pesca y el otro de una comida de Jesús con sus discípulos. La conversación de Jesús con Pedro puede muy bien dar lugar a “una aparición a Pedro” (1 Cor 15:5 y Lucas 24:34); la profecía de su martirio pudo haber sido dada quizás más probablemente aparte de su rehabilitación por parte de Jesús; el refrán sobre el futuro del Discípulo Amado habría seguido muy adecuadamente a la profecía del martirio, pero es sumamente probable que circuló en las iglesias como una tradición separada y se trajo a su posición presente por el editor.

Menciones topográficas y temporales

Abril a Mayo del año 30 d.C. 21:1 “algún tiempo después se manifestó de nuevo Jesús a los discípulos junto al Lago de Galilea”, 21:3 a la noche, “Simón Pedro dice me marcho a pescar, le contestaron vamos también nosotros contigo. Salieron y se montaron en la barca, pero aquella noche no pescaron nada”, 21:4 “al llegar ya la mañana, se hizo presente Jesús en la playa, aunque los discípulos no sabían que era Jesús”, 21:6 “Jesús dice: echen la red al lado derecho de la barca y encontrarás, la echaron y no tenían en absoluto fuerzas para tirar de ella por la muchedumbre de peces”, 21:7 el hecho de que diga que Pedro se lanzó al agua indica que fueron adentro, 21:8 “los otros discípulos fueron en la barca – estaban a 100 metros – arrastrando la red con los peces”, 21:11 “subió entonces Simón Pedro y tiró hasta tierra de la red repleta de peces grandes, ciento cincuenta y tres, y a pesar de ser tantos no se rompió la red”, 21:14 “es la tercera vez que Jesús aparece después de su muerte”, 21:15 “cuando terminaron de desayunar”, 21:19 “Le dijo Jesús a Pedro: sígueme”, 21:20 “al volverse lo ve al discípulo amado acercándose”.
De nuevo en Galilea. Los hogares de muchos de ellos estaban cerca del Lago de Galilea. Siete de ellos iban a ser testigos de una pesca milagrosa. Simón Pedro era el jefe, y estaban con él Tomás, cuyo nombre es otra vez interpretado, Natanael, designado aquí como nativo de Caná, los hijos del Zebedeo y dos discípulos cuya identidad no se determina. Por tanto, seis discípulos salieron con Pedro (de Cafarnaum) a pescar y pasaron una noche en el lago sin recoger nada.

Comentario

El Señor resucitado se aparece a los discípulos por el Mar de Tiberias (de Galilea) (21:1–14)

Cuando estaba amaneciendo (mejor que “llegada la mañana”), apareció una figura que estaba de pie en la orilla, a unos cien metros de distancia. No se dieron cuenta de que era Jesús, probablemente por la distancia y por la escasa luz del alba.
El autor empieza y acaba la narración con la declaración, “Jesús se reveló” efanerosen v1 o “fue revelado” efanerothe v14. El término no se usa en las apariciones de la resurrección en el cap. 20, ni en los Evangelios sinópticos. Es como el anuncio de un tema.
El grupo de discípulos se describe de una manera rara. Simon Pedro encabeza la lista. Tomás sigue, y dice de nuevo que su nombre significa “gemelo” (cf. 20:24); su mención indudablemente trata de unir lo que sigue con lo que precede. Natanael se describe como “el de Cana de Galilea”, una información no dada antes. Tampoco se han mencionado a los dos hijos de Zebedeo en el Evangelio, pero se asume que son conocidos bien. “Dos otros discípulos” concluye la lista; sus nombres no se dan, pero ya que el discípulo amado se menciona en el v 7, el autor desea claramente que comprendamos que él es uno de los dos anónimos.
“Yo voy de pesca,” dice Pedro, y el resto está de acuerdo en ir también. ¿Implica que yo estoy regresando a mi trabajo anterior?. No. ¡Aunque Jesús Crucificado es el Resucitado, los discípulos todavía deben comer! Uno debe preguntarse primero qué están haciendo Pedro y compañía en Galilea: la respuesta, por supuesto, es que fueron a donde Jesús los mandó porque iría delante de ellos a Galilea y que ellos lo verían allí. La única cosa que sabían o asumían como en general el judaísmo de época sobre la resurrección de los muertos era que viene el final del mundo; ¡y un lugar donde puede esperarse confiadamente era Galilea! Para el judaísmo el corazón del mundo era Jerusalén, el ombligo de la tierra, el lugar donde el trono del Mesías se prepararía, y todas las naciones fluirían a él y lo buscarían. Pero el nuevo eón con los acontecimientos sobre Jesús estaba demostrando ser diferente del esperado, incluso el que los profetas y los videntes apocalípticos habían comprendido. No es sorprendente que Pedro y sus amigos galileos estaban encontrando difícil comprender lo que estaban experimentando. ¡Había perplejidad!
Jesús les preguntó: “Muchachos, ¿no tienen algún pescado?” La palabra de saludo indica familiaridad, y el sustantivo griego – prosfagion, que significa “fiambre que se acompaña con pan”, sinónimo de “pescado seco”. La mala gana por no haber recogido nada se refleja en el “no” escueto. La barca se movía hacia el sur, pegada a la orilla occidental, la orden de echar la red a la derecha era lo mismo que mandar arrojarla a donde era menos seguro que hubiera peces. No es debido a la noción de que ese lado es el afortunado (¡una sugerencia trivial! Los griegos así lo vieron); más bien hay que asumir un conocimiento del Señor resucitado más allá de este orden, transcendiendo el curso ordinario de la naturaleza o por lo menos que Jesús desde la orilla tenía una visión mejor del lago. Me inclino por lo primero. Pero la pesca fue enorme.
El fracaso de los discípulos para reconocer a Jesús en la orilla no debe ser tomado como una indicación de que no lo habían visto desde su resurrección; más bien apunta al misterio de Jesús en su estado de resurrección. El Jesús a quien estaban encontrando en la gloria de Pascua tenía un modo diferente de existencia que en sus condiciones terrenales anteriores y que sus seguidores por necesidad compartieron, por consiguiente, todas sus comunicaciones con ellos eran de acuerdo con vivencias terrenales. ¡Ahora era distinto!
El discípulo amado fue el primero en reconocer a Jesús (el amor nos aguza la vista, más adelante en el v.12 los otros también saben que es el Señor resucitado) y le dice a Pedro de su percepción, e igualmente Pedro se arroja al agua no para traer los peces, cosa que hacen los otros discípulos (v.8) viniendo en la barca arrastrando la red, sino para llegarse al Señor tan rápidamente como podía. Pedro era pronto para la acción. Ahora se cumple el dicho: “desde ahora serás pescador de hombres”.
Su desnudez significa que estaba cubierto sólo con una especie de calzones, sin túnica, que se ciñó con presteza para venir a Jesús, más bien vadeando que nadando a través del agua. La escena se asemeja al episodio en la tumba vacía (20:4–8); si este capítulo es de algún otro que el Evangelista, vemos que esta es una tradición juanina que conecta con la narración anterior y con un escritor cuya mente está en sintonía con el Evangelista.
El desayuno preparado por Jesús en la orilla para los discípulos hambrientos refleja amor: fuego encendido, pescado asado y pan dispuesto. La orden que da de traer algunos de los peces da lugar a que los cuenten. Se han dado al número 153 muchas significaciones simbólicas, la mayoría referidas a la universalidad de la Iglesia (153 especies de peces en San Jerónimo). Otros ven aquí el pescar a Leviatán que dará de comer a todos y por ello es reflejo del tiempo mesiánico.
Los vv. 9, 12–13 sobre la provisión la comida con pescado y pan por parte de Jesús, particularmente a la luz del idioma usado en el v 13, imparte a la ocasión algo de la cualidad de la Última Cena. En el arte cristiano temprano se pinta frecuentemente una comida con pan y pescado como representación de la Cena de Señor, pero es incierto si el alimento de la multitud en el cap. 6 o la comida de resurrección de los discípulos con Jesús ha proporcionado el simbolismo como una expresión alternativa de la idea de la eucaristía. El texto del evangelio no da ninguna directiva de esto. EvJn señala que ésta es la tercera manifestación corporal del Señor ante sus discípulos.

El Señor resucitado se dirige a Pedro (21:15–23)

Jesús Rehabilita a Pedro y lo confirma en su profesión pastoral (21:15–17)
Se vuelve Jesús a Pedro: Ya desde el primer día Jesús había llamado a Simón, hijo de Juan, Kefa, 1:42. Con una triple profesión de amor repara la triple negación. Se ha expuesto como una expresión litúrgica con versículo y respuesta como se utiliza en la ordenación. También se ha explicado como la costumbre oriental de repetir tres veces una afirmación ante testigos en contratos y disposiciones legales.
El amor de Pedro por Jesús es desviado hacia el cuidado de las ovejas, fundado en la parábola del buen Pastor. La primera pregunta de Jesús con su término de comparación, “¿me eres más leal que éstos?” Pedro no se atreve ahora a decir que él le es más leal que los otros; sólo afirma que es su amigo (filo se). La segunda reitera que es su amigo. La tercera pregunta de Jesús utiliza la respuesta de Pedro que se entristece de haber sido interrogado tres veces: “¿eres mi amigo?” Pedro le dice que Él sabe todo.
A cada respuesta corresponde el mismo encargo, expresado en varios términos. Las tres expresiones “apacienta mis corderos” – “cuida mis ovejas” – “apacienta mis ovejas” significan lo mismo. El rebaño entero es confiado al cuidado de Pedro, es una tarea pastoral y un servicio. Este encargo es entendido por la iglesia de Roma como una primacía de autoridad de Pedro y sucesores en Roma sobre la Iglesia universal. Pero la predicción del martirio de Pedro apunta más a un sacrificio que a un poder. La visión del destino futuro de Pedro se añade al supremo encargo con la solemnidad de un doble “amén”.
El pastor Pedro seguirá al buen Pastor, incluso en la manera de su muerte. Será ceñido por otro, como un anciano a quien ayudan a vestirse, y conducido a un lugar no deseado. Jn observa que Jesús dijo esto “indicando con qué muerte había de glorificar a Dios”. La expresión “Sígueme” que Jesús dirigió inmediatamente después a Pedro es tan general como para incluir la imitación “incluso hasta la muerte de cruz”.

21:20 – 23. El futuro del discípulo amado.

Pedro, al ponerse en marcha para seguir a Jesús, viendo al discípulo amado que caminaba inmediatamente detrás de él, siente que debe formular la pregunta: “Señor, ¿y éste, qué?” La respuesta es: “Si yo quiero que éste permanezca hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme”. Esta respuesta significa en realidad: incluso si yo le permitiera quedarse hasta después de tu muerte ¿qué te importa a ti esto? Sígueme y deja el destino de los demás en mis manos. El texto de Jn. sale al paso de un rumor muy extendido de que el discípulo amado no moriría. En realidad, es sólo una reprimenda a Pedro, para que sólo se meta en sus cosas.

Segundo epílogo (21:24 – 25)

La mezcla de la primera persona del plural con la primera del singular da lugar a muchas interpretaciones: “Éste es el discípulo que da testimonio de esto y que lo escribió, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús, que si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros escritos”. Hipérbole semítica, sin duda, semejante a la de comparar un pueblo a las estrellas del cielo por su gran multitud o a las arenas de la orilla del mar, pero ¡cuán ampliamente justificada por la multitud y la magnitud de las cosas que hizo Jesús!

Breve reflexión teológica

¿Cuando se reconoce al Señor? Parece que siempre el primer momento no es. Aún los que lo vieron en los días de su carne, presenciaron su ejecución, vieron la tumba vacía, y recibieron su mandato, tienen que hacer un esfuerzo, agudizar la vista para reconocerlo.
¿Se quiere ser exclusivo testigo del Señor? Pedro recibió otra vez una reprimenda. ¡Ocúpate de ti mismo y no del destino de los otros testigos! Es una buena enseñanza para las iglesias.

Pistas para la predicación

Están dadas en el texto del comentario y en la reflexión teológica. Podría reflexionarse sobre el costo de predicar y enseñar las cosas del Reino.

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