JEHOVÁ ES MI FORTALEZA
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JEHOVÁ ES MI FORTALEZA
1 Reyes 17: 1-24
INTRODUCCIÓN
Aunque en esta ocasión mi interés no está centrado en hablar de la situación que vivía el pueblo de israel, sino del profeta Elías, es necesario conocer brevemente la causa que originó la aparición de este hombre de Dios. Hasta el capítulo 17 del primer libro de los reyes, ya habían transcurrido alrededor de 40 años desde que el reino de Israel se había dividido a causa de la actitud equivocada del rey Roboam. 6 reyes habían gobernado Israel (Las tribus del norte) y en la séptima ocasión subió al trono un hombre llamado Acab, cuyo reinado fue calificado como uno de los peores, ya que hizo lo mato ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él (1 Reyes 16:30,33).
Acab y su esposa Jezabel, una mujer pagana que provenía de la tierra de Sidón (1 Reyes 16:31), condujeron al pueblo a una notable y creciente idolatría, lo que originó una gran decadencia espiritual. Esta fue la razón por la que Dios envió al profeta Elías para amonestarlos.
I. ¿QUIÉN ERA ELÍAS? (v. 1)
Poco se sabe de él, la Biblia no nos da ni siquiera una breve genealogía para conocer quién era su familia o quiénes eran sus padres, sólo sabemos que era de los moradores de Galaad, una tierra que quedaba al otro del Jordán y que en el pasado había sido codiciada por Rubén Gad y la media tribu de Manasés, debido a sus amplios bosques, su buena madera y sus abundantes pastos para el ganado.
Elías era originario de una ciudad llamada Tisbe, por eso se le conoce como “Elías tisbita”. Su nombre proviene de la palabra hebrea Ellyahu que significa “Jehová es mi Dios”, aunque algunos lo traducen como “Jehová es mi fortaleza”.
El ministerio de Elías comenzó de una manera tan repentina y sorprendente, que se dice que algunos judíos llegaron a pensar que era un ángel enviado del cielo sin embargo, Santiago el hermano del Señor, nos aclara que “Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras...” (Santiago 5:17) es decir, era un ser humano como cualquiera de nosotros. Y aunque aparentemente era un desconocido, llegó a ser uno de los más grandes profetas de Dios, debido a que toda su vida dependió de Él. Dios siempre fue su fortaleza.
Aunque en una ocasión Elías se turbó cuando fue amenazado de muerte por la reina Jezabel mantuvo su fe en Dios y su vida terminó como la de ningún hombre en toda la historia, ya que fue arrebatado con vida en un carro de fuego y llevado a la presencia deDios.
II. EL INICIO DE SU MINISTERIO (v.1-2)
Cuando el profeta fue enviado ante el rey Acab para ser reprendido, Elías se dirige a él de una manera muy particular: “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mí palabra”. Esta era la clave de toda su fortaleza, para Elías Jehová era un Dios vivo.
¡Qué importante es recordar y tener siempre presente que nuestro Dios está vivo!, que Jesucristo está vivo y que para nosotros hay una esperanza de vida también, porque Él ha dicho: “Porque yo vivo vosotros también viviréis» (Juan 14:19). Y ésta debe ser la fuente de nuestra fortaleza en medio de cualquier situación adversa o confusa como la que vivió Elías.
El profeta estaba en la presencia del rey Acab, pero esto no le preocupó porque sabía que a su lado estaba la presencia del verdadero Rey cuya gloria llena toda la tierra (Salmo 72:19, 104:24). Todo lo que Elías tenía que hacer, era depender de Dios, sobre todo, en un momento en el que tanto el pueblo de Israel, como el rey, se habían de Dios y lo habían sustituido por las imágenes de BaaI y de Asera a quienes levantaron grandes templos y altares, ya no servían a Jehová como si Él ya no existiera, como si estuviera muerto por eso Elías le dijo al rey que Dios está vivo y que lo demostrará no enviándoles lluvia por tres años y medio, como disciplina por su pecado (1 Reyes 18:1).
Elías oró fervientemente al Dios vivo para que no lloviera durante 42 meses (Santiago 5:17 ) pero al parecer, durante ese tiempo el rey Acab no estuvo dispuesto a volverse de su idolatría. Así que, mientras el pueblo era disciplinado con la sequía, Jehová trabajaría aún más en el carácter de su siervo, para prepararlo para enfrentar situaciones difíciles así que en lugar de enviarlo a predicar entre el pueblo, le ordenó que se escondiera en el arroyo de Querit.
¿No es cierto en las que hay ocasiones en las que Dios actúa en nuestras vidas, de una manera en la que no podemos entenderlo ?, ¿por qué tenía que esconderse Elías, si su oración para qu eno lloviera había sido contestada?, la respuesta ya la hemos dado en el párrafo anterior, Jehová sabía que llegaría un momento en el ministerio de su profeta, en la que tendría que enfrentar una situación extremadamente difícil (1 Reyes 18:25-45), por eso, durante algunos años, Elías sería enseñado a depender aún más de Jehová, en situaciones adversas y confusas aprendería que Jehová era la única fortaleza del hombre.
Tal vez tú estés viviendo ahora situaciones difíciles y que no puedes entender sin embargo, no debes preguntar a Dios por qué a ti, lo mejor será preguntarle: para qué.
III. EL CUIDADO DE DIOS
Jehová cuidó y preparó a su profeta por medio de tres situaciones particulares:
1) El cuidado en el arroyo de Querit (1 Reyes 17:2-7) v.4 “..y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer...”
En todas las cosas que nos pasan, Dios siempre tiene un propósito, la orden de esconderse tal vez era lo último que Elías esperaba escuchar de Dios sin embargo, obedeció de manera inmediata y se fue al arroyo de Querit porque allí, y solamente allí, lo sustentaría el Señor.
Sin duda había mejores lugares que ese arroyo, con amplios bosques y animales para cazar y comer, pero el lugar donde Dios prometió el sustento a elías, fue en Querit. Toda bendición y promesa se recibe solamente cuando estamos en el lugar donde Dios quiere que estemos y en la forma que Él quiere que vivamos, no en el lugar y en la manera en que nosotros queramos, en su Palabra, Dios ha dado mandamientos para ser cumplidos y obedecidos al pie de la letra y no a medias, o a nuestra manera, o según nuestra conveniencia. Elías no se fue rumbo a Querit y se quedó a medio camino, sino que llegó hasta allá. ¿Como hijos de Dios, nos encontramos en el lugar donde Él quiere que estemos?
Dios cumplió su palabra y lo hizo de una manera extraordinaria, hacer que los cuervos le llevaran pan y carne al profeta, era algo fuera de lo común porque:
a) Los cuervos son animales de presa, y en lugar de compartir la comida, la arrebatan sin embargo traían pan y carne para sustentar a Elías. Y no tenemos porque dudar que era un alimento sano y no la carroña que estaban acostumbrados a comer.
b) Pero lo más insólito, es que los cuervos no son precisamente los mejores progenitores, ya que abandonan a sus crías sin darles de comer (Job 38:41, Salmo 147:9), sin embargo, eran ellos los que llevaban de comer al profeta. Elías no tuvo que buscar la comida, le fue provista por Dios, porque en obediencia a la orden recibida, estaba en el lugar a donde había sido enviado.
Todo marchaba muy bien, pero v.7 señala que “...pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra...”, Dios había escuchado la oración de Elías pero ahora él mismo estaba quedándose sin el vital liquido para sustentarse ¿Qué pasaría con el él ahora? ¿Qué hace usted cuándo pierde aquello que le da seguridad y confianza? ¿Qué hizo Elías?
Si el profeta, como dice la misma Biblia, era un hombre sujeto a pasiones y seguramente, preocupaciones como nosotros, la falta de agua pudo haber causado en él alguna preocupación ¿Qué voy a hacer ahora? Se pudo haber preguntado. Al faltar el agua, Elías pudo haber tomado la decisión de darle “una ayudadita” a Dios y caminar al río Jordán que se hallaba cerca y buscar agua o tal vez orar para que cayera un poquito de agua, es decir, hacer las cosas a su manera y sin consultar a Dios sin embargo, por fe se quedó donde Dios le dijo que estuviera, y fue allí a donde vino a él la palabra de Jehová para que se fuera a otro lugar. Cada paso de nuestra vida, debe darse sólo cuando Dios nos diga que lo demos, mientras tanto, debemos seguir dependiendo de Él.
b) El cuidado en Sarepta (1 Reyes 17:8-16 “Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora alIí he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente...” (v.9).
¿Por qué Dios le pidió a Elías que fuera a Sarepta de Sidón?, esa era la tierra de Jezabel, de allí provenía esa perversa mujer que había corrompido espiritualmente al pueblo de Israel y había matado a los profetas de Dios (1 Reyes 18:4) y por si fuera poco, lo enviaba a la casa de una viuda, donde seguramente habría muchas carencias. ¿Tendría Dios algún propósito con esto? ¿Tendrá Dios algún propósito en nuestras vidas cuando hace que vivamos circunstancias en las “que parece” que no tiene buen cuidado de nosotros? ¡CLARO QUE SI !
En Lucas 4:25-26 el Señor Jesucristo estando en Nazaret dijo: “...en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra pero a ninguna fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de SIdón... “.
Una vez más, Elías no reclamó nada, simplemente obedeció porque Dios era su fortaleza y lo sería en el arrollo o en la ciudad, en la casa del rico o en la casa del pobre, en Judea o en Sidón, por algo Jehová, es el Dios de toda la tierra. Elías le creía a Dios ¿Nosotros hacemos lo mismo con sus promesas?
¿Qué planea Dios cuando nos hace estar en circunstancias que no entendemos?, ¿Qué planeaba Dios con Elías?, esto podemos entenderlo mejor cuando estudiamos y nos damos cuenta que Sarepta era un lugar simbólico en la escuela de madurez espiritual para Elías, Sarepta significa “horno de fundición” ¿A qué te suena esto? ¿Para qué sirve un horno de fundición, si no para eliminar la simpurezas? El oro de 14 kilates sometido al horno de fundición, disminuye en cantidad porque pierde impureza, pero sube en calidad y valor y así el con el cristiano, disminuye lo carnal y sobresale lo espiritual.
Dios estaba llevando a Elías a un lugar a donde moldearía mejor su fe, su carácter, su confianza y su conocimiento en Él, lo haría de una manera verdaderamente hermosa, pero por medio de la única manera en la que es posible lograrlo: las pruebas (1 Pedro 1:7, 4:12).
Aunque la Biblia sencillamente dice que Elías se levantó y se fue a Sarepta, este lugar no estaba a la vuelta de la esquina, tuvo que caminar 160 kilómetros para encontrarse con una prueba más cuando llegó, se encontró con una viuda amable y dispuesta a ayudar a un hombre a pesar de que fuese extranjero según Jehová, ella era la mujer que iba a darle de comer pero había un pequeño problema, no sólo tenía carencias, sino que estaba a punto de comerse la última porción de alimento con la que contaba ella y su hijo y después iba a dejarse morir (v. 12).
A simple vista, ¡el amplio recorrido no había valido la pena! pero Elías no se desanimó porque Jehová era su fortaleza, confió en Dios y le pidió a la mujer que no tuviera temor, le transmitió su fe y le pidió de comer (v.13). La viuda tuvo confianza en Elías, había algo en él que le hizo creerle. Elías tuvo fe y los dos fueron sustentados por Dios porque “la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceIte de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías” (v. 16).
c) La muerte del hijo de la viuda (v.17-24).
Antes de volver a enfrentar al rey Acab, esta fue la última y más grandiosa prueba de fe de Elías.
Por el orden de los acontecimientos, entendemos que casi habían transcurrido ya los 42 meses de sequía, cuando el hijo de la viuda cayó enfermo y que “la enfermedad fue tan grave” que murió (v. 17). Aquella mujer estaba atribulada y cargando al niño entre sus piernas, le reprochó a Elías su muerte y dijo: “¿Qué tengo yo contigo, varón de Dios? ¿Has venído a mí para traer a memoria mis íniquidades, y para hacer morir a mi hijo?”(v. 18) ¡qué tremendo! Elías no respondió con agravio ni excusas, sólo tomó al niño entre sus brazos “y lo llevó a su aposento donde él estaba” (v. 19), sin duda el profeta se turbó con el acontecimiento, pero no se olvidó de Dios, clamó a Dios, se tendió tres veces sobre el hijo de la viuda y entonces clamó “Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él” (v. 21).
¿Cómo se atrevía el profeta a pedir que el niño volviera a vivir? ¿Acaso alguien antes había vuelto a la vida como para que él pidiera un milagro así? Elías, solamente actúo por fe y su Dios vivo le respondió “Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revívió” (v.22).
El hombre común actúa por vista, pero el hijo de Dios siempre debe actuar por fe. Dios le demostró a Elías y a la viuda, que no sólo tenía poder para sustentarlos en medio de la adversidad, sino que aún la vida misma estaba en sus manos después de esto, Elías estaba listo para enfrentar las grandes pruebas que vendrían más adelante, primero al rey Acab y luego a los 450 profetas de Baal, sin la ayuda física de nadie, sólo Elías y Dios.
CONCLUSIÓN
La voluntad de Dios es cada uno de nosotros seamos moldeados en el horno de fundición y que una vez hecho esto, estemos listos para enfrentar, únicamente por fe, todas las pruebas que nos estén preparadas en el futuro, por muy difíciles que estas sean. Salmo 18:1-2 “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía, Jehová roca mía y castillo mío, y mi libertador, Dios mío, fortaleza mía, en Él confiará mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio”
Pastor: germán Alvarez Martínez
Iglesia Bautista Misionera en Arenal
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