Juan 1:1-18 (Navidad, luz que resplandece en las tinieblas)

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Introducción

Navidad, tiempo de pensar en uno mismo. Navidad, tiempo de pensar en los demás. Especialmente en los demás. Navidad, tiempo de encuentros con las personas que amamos. Navidad, tiempo de pedirle a Papá Noel por la paz en el mundo, porque no haya niños en las calles, que todos tengamos alimento, educación y seguridad. Esto es Navidad. ¿Qué les parece lo que estoy diciendo?
A mi me parece horrible!. Lo que les dije es la publicidad navideña de una FM local. Me pareció terrible que en su definición de Navidad, Dios brillara por su ausencia. En esa publicidad, el que recibe los pedidos es Papa Noel!. En esa publicidad, había lugar para todos: para mí, para los demás, pero no había lugar para Dios. En realidad, los creativos de esta radio no inventaron nada, lo mismo ocurrió hace dos mil años. Hubo lugar para muchos, pero no hubo lugar para Dios.
No hubo lugar para Dios pero, de todos modos, Dios vino. Vamos a ver qué nos dice Juan acerca de la venida de Dios a los hombres.

1. ¿Qué niño es este?

Hay un himno navideño que lleva por título: ¿Qué niño es este?. Excelente pregunta, porque es un niño como cualquier otro (necesita de mamá y papá, usa pañales, toma la teta), pero a la vez, no es un niño como cualquier otro. Cuando hablamos de Navidad nos viene a la mente la imagen del pesebre. María, José, los magos, el niño recostado. Una imagen muy tierna. Un niño muy dulce e indefenso.
Juan nos invita a mirar un poco más allá de lo aparente, y de lo presente. Es como si levantara un telón y nos mostrará lo que hay detrás del escenario. Nos lleva a remontarnos al principio de los tiempos.
Nos cuenta que el Verbo existía desde el principio. Nos cuenta que el Verbo estaba con Dios. Nos cuenta que el Verbo era Dios. Nos cuenta que por medio de El, todas las cosas fueron hechas. Nos cuenta que en El estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad (Juan 1:1-4). Detrás del escenario, habían estado ocurriendo cosas maravillosas, mucho antes de ese día de Navidad.

2. La luz versus las tinieblas

El Verbo era la luz de la humanidad y era la vida. Hasta el versículo 4 parece que todo iba bien, pero observen el versículo 5: “Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido extinguirla” . Excelente noticia: las tinieblas no han podido apagar la luz. La luz ha vencido sobre las tinieblas! Pero esta excelente noticia, tiene una contracara oscura. Si la luz ha vencido, es porque hubo lucha. Las tinieblas no pudieron extinguirla, pero lo intentaron.
Parece que no todo fue tan apacible, desde el principio hubo lucha entre la luz y las tinieblas. Tampoco fue apacible la noche en que el Señor nació. José y María vieron nacer a su hijo en el lugar que estaba asignado a los animales. ¿te gustaría eso para tu hijo?. Los pastores estaban tranquilos con sus ovejas. Los ángeles les sacaron la tranquilidad.
Desde el principio hay lucha entre la luz y las tinieblas. La luz ha vencido, pero las tinieblas siguen existiendo. El conflicto continúa. Pero no teman, la luz ha vencido.

3. La luz vino al mundo
El relato de Juan parece desarrollarse “en las alturas”. Pero esto cambia de repente. La luz que alumbra a todo ser humano vino a este mundo (Juan 1:9). Hay algo llamativo.
Cuando uno está en un salón oscuro y se enciende una luz, no hace falta que nadie le diga que se encendió una luz. Uno mismo puede verla. Hubiera sido de esperar que cuando la luz vino al mundo, todos la vieran. Sin embargo, no ocurrió así. Esta luz que vino al mundo necesitó que haya un testigo de esa luz. Alguien que hable acerca de la luz que estaba por venir. Ese testigo fue Juan el Bautista. Si alguien necesita que le digan dónde hay una luz, entonces esa persona está ciega. En caso contrario, no hace falta que se le diga dónde hay luz, porque la ve. Y así ocurrió y aún ocurre con los seres humanos. Estamos ciegos por el pecado. Aunque la luz venga a nosotros no la vemos. Salvo que alguien nos cuente acerca de esa luz maravillosa. Dios en su misericordia proveyó de un testigo: Juan el Bautista. Aún hoy Dios sigue proveyendo testigos de su luz. Cada uno de nosotros puede y debe ser un testigo de la luz. Qué maravilloso privilegio, y qué gran responsabilidad. Si nos sos un testigo de la luz, no importa lo que hagas, pero no estás cumpliendo con la misión que Dios te encargó.

4. La luz rechazada

La luz vino al mundo. Si los seres humanos fuéramos buenos y razonables hubiéramos recibido con una gran alegría esa luz. Pero por el contrario, los seres humanos, rechazamos esa luz (Juan 1:1-11). Esto nos saca la máscara de gente buena y razonable. Vino la luz, e intentamos matarla. Más aún, no vino a cualquiera, vino “a los suyos” y ellos no le recibieron.
Somos un país “cristiano “, pero ¿aceptamos la luz?. Creo que lo que dice la publicidad de la FM que relaté al principio del mensaje, nos muestra claramente el rechazo de la luz en nuestro país. El problema no solo está en la FM, es más grande. Ellos envían los mensajes que la gente desea escuchar, y si envían un mensaje navideño en el que no hay lugar para Dios, es porque la gente no quiere tener nada que ver con Dios. Una Navidad sin Dios. Una Navidad sin luz.
Somos una iglesia cristiana, somos Pueblo de Dios, pero ¿aceptamos la luz?. Los judíos también eran el Pueblo de Dios. Por medio de ellos vino la salvación, pero casi todos rechazaron la luz cuando vino a ellos. Ellos esperaban otra cosa. No esperaban un niño, esperaban un guerrero. No esperaban a alguien que estuviera dispuesto a morir por ellos. Quería a alguien que mate por ellos. La luz vino, pero no la reconocieron. Ellos creían que ya sabían demasiado acerca de Dios, y Dios seguramente iba a actuar del modo en que ellos tenían previsto. ¡Qué necedad tan grande!. Quiera Dios que estemos dispuestos a que El nos sorprenda. Que estemos dispuestos a que El rompa las estructuras en que lo hemos querido encerrar para poder manejarlo. Que El rompa los prejuicios, que El cierre las heridas, que El sane todas nuestras enfermedades, que El nos de la capacidad divina del perdón. Vamos!, dejemos que El nos sorprenda como iglesia suya que somos!. Dios tiene grandes planes para esta iglesia, pero necesita que esta iglesia se deje sorprender por su poder y por su misericordia. Si no lo dejamos, esta será una Navidad religiosa, pero sin luz. Ah!, pero si lo dejamos actuar ...!

5. La luz aceptada

Muchos rechazaron la luz. Pero algunos la recibieron y creyeron. A ellos se les dio el derecho de ser hijos de Dios (Juan 1:12). ¡Qué impresionante! Por solo aceptar el regalo que Dios enviaba, somos hijos de Dios. No hemos hecho ningún mérito. Solamente aceptamos el regalo de Dios, por eso se nos dio el derecho de ser sus hijos. Y por si fuera poco, recibimos de El bendición tras bendición (Juan 1:16). Cierto que es así en tu vida? Entonces, da testimonio, sos testigo de la luz.
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. La traducción literal para la palabra “habitó” es “puso su carpa”. Es como si nos dijeran, el Verbo se hizo hombre y fue a vivir en tu barrio. Por algo le llaman Emanuel, Dios con nosotros!. Jesús, la luz que vino al mundo es el único que ha visto a Dios. Y es El quien nos da a conocer a Dios. Asi que querés conocer más a Dios? Necesitás conocer más a Jesús. Es Jesús, plenamente Dios y plenamente hombre el que te lo va a dar a conocer. Hay quienes intentan entender a Jesús en base a lo que entienden que es Dios. Esto les pasó a los judíos, y no pudieron reconocer a la luz cuando vino a ellos. Solamente podés tener un mayor conocimiento de Dios, a través de la persona de Jesús. Ese Jesús que puso su carpa en medio nuestro. Que vivió como plenamente hombre. Si querés conocer más a Dios, fijate en tu Biblia cómo caminaba Jesús por los caminos polvorientos de Galilea. Fijate en las cosas que le llenaban de alegría. Fijate en las situaciones que le enojaban. Fijate cuándo Jesús lloró. Fijate cómo vivió. Fijate cómo murió. Fijate cómo fue levantado de entre los muertos y ascendió al Padre. Si te fijás en eso, sin duda vas a conocer más a Dios. Vas a tener más capacidad para reconocer la luz y huir de las tinieblas.

Conclusión

Al principio de este mensaje les relaté la publicidad de una FM. Ahora quiero terminar con una pregunta que hace el conductor de un programa de TV: “y vos, ¿de qué lado estás?”. ¿De qué lado estás? ¿Del lado de la luz o del lado de las tinieblas?. Si esta pregunta te parece una pregunta sin importancia, te aseguro que estás del lado de las tinieblas.
Navidad es una excelente oportunidad para elegir el equipo de la luz. Al fin y al cabo, ¿qué sentido tiene formar parte del equipo que ya perdió?

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