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Ilustración y reflexión: el niño en la playa

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Cierto día, había un niño jugando a la orilla de la playa junto a un hombre que estaba leyendo libros para encontrar algo que lo sacara de su ignorancia. El hombre se inquietó al ver al niño cavando un hoyo a la orilla del mar, se acercó y le preguntó: ¿niño qué estás haciendo? A lo que el niño pronto le respondió: un hoyo en la arena.

El hombre entonces le preguntó: ¿y para qué quieres eso? A lo que el niño le contestó: para meter el mar dentro de él. El hombre soltó una gran carcajada y le dijo: que ignorante eres niño, ¿cómo pretendes tú meter toda ese agua en tan pequeño hoyo? ¡Estás loco! Pero el niño continuó excavando y el hombre se retiró.

Poco después, el niño se volteó y vio a aquel hombre con todos sus libros puestos sobre una mesa. Entonces, se acercó y le preguntó: ¿señor, qué está haciendo usted? A lo que el hombre, un poco molesto le contestó: estoy adquiriendo sabiduría, entendiendo los cómos, y estudiando a Dios para determinar si existe o no.

El niño entonces soltó una gran carcajada, y giró su cabeza de lado a lado como quien dice que no. El hombre muy molesto le gritó diciendo: ¿piensas que ésto es un chiste o que tiene gracia alguna? A lo que el niño le contestó: perdone señor, es que solo me preguntaba, ¿cómo puede usted meter a Dios en una cabeza tan pequeña?

«En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe…». (Mateo 18:1-5)

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